Crece la disparidad de criterios entre expertos y autoridades. Los primeros calculan que la vacuna podría estar disponible a finales de 2021 con datos en fase III y procesos de fabricación adaptados; los segundos la prometen para diciembre, sin que se haya completado la fase III.
Javier Díez Domingo, director del Área de Investigación en Vacunas de Fisabio (Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana), explicaba en un reciente encuentro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, que una de las claves sobre las potenciales vacunas se extraerá precisamente de los ensayos en fase III.
En un encuentro con medios en el marco del curso 'Vacunas y vacunaciones en la era del covid-19', Díez Domingo recordaba que existen vacunas que evitan que la persona inoculada contraiga la infección, mientras que otras lo permiten pero hacen que la enfermedad provocada por el patógeno sea más leve que cuando la persona no está protegida con la vacuna.
En función de esos hallazgos, las poblaciones a las cuales debería vacunarse de forma prioritaria pueden variar. Son escenarios muy diferentes, aclaraba el experto.
En lo tocante a coronavirus, las vacunas capaces de prevenir la infección son extremadamente infrecuentes, apuntó.
¿Qué dicen los expertos?
De acuerdo con otros ponentes convocados en el encuentro, organizado con el apoyo de GlaxoSmithKline, acelerar los plazos de investigación podría tener consecuencias “devastadoras”, por su efecto disuasorio en cuanto a la seguridad de las vacunas en general.
Raúl Ortiz de Lejarazu, asesor científico y director emérito del centro nacional de Gripe en el Hospital Clínico de Valladolid, declaró en este contexto que la seguridad es la clave de todo lo tocante a vacunas. Para el director del curso, si se decide aprobar una sin haber recabado los datos de seguridad necesarios podría aumentar el rechazo a las vacunas, con graves consecuencias en la salud pública.
Tanto él como Federico Martinón, pediatra y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la OMS, declararon que tienen confianza en que los reguladores europeos no cedan ante las presiones políticas que están forzando la aprobación de vacunas en Rusia y Estados Unidos, aunque matizaron que los primeros ya se habían retractado de la intención inicial de vacunar sin datos en fase III.
“Algunos de los pasos que se dan en el desarrollo de las vacunas se están solapando, pero ninguno de ellos va a dejar de completarse”, dijo Martinón.Similar fue el mensaje de la catedrática África González durante el curso ‘Inmunología en la pandemia Covid-19’, también en la UIMP: “Estamos corriendo demasiado. Me preocuparía que en este balance riesgo-beneficio, por la prisa, tuviéramos vacunas que no induzcan suficiente protección o que no hayan demostrado niveles de seguridad suficientes”.