Política

“El sistema sanitario no debe girar en torno a la cronicidad, es la cronicidad la que lo define”

Sanidad asegura que en el periodo 2021-2024 se ha logrado una reducción del 8% en polimedicación innecesaria en mayores y una mejora del 15% en la adherencia terapéutica

El Ministerio de Sanidad apuesta por aportar un enfoque más dimensionado a la situación de la cronicidad en España, cuestión considerada actualmente como uno de los principales retos sanitarios del país. Así se ha puesto de relieve en la jornada ‘Cambiando la mirada de la Cronicidad’, en la que se ha presentado oficialmente el nuevo Documento de Desarrollo 2025–2028 de la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud (SNS), que fue dado a conocer el pasado mes de julio.

El objetivo del documento es avanzar en una atención más integrada, personalizada y sostenible. “Los sistemas sanitarios no tienen que girar en torno a la cronicidad, es la cronicidad lo que define los sistemas sanitarios”, asegura el secretario de Estado, Javier Padilla, quien además indica que para abordarla, “debemos tener claro que cronicidad es domicilio, es multiprofesionalidad, es integración sociosanitaria, es ciencia y evidencia, es estratificación, coordinación y orientación comunitaria. Todos estos valores se coordinan con el conjunto de un sistema sanitario que es el que tiene que dar respuesta."

Según los datos recogido en el Documento de Desarrollo para los próximos tres años, la situación de partida es que las enfermedades crónicas son responsables de aproximadamente el 80 % del gasto sanitario público y generan entre el 70 % y el 75 % de las consultas en Atención Primaria. 

Además, se estima que cerca del 60 % de las hospitalizaciones evitables están relacionadas con el manejo inadecuado de patologías crónicas como la EPOC, la insuficiencia cardíaca o la diabetes. La complejidad clínica de estos pacientes, que en muchos casos presentan multimorbilidad y situaciones de fragilidad, requiere un enfoque asistencial integral, continuado y centrado en la persona.

Otro de los factores asociados a la cronicidad está también relacionado con los efectos negativos de una polimedicación excesiva. Según los datos del Ministerio, actualmente la polimedicación afecta a más del 27 % de las personas mayores de 65 años, alcanzando el 45 % en residencias y entornos sociosanitarios. 

Entre 2021 y 2024, las acciones desplegadas desde el Sistema Nacional de Salud han logrado una reducción del 8 % en la polimedicación innecesaria en mayores de 65 años. Asimismo, se ha registrado una mejora del 15 % en la adherencia terapéutica, lo que refleja avances en el seguimiento farmacológico, la conciliación terapéutica y la educación sanitaria, asegura Sanidad.

El Documento de Desarrollo 2025–2028 recoge también un 54,3 % de la población mayor de 15 años padece al menos una enfermedad crónica. Esta proporción se incrementa notablemente en las personas mayores de 65 años, entre quienes el 40 % de los hombres y el 44 % de las mujeres presentan dos o más enfermedades crónicas. Esta alta prevalencia no solo impacta en la calidad de vida individual, sino que también ejerce una presión creciente sobre el sistema sanitario.

Atención integral

El nuevo define siete líneas estratégicas prioritarias orientadas a consolidar un modelo de atención integral, centrado en la persona y adaptado a las distintas fases del ciclo vital.

En primer lugar plantea la continuidad asistencial, con medidas para impulsar impulsa la coordinación efectiva entre niveles asistenciales, a través de protocolos compartidos, tecnologías interoperables y sistemas de información integrados. Se promueve un enfoque de cuidados continuos, especialmente relevante para personas con alta complejidad o múltiples transiciones asistenciales.

Además se quieren reforzar los programas estructurados de atención en el domicilio, incluyendo hospitalización a domicilio (HaD), seguimiento proactivo y telemonitorización. El objetivo es mejorar la accesibilidad y la autonomía del paciente, evitando ingresos innecesarios y permitiendo una atención personalizada en el entorno habitual de la persona.

La estrategia apuesta por la coordinación operativa y funcional entre los servicios de salud y los servicios sociales, mediante el desarrollo de equipos mixtos y el uso de herramientas compartidas de evaluación y planificación. Además se promueve una atención basada en la evidencia, orientada a la seguridad del paciente, el uso racional de recursos y la toma de decisiones compartidas. Incluye estrategias para la conciliación de la medicación, la reducción de prácticas clínicas inadecuadas y el seguimiento individualizado de pacientes polimedicados o en riesgo de descompensación.

Por otro lado, se refuerzan los servicios y recursos orientados a cuidados paliativos, con un enfoque centrado en la dignidad, el bienestar y las preferencias de la persona y se consolida el uso de herramientas como los Grupos de Morbilidad Ajustada del SNS (GMA-SNS) para segmentar a la población según su nivel de complejidad y riesgo. 

También se quieren ampliar las estrategias para fomentar el autocuidado, la alfabetización en salud y la participación activa de pacientes y cuidadores, y , finalmente, el documento incorpora enfoques transversales en equidad, determinantes sociales, diversidad territorial y perspectiva de género, como ejes indispensables para garantizar una atención justa, adaptada y sostenible.

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