Política

Sanidad impide avanzar a Madrid por una incidencia de 39,7 pero dejó pasar a La Rioja con 87,1 casos por 100.000

El informe de la directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad incluye numerosas inconcreciones de los datos que se exigen para autorizar el cambio de fase y valora aspectos epidemiológicos que en Madrid son mejores que en otras comunidades al momento de autorizar su avance.

El Ministerio de Sanidad ha justificado, entre otras cuestiones, la negativa al paso de Madrid a la fase 1 por tener una incidencia acumulada a 14 días de 39,74 casos/100.000 habitantes. Así se recoge en el informe de la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, que se filtró a El País este sábado antes de ser remitido a la Comunidad de Madrid.

Esta cifra de incidencia de Madrid corresponde a los datos publicados el miércoles 13, con información del día anterior, martes 12. Por lo tanto, para conocer la situación de Madrid en relación con la de otras comunidades al momento de solicitar el cambio de fase, se debería comparar con la incidencia que mostraban las regiones que pasaron de fase según los datos publicados el miércoles anterior a ser efectivo. De este modo, según los datos publicados por Sanidad el 6 de mayo, Galicia tenía una incidencia a 14 días de 46,45 casos por 100.000 habitantes; Navarra 66,46; País Vasco 46,83 y La Rioja 87,12. Además, la incidencia acumulada de Madrid esta última semana es inferior a la media nacional de la semana anterior, cuando pasó a fase 1 el 51% de la población. Pero más allá, con los datos de esta misma semana, Madrid presenta una incidencia inferior a la de Navarra el 13 de mayo (39,74 vs 45,86).

Es decir, que a Madrid se le deniega el paso de fase con bastante menos de la mitad de incidencia que La Rioja, región que, además, ha tenido una letalidad total a lo largo de la pandemia que triplica la media nacional (1,14%) con una cifra desbocada del 3,33% y mucho mayor que la de Madrid con 1,16%, en relación con la seroprevalencia de IgG positivos a SARS-CoV-2.

Pero, además, llama la atención que la directora general de Salud Pública haga referencia a una tasa de incidencia a 14 días, cuando según el cuadro de criterios de valoración de la capacidad estratégica para el proceso de transición, la información de incidencia, al igual que la de otros indicadores, se pide a siete días.

En relación con la evolución de la epidemia, el informe llama a “tener en cuenta” que Madrid ha sido de las comunidades autónomas “más castigadas, llegando a una incidencia acumulada de todo el periodo de 976/100.000, en torno al doble de la media nacional, siendo uno de los territorios más afectados de España. Ha sido la comunidad autónoma con mayor nivel de transmisión y con mayor incidencia”. Es decir, que el informe toma como referencia lo que ha ocurrido en el pasado y no la situación presente. No obstante, es necesario recordar que la comunidad con mayor incidencia oficial, ha sido de nuevo La Rioja, con cifras un 30% superiores a la de Madrid, llegando en la fecha de su paso a fase 1 a 1.256 casos por 100.000 habitantes. La Rioja ha pasado a la primera, por lo que la prevalencia total no debería ser tan importante como elemento valorativo, como es lógico.

Densidad de población, R0

¿Pero qué otras cuestiones evalúa el informe de la directora general de Salud Pública para rechazar el cambio de fase a Madrid? El primero de los aspectos abordados por Aparicio es la densidad de población de Madrid, algo que, como es lógico es imposible de cambiar, tal y como se encargó de dejar claro la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la rueda de prensa en la que, junto al consejero de Sanidad de la región, Enrique Ruiz Escudero, valoraron la negativa a avanzar la fase de Madrid.

Según la responsable de Salud Pública del Ministerio, la elevada densidad de población podría “favorecer una elevada tasa de contacto entre personas con la consiguiente probabilidad de transmisión”, algo que, obviamente es cierto. Pero añadía, que la conectividad de la región “es muy elevada, lo que incrementa el riego de propagación de la enfermedad a los municipios y provincias de su alrededor”. ¿Cómo es posible asegurar eso? Si en la fase 1 no está permitido el desplazamiento entre provincias?

Por otro lado, Aparicio reconoce que, desde el 30 de marzo, Madrid presenta un número de reproducción básica por debajo de 1. A este respecto, cabe señalar que según los datos del ISC-III, Madrid fue la primera región en reducir su R0 por debajo de 1, no volviéndolo a superar desde entonces. No obstante, resulta relevante recordar que regiones como la Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia o Murcia, han tenido R0 superiores a 1 en diversos días desde la primera vez en que bajaron de ese límite. De este modo, el R0 y su evolución en Madrid, lejos de suponer un riesgo, debería ser valorado como una fortaleza para la región.

Falta de concreción y seguridad jurídica

El informe de Aparicio y las pegas que pone a los datos presentados por la Comunidad de Madrid no explica claramente qué se pide y, especialmente, en qué medida para que sea posible objetivar el cambio de fase.

De este modo, el informe indica que la Comunidad de Madrid “ha puesto en marcha un procedimiento que comienza a ser eficaz en la detección precoz de covid-19 basado en la toma de muestras en 306 centros de atención primaria”. No obstante, y pese a que reconoce que es “eficaz”, plantea que “conviene observar en los próximos días y ver cómo se adapta a nuevas necesidades de accesibilidad”, sin especificar cuántos días de rodaje serían necesarios ni cuáles son esas “nuevas necesidades de accesibilidad”. El informe de la dirección general de Salud Pública, explica que en el momento de la evaluación se aporta información de los dos días que lleva implementado el procedimiento, asegurando que “si bien indica esfuerzo debe consolidarse en un ámbito territorial complejo en movilidad”. De nuevo, se deja de explicar y cuantificar qué significa consolidarse y por qué es diferente en un ámbito territorial complejo en movilidad.

En lo que se refiere a la realización de pruebas diagnósticas a los sospechosos, Aparicio destaca que “la proporción de sospechosos a los que se realiza la prueba diagnóstica incrementa del 32,9% (626/1.905) al 57,8% (924/1.599) en solo dos días, lo que es necesario, asimismo, consolidar”. Para el Ministerio duplicar la cifra de un día a otro no debe ser suficiente y vuelve de nuevo con la necesidad de “consolidar” el dato sin especificar en qué consiste esa consolidación. La falta de seguridad jurídica en cada exigencia es absoluta ya que no dice qué valores va a considerar como suficientes para que se entienda que está consolidado cada procedimiento.

Con respecto a la capacidad de realización de PCR, el informe explica que Madrid “está al límite de su capacidad”. En concreto asegura que se están haciendo 9.918 PCR al día, lo que supone un 90% de la capacidad total estimada en 10.977 PCR/día. Según Sanidad, “convendría programar una ampliación de esta capacidad ya que podría resultar insuficiente en caso de brote”. La consejería de Madrid ha explicado que su capacidad a muy corto plazo alcanzaría las 15.000 PCR diarias, pero que tienen planes para llegar a las 20.000.

Pese a estas cifras, que Sanidad considera insuficientes, cabe señalar que Madrid está realizando PCR a un ritmo de 9,59 por cada 1.000 habitantes a la semana. Esta cifra solo es superada por Asturias (14,29); País Vasco (12,84); Baleares (12,22) y Navarra (11,36). La media nacional se encuentra en 6,26 PCR por 1.000 habitantes y hay regiones que están en fase 1 que hacen la tercera parte de PCR por habitante que Madrid, como Extremadura (3,51) o casi seis veces menos como Andalucía (1,67). De este modo, cabe preguntarse, ¿cuántas PCR por 1.000 habitantes reclama Sanidad como el nivel al que llegar? ¿Se ha exigido lo mismo al resto de comunidades autónomas?

Aspectos asistenciales

En materia asistencial, Aparicio reconoce que el sistema sanitario madrileño está más que preparado y que su capacidad máxima de camas supera con mucho las ratios planteadas por el Gobierno, así como la liberación de los recursos ocupados actualmente por pacientes covid-19 que poco a poco van siendo dados de alta y permiten retomar la actividad asistencial habitual.

El informe de Salud Pública asegura que la información aportada por la Consejería de Sanidad de Madrid “se hace descripción más amplia del sistema de vigilancia, aunque no se detallan aspectos claves como los tiempos de disponibilidad de la información o como se integran las nuevas herramientas tecnológicas”. Es decir, que ha ampliado la información planteada la semana anterior, pero para Aparicio no es suficiente. Ante una situación tan grave, tan crítica como la que se está decidiendo, ¿no es posible ofrecer un plazo para aportar ese detalle adicional que pide Sanidad? Recordemos que, según la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con la decisión del pasado viernes, otros 18.000 madrileños pasarán a engrosar las listas del paro y, por tanto, si es necesario revisar una información que está incompleta, se debería hacer.

Lo mismo se podría decir de la siguiente afirmación de Aparicio. “El informe tampoco aporta suficiente información sobre el sistema de trazabilidad de contactos (diseño y dotación de recursos) como para garantizar su capacidad para asumir el volumen de contactos que se van a generar por la entrada en vigor de los nuevos protocolos”. ¿Por qué no se ha reclamado ampliar esa información para ver si el sistema es o no suficiente, y no quedarse en si la información que se aporta es o no suficiente?

Residencias

El informe continúa explicando, en materia de residencias que “se han realizado numerosas intervenciones”, no obstante, para Aparicio no es suficiente ya que “sus mecanismos de activación y coordinación no quedan claramente recogidos”. De nuevo, tenemos una valoración subjetiva e inconcreta de lo que serían mecanismo y coordinación suficientes.

La única crítica que puede resultar relevante de entre las que realiza el informe se trataría de una afirmación acerca de las residencias: “Según la información aportada, un 20 % de las residencias, siendo uno de los principales focos de transmisión y mortalidad, aún no están cubiertas por los sistemas de coordinación asistencial sanitaria desarrollados durante la epidemia”.

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