Gerardo Cajaraville, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Fundación Onkologikoa de San Sebastián, puede presumir de algo de lo que no muchos pueden. Su hospital trabaja, desde el año 2007, con historia clínica electrónica, es decir, llevan una década con información clínica digitalizada a disposición de los profesionales que trabajan en él. Inicialmente, el proyecto fue impulsado por la Unidad de Epidemiología. "Más adelante, desde el Servicio de Farmacia promovimos la incorporación de los datos derivados del tratamiento farmacológico, mediante la conexión con el software que abarca el proceso desde la prescripción hasta la administración, y adoptando un enfoque de trazabilidad clínica. Esto supone integrar la información sobre las características del paciente y la enfermedad, las intervenciones que realizamos, sean farmacológicas o de otro tipo, y, finalmente, los resultados que vamos obteniendo", explica, poniendo el énfasis en la novedad, que tiene que ver con la inclusión de datos reportados por el paciente.
Antes de entrar en este último apartado, Cajaraville destaca que el modelo de medición de resultados con el que han venido trabajando hasta ahora les permite "analizar lo que estamos haciendo y sus consecuencias a través de indicadores fiables". Para ello, una de las claves ha sido integrar los sistemas de trazabilidad en la práctica clínica diaria, de modo que no se quede información por el camino. "Así, la generación de datos va teniendo lugar a medida que cada sanitario va realizando su labor y con presencia del paciente", prosigue. Además, disponen de un grupo de profesionales cualificados que se encargan de recoger la información que se produce fuera del circuito de atención habitual "y de que ésta llegue a donde tiene que llegar con la máxima fiabilidad, un aspecto que es clave y que requiere minimizar la intervención humana en el registro de los datos".
Una vez que han consolidado esta herramienta de medición, lo que están haciendo ahora es ampliar su arquitectura para dar cabida a nuevos datos. Concretamente, han puesto en marcha tres proyectos de investigación orientados a a incorporar resultados referidos por los pacientes (patient reported outcomes). Y es que, afirma el jefe del Servicio de Farmacia de Fundación Onkologikoa, "muchas veces medimos aspectos como la respuesta al tratamiento, si ha disminuido o no, y nos olvidamos de las consecuencias reales que éstos tienen para los pacientes". Se explica: "En ocasiones, ponemos el foco en valores analíticos con poca incidencia en la calidad de vida para un paciente oncológico, como por ejemplo el nivel de colesterol, y estamos viendo que ellos valoran mucho otros aspectos como la vuelta a su vida normal. Por eso tenemos que incorporar las variables que ellos realmente les importan".
Gracias a la medición de todos estos resultados, explica Cajaraville, en este hospital se ha disminuido mucho la agresividad en el tratamiento en cáncer de mama, tanto con cirugía, como con radioterapia o quimioterapia, con la idea de disminuir la morbilidad. "Esto es algo que no te puedes permitir si no mides el impacto que tiene el nuevo enfoque", matiza. Concretamente han analizado el efecto en la supervivencia, en recaídas locales y a distancia, y están viendo que la reducción de la agresividad, "una visión en la somos punteros, no afecta para nada a los resultados de supervivencia y permite aumentar la satisfacción de las pacientes".
Ensayos clínicos vs. práctica clínica real
También están utilizando estos sistemas de evaluación de resultados para comparar lo publicado en los ensayos con lo que ocurre en la práctica clínica real. Y, en este sentido, reconoce que hay veces en las que los resultados son muy parecidos y otras en las que no lo son tanto. Por eso, tiene claro que la medición es fundamental, sobre todo, para "seleccionar a los pacientes que no se benefician". Y añade: "Nos ha pasado con fármacos que han mostrado un beneficio limitado en los ensayos. Cuando se usan en pacientes muy seleccionados, se consiguen pequeñas mejoras, que se diluyen en otros grupos. A veces, la conclusión es que no merece la pena iniciar el tratamiento".
Cajaraville reconoce que esta evidencia generada a través del análisis de resultados produce beneficios, en primer lugar, para los pacientes, que, por ejemplo, no se tienen que ver expuestos a toxicidades innecesarias. Además, la generación de evidencia permite que en este centro haya un mayor alineamiento entre las decisiones de farmacéuticos, médicos y pacientes. "SI no tienes esos resultados, puede darse la situación de que algunos pacientes mantengan expectativas que son poco realistas con respecto a determinadas intervenciones", explica. Es por eso que considera que su modelo de medición de resultados, conectado, como ellos lo tienen, a un sistema de trazabilidad, podría contribuir "a reducir las incertidumbres" y generar confianza en torno a los biosimilares que irán apareciendo en el área de Oncología, a los que les augura un futuro muy positivo.
Potencial para acuerdos de riesgo compartido
Además de los beneficios clínicos y la aportación al consenso entre profesionales sanitarios y pacientes, este farmacéutico considera que la herramienta de la que disponen tiene un gran potencial para la aplicación de acuerdos de riesgo compartido, en la modalidad concreta del pago por resultados. No obstante, admite que "no es un enfoque que se haya desarrollado mucho en País Vasco".
De cara a la exportación de su modelo a otros hospitales y áreas terapéuticas (es preciso recordar que este hospital está centrado en tumores hematológicos, principalmente), Cajaraville opina que, al estar integrado en sus flujos de trabajo, el uso por parte de otros centros "requeriría de una adaptación". Sin embargo, se han planteado hacer algunos cambios en el modelo para cumplir con los estándares que se están marcando a nivel internacional. De esta forma pretenden compatibilizar la información que obtienen con la de otros centros, para, así poder mejorar también a través de la experiencia de otros. Sobre su aplicación en otras áreas terapéuticas, reconoce que existe una gran dificultad, porque los "objetivos de salud en unas enfermedades y otras suelen ser muy diferentes".