Política

García Armesto apuesta por un SNS capaz de orientar la innovación y que aproveche los datos que genera

Sandra García Armesto, directora del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), compareció la semana pasada ante el Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión de Reconstrucción Económica y Social para ofrecer algunas propuestas dirigidas a mejorar la gobernanza sobre la generación de innovación y de conocimiento en el SNS.
Imagen de la comparecencia de Sandra García Armesto en la Comisión de Reconstrucción Económica y Social.

Sandra García Armesto, directora del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), compareció ante el Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública de la Comisión de Reconstrucción Económica y Social para ofrecer algunas propuestas dirigidas a mejorar la gobernanza sobre la generación de innovación y de conocimiento dentro del Sistema Nacional de Salud.

Para esta experta en evaluación de sistemas sanitarios, es precisa una nueva aproximación a la innovación. "Antes de la pandemia", señalaba, "todo lo biosanitario se catalogaba como innovación, aunque en realidad hablábamos de producción de dispositivos, moléculas y patentes". Caracterizó a estas innovaciones como un producto de la investigación originada en centros públicos, que luego es desarrollada por el sector biosanitario y que ofrece "muy poco valor añadido, pese a lo cual se introducen en el sistema y se generalizan".

Opinó que la necesidad de "deshacer" este modelo de innovación se ha hecho más patente "con pandemia", ya que en el momento de vulnerabilidad actual esta "innovación mal entendida" podría convertirse "en una amenaza para el sistema".

El cambio que ella propone pasa, en primer lugar, por "la innovación organizativa", cuya relevancia se ha puesto de manifiesto, más si cabe, con la pandemia. Ese giro implica, prosiguió, una sustitución del driver de la innovación, que ahora es eminentemente tecnológico. A juicio de García Armesto, el nuevo driver deben ser "las necesidades del propio sistema sanitario", para, desde ahí, "analizar qué medios incorporar".

Como solución, abogó por transferir parte de las capacidades de financiación de la I+D que hoy aglutinan las Áreas de Ciencia y Economía a a Sanidad y, desde ahí, definir primero los retos del propio sistema y salir después al mercado en búsqueda de proveedores de soluciones. "Tenemos que emplear medios y talento en identificar los desarrollos que sean necesarios antes de seguir orientándonos por la oferta", prosiguió.

En esta línea, defendió "el diseño de planes específicos que incluyan la identificación de necesidades y la oferta de apoyo metodológico y tecnológico para la puesta en marcha de iniciativas innovadoras" que posteriormente tendrá que "evaluarse y escalarse". En este punto, defendió la labor que realizan las agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, y se mostró en desacuerdo con la propuesta de la popular Elvira Velasco de reducirlas a una sola. Justificó su posición con el buen funcionamiento del sistema actual en red, en el que si "una agencia hace un informe, sirve para todos".

Como broche a esta primera propuesta de reorientar la innovación sanitaria, apoyó la dinamización de la compra pública de innovación, con pliegos que permitan a la Administración incorporar ese planteamiento al que aludía previamente de presentar un problema y buscar propuestas para el desarrollo de soluciones conjuntamente con los proveedores. Como beneficio para el actor privado queda, recordó, "un producto validado que se puede vender fuera, y que ya ha pasado por un banco de pruebas al que las empresas no tienen acceso habitualmente".

La importancia de los sistemas de información

Otro ámbito de mejora que para García Armesto es ineludible tiene que ver con el desarrollo de los sistemas de información. Puso en cuarentena el proyecto fracasado de "un sistema de información único con datos remitidos desde CCAA", que acumula ya dos décadas de dilaciones, e introdujo el concepto de la conexión de sistemas independientes que, "aplicando minería de datos y algoritmos, pueden proporcionar información a tiempo real de lo que pasa en el sistema".

Se refirió a "un modelo común, con estándares de protección y decisiones de gobernanza colegiada para cada uno de los nodos, que dependerían de un nodo central". La lógica de funcionamiento sería la siguiente: "Todos los nodos trabajan para la red, y la red trabaja para los nodos".

Apuntó, a este respecto, que "la variedad y el número de pacientes" que puede proporcionar un sistema de estas características implantado en España puede elevar la competitividad de nuestro país frente a otros países con los sistemas mucho más fragmentados. "En este momento, cada sistema autonómico está produciendo y recogiendo millones de datos al día, de muchas naturalezas diferentes, que están anclados en el proceso asistencial, es decir, que son de pacientes reales y de ámbitos tan diferentes como el 061, las farmacias, Atención al Paciente, Atención Primaria, hospitales, etc.", apuntó.

Todos esos datos permanecen "en sistemas distintos", aunque, aseguró, "desde hace 10 años es posible manejarlos de forma conjunta, independientemente del origen diferente, construyendo un lago de datos". Puso como ejemplo a su comunidad autónoma, Aragón, donde funcionan con un sistema de estas características desde 2018. "Y ya hay otras CCAA a las que estamos acompañando en ese proceso", afirmó. Como elemento destacado, hizo referencia al uso de software libre, lo que permite que el sistema sanitario "no sea rehén de ningún proveedor".

A una pregunta del diputado de EH Bildu, Iñaki Ruiz, sobre si la situación vivida con la pandemia puede resultar en un detonante para arrancar con un proyecto de estas características, respondió en modo afirmativo, y, de hecho, aseguró que disponen de una Cohorte Covid-19 "con datos acumulados de sospechosos y contagiados desde abril". El hecho de que dispongan de un Biobanco les ha permitido "ligar las muestras a los datos clínicos retrospectivos". "Tenemos información de ese paciente de los últimos 20 años y podremos tenerlos de los próximos 20, con la posibilidad de hacer estudios del genoma e incorporar otros datos de salud, extrayendo cuáles son los factores que han correlacionado con la mayor gravedad de la enfermedad", ha concluido.

La directora del IACS concluyó su intervención señalando que la Covid-19 ha tenido dos caras: "El revés son el sufrimiento, los costes y los esfuerzos. La cara, que hemos visto cosas y hemos hecho cosas que no sabíamos que podíamos hacer". Ejemplo de ello, según García Armesto, "la agilidad y la capacidad de generar conocimiento" con la que ha respondido el sistema. Por eso, opinó que, si queremos disponer de "un sistema sanitario inteligente para el siglo XXI" hay transformaciones, como las que ha planteado, que en su opinión podrían resultar "críticas".

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