Terapéutica

Los IPT pueden agilizar la evaluación a nivel local de medicamentos

Los profesionales de Castilla y León consideran que usar los informes de posicionamiento terapéutico como referencia puede facilitar los trabajos de evaluación en los ámbitos regional y local.

El encuentro “La adecuación de las evaluaciones a la clínica en Castilla y León” organizado por Diariofarma ha sido un foro para la reflexión en torno a múltiples aspectos relacionados con la evaluación de medicamentos, entre ellos la posible aportación de los IPT como referencia para la elaboración de informes propios. 

La jornada, celebrada el día 5 y que ha contado con el apoyo de Roche es la segunda parte de un amplio proyecto sobre la percepción de la evaluación de medicamentos en las sociedades científicas españolas, con especial atención a los informes de posicionamiento terapéutico (IPT). Ha ido precedida de la elaboración de un estudio cualitativo en el cual se han recogido opiniones de estas entidades en cuanto a los instrumentos de evaluación y sobre su participación en ellos.

Varios de los participantes en la jornada razonaban que, al tener los IPT como referencia, los informes hospitalarios y documentos similares del ámbito regional -que siguen siendo necesarios- pueden completarse de forma más ágil.

Así, sin recurrir a la evaluación nacional como único instrumento, sí se razonó que pueden suponer una herramienta para facilitar el acceso a los nuevos medicamentos por la vía de la aceleración del proceso evaluados.

La comisión castellano-leonesa: Cafcyl

Montserrat Chimeno, presidenta de la Sociedad Castellano-Leonesa-Cántabra de Medicina Interna (Socalmi), calificaba de muy oportuna la creación de la Comisión Asesora en Farmacoterapia de Castilla y León (Cafcyl). Considera que ha tenido muy bien acogida por parte de los profesionales, si bien añadía que aún queda mucho por recorrer.

Silvia Jiménez, adjunta del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario de Salamanca, recordaba que el objetivo de Cafcyl es promover la equidad en el acceso a nuevas terapias, particularmente cuando se trata de las que tienen un mayor impacto presupuestario. Sus pilares son los criterios clásicos de efectividad, seguridad, conveniencia… bajo la consigna de promover el empleo adecuado de los medicamentos.

A una pregunta del moderador, Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), sobre si se dispone de los recursos suficientes para llevar a cabo la evaluación, se ponía de manifiesto la necesidad de aumentar la dotación de personal técnico. Descartando que fuera buena opción reducir el número de IPT, que se consideran instrumentos útiles.

Dentro del espíritu de colaboración que invita a la amplia participación en la elaboración de estos documentos, también se puso de relieve la conveniencia de profesionalizarlos. 

Múltiples perspectivas

Los participantes se mostraron de acuerdo en que la voz de los pacientes, representada en la jornada por Armando Plaza, vicepresidente de la Asociación Vallisoletana y Palentina de Hemofilia (Asvapahe), debe ser escuchada. No obstante, el mismo Plaza puntualizaba que sus opiniones siempre atienden a las consideraciones de los clínicos. 

Otra apreciación compartida en el encuentro fue la evolución de la medicina hacia un abordaje multidisciplinar -con la inclusión de los pacientes- que debe ser también la consigna en la elaboración de los IPT. De la confianza en los clínicos surgía además la recomendación de solicitar información que ayude a los pacientes a implicarse cada vez más, como desean, en el proceso evaluador.

Los IPT como documentos “ajenos”

En la segunda mesa, moderada por Olga Martínez, presidenta de la Sociedad Castellano-Leonesa de Reumatología, se hizo hincapié en la utilidad de las guías de las sociedades científicas y las bibliografía como referencias a la hora de adoptar decisiones. 

Algunos participantes manifestaron que suelen preferirse estas dos fuentes de información a los IPT porque, al menos en el ámbito local y regional, pueden percibirse como algo ajeno cuando la sociedad no ha tenido la oportunidad de contribuir a su elaboración.

En los IPT la contribución de las sociedades, que es la norma según se expuso en la sesión introductoria, es a veces indirecta, ya que se cuenta con expertos a título individual, que participan en las sociedades, se dijo también.

Sin cuestionar la profesionalidad de quienes elaboran estos documentos, se sugería que un contacto directo con las sociedades les dotaría de mayor proximidad a los profesionales. 

Más avanzada la sesión, el tema se retomaría para destacar la disparidad entre la necesidad de contar con las sociedades científicas para elaborar IPT, que se planteó desde su misma creación en 2013, y ese sentirse “al margen” de algunos profesionales, sobre todo en el ámbito regional. 

Según recordaba José María López Alemany, director de Diariofarma, la participación de las sociedades científicas cuando los IPT ya están terminados (en la fase de audiencia) es algo que estas entidades quieren cambiar según se ha planteado en otros encuentros profesionales similares al realizado sobre Castilla y León, organizados por esta publicación. 

Así lo confirmaba Fernando Simal, presidente de la Sociedad Castellano-Astur-Leonesa de Nefrología, quien recordaba que la participación de esta sociedad científica ha sido excepcional “y por iniciativa propia”. Es la misma percepción que compartió José Antonio Rodríguez García, presidente de la Sociedad Castellano-Leonesa de Hematología y Hemoterapia que, aun acogiendo con satisfacción la presentación inicial en la cual Elisa Sulleiro, declaraba: “Supongo que la participación se busca a partir de expertos individuales, en las sociedades científicas vemos el IPT como algo impuesto”. Es también la experiencia de María Fernanda Lorenzo, presidenta de la Asociación Castellano-Leonesa de Urología, que aseguraba que en sus doce años en dicha sociedad nunca ha participado de forma oficial en ningún informe.

Por su parte, Alejandro Sánchez, vicepresidente de la Sociedad Castellano-Leonesa de Alergología e Inmunología, sugería la necesidad de que se acuda a las sociedades y no a expertos a título individual como una fórmula que facilitaría que estas se sintieran representadas.

La cuestión trascendió a la tercera mesa, que arrancaba con una pregunta de la moderadora, Gloria Sánchez, vicepresidenta del Colegio Oficial de Médicos de Valladolid y y directora general de Hospitales de Castilla y León: ¿Por qué, aunque el documento fundacional de los IPT constata la importancia de las sociedades científicas, estas no se sienten representadas, según se ha visto en el estudio cualitativo?

A este respecto, Emilio Vargas, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica, se declaraba en desacuerdo con las conclusiones del estudio cualitativo, haciendo hincapié en que “de una manera u otra, las sociedades siempre son consultadas antes de publicar los IPT, aunque se pueda mejorar su aportación”. Vargas se refería en concreto a la fase de audiencia del IPT que tiene lugar una vez concluida la redacción del mismo.

Por su parte, Tomás Caro-Patón, farmacéutico del Hospital Río Hortega, aportaba el matiz de que la participación de las sociedades es la norma, “pero en el ámbito nacional”, lo cual explicaría esa disparidad de opiniones y experiencias. De la misma opinión era Diego Soto, jefe de la Unidad de Oncología Médica del Hospital Clínico de Valladolid, a quien le consta que en las sociedades nacionales se solicitan expertos para participar en los IPT. También subrayaba que es importante fomentar el espíritu de colaboración “porque el objetivo es el mismo”.

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