Hace nueve meses Diariofarma se interesó por la opinión de José Gómez Rial, inmunólogo en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela y miembro del Grupo de Investigación Genetics Vaccines Infections Pediatrics (Genvip) en relación con la vacunación de la covid y los efectos esperados para las vacunas. Este experto mostró su convencimiento en relación a la importancia tanto en ese momento como en el futuro de las vacunas. El tiempo le ha dado la razón y las vacunas siguen siendo efectivas y no han aparecido variantes de escape. Ahora, en otra entrevista, además, muestra su rechazo a algunas de las prácticas que se están llevando a cabo, cuestiones que, según dice, no cuentan con aval científico.
Pregunta. Hace nueve meses, en una entrevista como esta, pronosticaba que ninguna variante se iba a escapar a las vacunas. De momento, se ha cumplido, pese a todo el ruido mediático que hay. ¿Sigue pensando igual de cara a futuro?
Respuesta. Sí. Y cada vez lo pienso con más certeza porque ya hay estudios que demuestran lo que pensábamos. Las vacunas generan inmunidad celular y esta inmunidad generada por las células T está conservada. Las células T reconocen múltiples epítopos del virus de los que queda recuerdo en el sistema inmunitario y se conservan en las diferentes variantes. Otra cosa es lo referido a los anticuerpos neutralizantes, que reconocen una docena de epítopos de la proteína S frente a los más de 70 epítopos de la inmunidad celular. Estos anticuerpos sí que parece que pueden estar afectados y parecería que es el fin del mundo.
P. Pero ¿eso se puede considerar escape vacunal?
R. No. Eso es algo normal. Estoy seguro de que el virus del sarampión que circula ahora es muy diferente del que está incluido en la vacuna y no por eso hablamos de variantes de escape. Una variante de escape sería aquella que genera una enfermedad grave en un individuo inmunocompetente con pauta vacunal completa. Eso no está pasando. Lo único que se ve es una pérdida parcial de efectividad, pero repito que eso solo es la punta del iceberg de la inmunidad, la importancia mayor está en la inmunidad celular, que está conservada frente a todas las variantes. No hay, por tanto, ningún dato que nos lleve a pensar que vendrán nuevas variantes que hagan perder esa memoria celular. Podrán venir variantes, como la Omicron, con mayor transmisibilidad, pero de ahí a que sean más graves o hablar de variantes de escape, hay un trecho. Me preocuparé si empieza a haber personas inmunocompetentes con pauta completa que empiecen a llegar a las UCIs, ahí sí que podríamos empezar a hablar de variante de escape.
P. Pero se está hablando mucho de la necesidad de actualizar las vacunas…
R. Hay mucho ruido con eso. Las formulaciones que se piden a las compañías no se van a llevar a cabo hasta que esté claro que hay una variante de escape. Una vacuna que funciona no la vas a cambiar por una de una variante que no sabes si va a desaparecer. Hasta que no haya evidencia de que hay una variante de escape no se debe cambiar la vacuna.
P. Entonces, esa presión que existe para que las compañías modifiquen las vacunas, ¿es política y mediática y no técnica?
R. Sí. Científicamente no es necesaria, las vacunas siguen funcionando. Además, logísticamente cambiar la vacuna supone parar la producción de una vacuna que funciona para producir otra que no se sabe si va a ser igual de eficaz. Es que estoy convencido de que los laboratorios no lo van a hacer. Solo se está viendo una pérdida superficial de eficacia que era esperable, pero el core de la actividad de las vacunas está conservada.
P. Así que la eficacia que se está observando con las vacunas resulta sorprendente al haber tenido tan poco tiempo para desarrollarlas…
R. Esto es un éxito rotundo de la ciencia. No creo que nadie dude de la evidencia de la efectividad de las vacunas actuales. Estas vacunas actuales nos van a sacar de la pandemia, estoy convencido.
P. En lo que sí hay que seguir trabajando es en vacunas esterilizantes, ¿no?
R. Eso suena muy bien; pero, en la actualidad, ¿qué vacunas esterilizantes tenemos? Hay muy pocas. La estrategia que sería ideal sería combinar las vacunas actuales con otras que actúen sobre la mucosa. El problema es que esa inmunización está en pañales debido a las características del sistema inmune de la mucosa, que es mucho más tolerante, por razones obvias, a los antígenos ya que está continuamente recibiendo agresiones externas. Esto hace que sea un reto activarlo. A día de hoy solo se ha conseguido con vacunas de virus vivos atenuados, ¿quién se atreve, con lo que sabemos del SARS-CoV2, a utilizar un virus atenuado? Más allá de que no se podría utilizar en gran parte de la población, especialmente la más afectada en caso de infección por la covid-19. Hasta que no se desarrollen tecnologías que permitan con una vacuna de ARNm o similar, que activen esa inmunidad de mucosa, está todo en un plano muy teórico. Hay muchos que dicen que hay una del CSIC que… vale pero yo quiero ver un ensayo que funcione.
P. Si esa vacuna fuera tan buena como la pintan, una gran multinacional ya se la habría comprado…
R. Eso es cierto. Si hay un candidato vacunal prometedor, las grandes compañías que tienen grandes científicos analizando todos los artículos publicados en revistas, ya la habrían comprado hace tiempo. Al final todo esto es propaganda y tiene muy poco de realidad.
P. Si cree que estas vacunas actuales, que además han generado inmunidad celular, siguen siendo efectivas, ¿por qué tanta insistencia en terceras dosis y seguro que después cuarta…?
R. La tercera dosis se debe centrar en grupos vulnerables: mayores de 60 años y personas inmunocomprometidas, que necesitan más refuerzo para responder al virus. Para el resto de la población el único motivo que le vería sería incrementar el nivel de anticuerpos para frenar la transmisión, es decir, buscar un beneficio de salud pública, pero es algo que nunca se ha conseguido y menos en un virus respiratorio. No creo que este objetivo sea lógico desde un punto de vista de Salud Pública; pero, si es así, hay que decirlo. Lo que no se puede decir es que la vacuna ha perdido efectividad y hay que poner más dosis, ya que eso lleva a un descrédito para las vacunas, da gasolina para los antivacunas y la gente piensa que las vacunas no funcionan, cuando es mentira.
P. Pero vamos directos hacia una vacunación cada seis meses, como ya se ha empezado a decir desde la Comisión Europea acerca de la caducidad del pasaporte vacunal…
R. Las olas de la pandemia van a pasar, como ha ocurrido con otras pandemias en la historia. Estas olas también tienen que pasar, y espero que cuando estemos bajando la gente se olvide de estas propuestas que para mi son una burrada. Es una barbaridad vacunar cada seis meses para intentar conseguir algo que no vamos a lograr. Hay que centrarse en lo más importante: proteger a los vulnerables. La gente que está ingresando en los hospitales son los más vulnerables.
P. Pero en esos casos sí que es importante una tercera, cuarta, quinta dosis…
R. Sí, pero hay un asunto muy importante y es que no se está identificando a los no respondedores. Hay mucha gente en tratamiento inmunomodulador que no está respondiendo a la vacuna. A esos hay que concienciarles que tengan especial cuidado y precaución ya que no generan inmunidad.
P. Administrarles una vacuna más, ¿les protege?
R. Puede ser temporal y la pérdida de la inmunidad será más rápida, pero lo que es cierto es que, si alguien no ha respondido a una segunda, tercera dosis, no va a responder a la cuarta. En cualquier caso, no estoy en contra de la tercera dosis generalizada, pero hay que explicar el motivo y lo que se busca.
P. Pero lo que se hace con esto es que los países ricos absorben gran parte de la producción mundial de vacunas para terceras dosis que, según Ud. no serían necesarias y, mientras tanto, en África y otros países pobres el nivel de inmunización es muy, muy bajo….
R. Yo sigo pensando que es mucho mejor tener al 90% de la población mundial vacunada con dos dosis que no al 50% con tres, cuatro dosis. Actualmente el 55% de la población mundial no está vacunada. No estamos pensando de forma global.
P. Hablando de la situación global, ¿cree que está justificada la alarma que se generó con la variante Ómicron, bueno, y previamente con la Delta…?
R. No, no estaba justificada. Cuando no sabíamos nada de ella ya se hablaba de la variante del ‘fin del mundo’ y una semana después iba a ser la del ‘fin de la pandemia’. Sabemos muy poco de esa variante, pero lo que no se puede es estar alarmando continuamente a la población. Hay muchos intereses y mucha gente que vive de esto o le interesa la situación de alarma social continuada, pero eso solo consigue la despreocupación y la relajación de las medidas por agotamiento.
P. Pero fue la propia OMS la que alertó de la Ómicron…
R. Nosotros somos centro colaborador de la OMS y estamos en contacto con ellos continuamente. Esta no ha sido única alerta de ese estilo de la OMS, ha habido varias antes, lo que ocurre es que no se han mediatizado. Hay muchas variantes de preocupación a las que la OMS hace seguimiento. Quiero recordar que antes del verano apareció la ‘variante del diablo’ en California y al final desapareció. Hay mucho ruido mediático.
P. Creo que es cierto que los medios tenemos una gran responsabilidad en todas estas medidas ya que los políticos se ven en la obligación de aparentar que están haciendo algo contra esos riesgos…
R. Es cierto que los políticos toman muchas decisiones en función de la prensa, mucho más que por la parte científica. Hace unos días en Twitter se criticaba que el Gobierno hubiera comprado dosis para vacunar cuatro veces a la población española. Tal vez yo habría hecho lo mismo, si hubiera sido el responsable. Otra cuestión es decidir si es necesario o no usarlas.
P. Otro tema de actualidad es la vacunación de los niños…. ¿Cómo la ve?
R. Era imprescindible disponer de una vacuna autorizada para esa franja de edad ya que hay niños en situación de riesgo, inmunocomprometidos, con patologías graves y en riesgo de sufrir covid y a los que no se podía vacunar. Ahora bien, las campañas de vacunación masivas no las veo necesarias, me parecen propaganda. Los padres deberán decidir sin tanta presión, no se les debe acosar ya que muchos no vemos la necesidad imperiosa de vacunar a los niños. Hace unos meses se decía que las escuelas eran seguras y que el covid no afectaba a los niños y ahora, que hay vacuna, se pasa a decir todo lo contrario y alarmar con niños hospitalizados. No se puede engañar a la gente y basar las decisiones en infundir miedo. Tampoco hay que decir que la vacuna tiene riesgos, ya que hay pocas vacunas que se estén administrando que tengan una seguridad como estas.
P. ¿Pero la vacunación de los niños no ayudará a reducir el impacto de la pandemia?
R. No creo que vaya a influir en el curso de la pandemia, ni en el riesgo propio de los menores. Hay un tema relevante, en los próximos meses puede haber una paradoja muy grande en España. Puede haber niños vacunados de covid-19 que no lo estén de meningitis B, rotavirus o varones de VPH. Eso sería una tremenda incoherencia. ¿Es más importante para un niño la vacuna del covid que estas tres? La respuesta es claramente no.
P. Cuando tuvimos la anterior entrevista, hace nueve meses, me comentaba que desde el Gobierno no se había tenido en cuenta la visión de los inmunólogos para la gestión de las vacunas. ¿Se ha corregido la situación?
R. No, sigue siendo así. Lo único es que, de cara a la población, nuestra especialidad ha ganado en notoriedad y está acertando bastante con las predicciones de lo que está pasando, pero seguimos sin contar para la toma de decisiones. No somos la única especialidad en esta situación y creo que es un error. Si yo tuviera que tomar decisiones me gustaría estar asesorado por todos los especialistas.
P. ¿Cuáles serían las cuestiones prioritarias que consideras que sería necesario poner en marcha para afrontar lo que nos quede de pandemia?
R. Hay que identificar a los no respondedores a las vacunas. Hay mecanismos y hay que homogeneizarlos. Ahora hay medios que hace un año no existían y se pueden realizar test de inmunidad celular, como se hace en Estados Unidos, donde están disponibles en todos los hospitales. También habría que mejorar la comunicación ya que es confusa, errática, alejada de la realidad. Los titulares sobre la pérdida de efectividad de las vacunas, más allá de ser mentira, son contraproducentes.
Soy veterinario. De acuerdo en casi todo. Y de acuerdo también en no vacunar masivamente niños y terceras dosis, y en no revacunar cada seis meses...siempre y cuando se deje de perseguir y confinar a los positivos vacunados.
Aplauso! Bien dicho. Y yo añado: también habría q identificar a los q responden en exceso a las vacunas! Porqué más pinchazos si no son necesarios?