El desarrollo de la telemedicina ha abierto muchas posibilidades asistenciales y, de forma unánime para los expertos “ha llegado para quedarse”. Además, se ha configurado como un elemento esencial para la sostenibilidad del sistema sanitario.
Pese a esta realidad, esta nueva herramienta tiene que ser evaluada y es necesario crear evidencia para demostrar que funciona y que genera valor para los pacientes. En el caso de la diabetes ha permitido y permitirá ir más allá de hacer un control detallado de la enfermedad. En este sentido para lograr que su uso sea equitativo para toda la población es necesario valorar y hacer una evaluación en resultados en salud. Así, la Administración tiene que ser un catalizador a todos los niveles, como el presupuestario, o ser integrado dentro de la cartera de servicios, que tiene que reconocer esta nueva forma de atención sanitaria y ayudar a que la ciudadanía encuentre su línea de contacto con el sistema a través de estas nuevas formas de comunicación. Además, se ha destacado por los ponentes la necesidad y conveniencia de implantar estas tecnologías y herramientas como la telemonitorización a los pacientes diabéticos tipo 2, de tal forma, que lo que se considera al día de hoy como un plus para estos pacientes, se establezca como básico y primordial.
Estas fueron las principales conclusiones del coloquio organizado por Diariofarma donde se abordaron los retos de la telemedicina a los que se han enfrentado los sistemas de salud en los últimos tiempos, especialmente en el ámbito de la diabetes, y que han acelerado los procesos de innovación a consecuencia de la covid-19.
Para abordar todos estos asuntos el coloquio ha contado con un panel multidisciplinar de expertos que han profundizado en estas cuestiones, y que ha estado compuesto por el presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), Antonio Pérez; la jefa de sección del servicio de endocrinología del Hospital German Trias i Pujol, Berta Soldevila, el adjunto del Servicio de Endocrinología del Hospital Puerta de Hierro, Miguel Brito, el vocal de la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria, Xavier Bayona; la directora general de Planificación, Eficiencia Tecnológica y Atención al Paciente de la Comunidad Valenciana, Llanos Cuenca y el director general de Sistemas de Información, Calidad y Prestación Farmacéutica de Castilla y León, José Ramón Garmendia. El debate ha sido moderado por el director de Diariofarma, José María López Alemany y ha contado con la colaboración de Abbott.
Al inicio del encuentro Antonio Pérez ha puesto sobre la mesa que los datos constatan que la diabetes se presenta frecuente como comorbilidad en los pacientes con covid. Además, diversos estudios han concluido que “es una condición de mal pronóstico en los pacientes infectados con la covid-19”, ha asegurado el presidente de la SED.
Por ello, “los ingresos en cuidados intensivos, la mortalidad y los costes de la atención directa se pueden multiplicar por dos o tres veces” en estos pacientes, según Pérez. Por ello, es de gran “importancia” el manejo de la diabetes como comorbilidad en casos de covid-19, ha resaltado Pérez.
Entre las cuestiones claves que han sido abordadas por los expertos se encuentra la modificación que se ha llevado a cabo en los procesos asistenciales, y si se considera necesaria la adaptación de los protocolos a la nueva realidad, abordando la necesaria monitorización de pacientes ingresados por covid-19. En este sentido, Berta Soldevila ha dejado claro que “en el paciente ingresado por covid y en el manejo hospitalario de la hiperglucemia, todos los protocolos tendrán que introducir la opción de monitorización de glucosa, tanto por una cuestión de seguridad de los profesionales, como para realizar un control más estricto y poder detectar hipoglucemias que pudieran pasar inadvertidas”. Sin embargo, según esta experta es muy importante que estos dispositivos se puedan adaptar a los sistemas del hospital, lo que permitiría, además de tenerlos de forma global para realizar la telemonitorización, poder detectar las alarmas, ha añadido Soldevila.
En este contexto, Antonio Pérez ha abordado los principales beneficios de monitorizar la glucemia al paciente hospitalizado por covid-19. A este respecto, ha recalcado que “es clave, ya que nos encontramos ante una situación en la que al paciente le vamos a cambiar su rutina, incluso el tratamiento, y todo ello va a requerir adaptaciones continuas”. Por tanto, en palabras de Pérez, “monitorizar es básico y sin eso, no podremos manejar adecuadamente al paciente”.
Coste-efectividad e implantación
Por otro lado, Llanos Cuenca valoró la relación coste-efectividad de la utilización de la tecnología y la telemedicina en la asistencia a los pacientes con diabetes. Esta experta, señaló que la diabetes es una enfermedad con alta prevalencia, y, “a priori, todos los avances que se realicen tanto en tecnología como en telemedicina tendrán un coste-efectividad positivo”. Pese a ello, añadió que de cara a valorar el impacto de la telemedicina impulsada por la covid-19 “todavía faltan más análisis y un estudio de resultados”.
Miguel Brito: “Muchos pacientes, sobre todo de diabetes tipo 1, han mejorado ya que estaban bien educados y sabían que hacer. Pero, los pacientes tipo 2, que no tenían acceso a esta tecnología y que estaban en casa y con menos educación, su control ha ido a peor” | “La financiación de la telemonitorización en pacientes tipo 2, aunque ahora es un plus, llegará a ser un estándar”
Antonio Pérez: “Monitorizar la glucemia del paciente hospitalizado por covid-19 es básico para poder manejar adecuadamente al paciente” | “En la telemedicina es cabe que el profesional no dedique más tiempo a registrar que a tomar decisiones, los datos se deben integrar de forma eficiente en la historia clínica”
Por su parte, la intervención de José Ramón Garmendia fue esencial para resaltar la necesidad de que la implantación de la telemonitorización debe realizarse de forma homogénea y equitativa no solo en las distintas comunidades autónomas sino también en los hospitales de cada una de ellas. En este sentido, Garmendia indicó que “probablemente la equidad y homogeneidad son valores a los que no prestamos la suficiente atención”. Este experto indicó que “los macrogestores tienen la capacidad de favorecer esa equidad”. Por ello, para Garmendia, “es necesario cambiar y homogeneizar el sistema” así como “valorarse como una inversión”.
Este experto incidió en que, “aunque estos canales nunca deben sustituir a la presencialidad”, pueden suponer, dejando fuera aquellas visitas que deban ser presenciales, un ahorro de tiempo para los pacientes. De esta forma, Garmendia apuntó que “habrá que analizar cómo se modifica el modelo organizativo por parte de los profesionales y utilizar estas herramientas en un modelo adaptado”. Este modelo, según dijo debería “centrarse en las necesidades del paciente y no en las preferencias de los profesionales”.
En relación con las diferencias en la implantación de la telemedicina, Soldevila indicó que depende mucho de la formación de los profesionales, de la capacidad de interpretar estos dispositivos y de contar con tiempo. Además, matizó que es necesaria la formación de los pacientes y destacó la importancia de incluir todos estos datos en la historia clínica.
Por su parte, Xavier Bayona destacó la importancia de ampliar la telemedicina y telemonitorización más allá del ámbito clínico hasta el ámbito domiciliario. En este sentido, apuntó que “ya se está realizando”, y está dando sus frutos. Este experto, añadió que “si bien es cierto, que deberíamos avanzar hacia medios más automatizados, en estos momentos y con los medios que tenemos, si los utilizamos adecuadamente podemos favorecer que un paciente tarde mucho tiempo en necesitar un ingreso hospitalario para su patología”. Pese a ello, recalcó que “hay cuidados que no se pueden sustituir por la telemedicina ni el teletrabajo”.
Por otro lado, Soldevila señaló que gracias a la telemedicina y telemonitorización, el control de la glucemia durante la pandemia “no ha empeorado, incluso en algunos pacientes ha mejorado”. Pero, insistió en que depende del grado de formación de los pacientes ya que “es importante saber actuar e interpretar los datos”. Por ello, recalcó, al igual que el resto de los participantes, que es necesario la actualización en la formación de los pacientes de forma continua y permanente.
Xavier Bayona: “No podemos seguir midiendo actividad y estructura, sino que tenemos que medir si lo que realmente estamos haciendo los profesionales está impactando en la mejora de la calidad de vida de los pacientes” | “Utilizar estas herramientas permitirán optimizar tanto el tiempo del profesional como el del ciudadano”
José Ramón Garmendia: “La solución vendrá de la mano de la administración, industria, profesionales y pacientes. Pero, si cada una de esas cuatro patas no mira las necesidades de las otras tres, poniendo encima de la mesa las capacidades que tenemos cada uno, será difícil” | “Hay que tener en cuenta las necesidades del paciente, así como su experiencia”
En la misma línea, Cuenca añadió que “no se trata solo de tener la tecnología que recoja los datos, sino que estos queden grabados en la historia clínica del paciente, y sirva para dar pautas y se informe de los resultados que se obtienen”. Según dijo, es esencial “poder contar con buenos cuadros de mando para los profesionales, que les puedan generar alertas y avisos” sobre la situación de los pacientes. Además, resaltó que debe implantarse de “manera más sencilla y ágil “.
Visión de los pacientes
El debate abordó exhaustivamente la implantación de la telemedicina. Y la intervención de Miguel Brito fue clave para conocer cómo los pacientes, en concreto en el ámbito de la diabetes, han aceptado su implantación. Este experto explicó que con la pandemia “los pacientes no eligieron empezar con la telemedicina, sino que esta llegó debido al cierre de las consultas”, además, Brito señaló que los pacientes se encontraron “desprotegidos y, de alguna manera, fuera del sistema”.
Este experto, también resaltó que “para algunos pacientes no ha sido tan difícil, sobre todo para los jóvenes, pero por otro lado, algunos pacientes mayores agradecen la vuelta al hospital”. Brito apuntó que muchos pacientes, sobre todo de diabetes tipo 1, han mejorado, en concreto aquellos que ya estaban bien educados y sabían que hacer, e incluso “tenían más tiempo para cuidarse y con menos estrés”. Pero, los pacientes con diabetes tipo 2, que no tenían acceso a esta tecnología y que estaban en casa y con menos educación, su control ha ido a peor”, ya que incluso han llegado a dejar de tomarse su medicación, destacó este experto.
A este respecto, para Brito es esencial poner sobre la mesa que “faltan sanitarios”. Además, según él, “deben de disponer de tiempo y que los pacientes se encuentren agendados”. La implantación de estas nuevas tecnologías “interesan tanto a los pacientes como a los profesionales”. Según dijo, “los pacientes estarán mejor controlados y los profesionales más satisfechos”.
A este respecto, Soldevila explicó que “en los primeros meses de la pandemia, cuando se suspendieron todas las consultas externas, la telemedicina, sobre todo aquellos en pacientes que tenían telemonitorización, nos permitió seguir controlando y hacer un seguimiento a distancia, pudiendo modificar el tratamiento y seguir en contacto con ellos”. En concreto, apuntó que “la endocrinología, sobre todo en los pacientes con diabetes, es una de las especialidades que ha permitido hacer más telemedicina”.
Por su parte, Xavier Bayona abordó los beneficios que ha tenido, desde el punto de vista de la gestión, la incorporación de la telemedicina en la asistencia sanitaria. Bayona explicó que desde la Asociación Catalana de Gestión Sanitaria han elaborado “documentación en la que, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas, han intentado visualizar el futuro”. En concreto, respecto a la telemedicina señaló que “ha resultado útil”, tanto la utilización de telefonía como otros medios telemáticos, para la gestión de todos aquellos pacientes que de “la noche a la mañana se quedan colgados”.
Transformación
La directora general de Planificación, Eficiencia Tecnológica y Atención al Paciente de la Comunidad Valenciana explicó desde su área de responsabilidad, los cambios a los que han tenido que enfrentarse para la adaptación de la telemedicina. En este sentido, destacó que uno de los aspectos más importantes ha sido planificar a la vez que se iba implementando ya que “había muy poco tiempo para extender iniciativas que estaban en marcha o poner en marcha otras nuevas”.
Esta experta puso sobre la mesa que al extender a toda la población iniciativas que funcionan en un grupo reducido, se ha puesto en evidencia que los sistemas no se encontraban preparados. Como ejemplo, apuntó que en la Comunidad Valenciana se ha pasado de atender 42.000 citas telefónicas mensuales a más de un millón o millón y medio, lo que ha llevado a tener que reconfigurar todo. Además, Cuenca detalló determinadas acciones que se han ido realizando, tales como la actualización de la tarjeta SIP, la adaptación de la consulta telemática para personas con problemas auditivos, la simplificación de otros trámites, así como la incorporación de “las agendas de mostrador”.
Llanos Cuenca: “A priori, todos los avances que se realicen tanto en tecnología como en telemedicina, tendrán un coste-efectividad positivo” | “No se trata solo de tener la tecnología que recoja los datos, sino de que estos queden grabados en la historia clínica del paciente, sirva para dar pautas y se informe de los resultados que se obtienen”
Berta Soldevila: “En el paciente ingresado por covid-19 y en el manejo hospitalario de la hiperglucemia todos los protocolos tendrán que introducir la opción de monitorización de glucosa” | “Gracias a la telemedicina y telemonitorización, el control de la glucemia durante la pandemia no ha empeorado, incluso en algunos pacientes ha mejorado”
Por otro lado, para Cuenca es esencial desburocratizar la asistencia sanitaria, de forma que numerosos trámites puedan ser realizados directamente por personal administrativo. Esta cuestión fue secundada por Bayona quien añadió que hay una proporción “nada despreciable de contactos con pacientes que simplemente son controles rutinarios donde no hay ninguna variación en su plan terapéutico, sólo un feed back de información”. Según él existen experiencias, fuera de nuestro entorno, de figuras paramédicas, como los medical assistant, que estarían entre el personal administrativo y enfermería que ayudarían abaratar costes y mejorarían la eficiencia del sistema.
En relación con la información de la historia clínica, Garmendia destacó que los informes que se integran en la historia clínica deben estar dirigidos a poder tomar decisiones que tengan impacto sobre el paciente. De lo contrario, “acabaremos sometidos a la tensión que produce un exceso de información”, explicó el director general de Castilla y León.
Además, en palabras de Garmendia “hay que tener en cuenta las necesidades del paciente”, así como su experiencia y “dirigir todas las capacidades tecnológicas que la industria pone a nuestra disposición para dar respuesta a esas necesidades”, sentenció este experto.
A este respecto, Bayona añadió que es necesario “mejorar la percepción de la población” respecto a la atención no presencial y que utilizar estas herramientas permitirán optimizar tanto el tiempo del profesional como el del ciudadano. En este sentido, apuntó como conveniente la realización de campañas de comunicación para ayudar a implementar determinados modelos de telemedicina. Igualmente, en el coloquio se insistió en la necesidad de que el paciente atienda a la consulta de forma que se salvaguarde su intimidad, así como que pueda prestar toda la atención al profesional.
Por su parte, Pérez apuntó dos elementos clave para el desarrollo de la telemedicina. En primer lugar, la necesidad de repensar el modelo de atención y, en sintonía con el resto de los ponentes, la necesidad de crear evidencia para demostrar cuál sistema funciona mejor.
Garmendia también aportó que “debemos ser realistas y no quedarnos con los titulares, ya que en el mundo tecnológico hay mucha tendencia a dar el pescado como vendido, cuando casi todavía no hemos salido a pescar”. Además, destacó que “la solución vendrá de la mano de la administración, industria, profesionales y pacientes. Pero, si cada una de esas cuatro patas no mira las necesidades de las otras tres, poniendo encima de la mesa las capacidades que tenemos cada uno, será difícil”
Por su parte, Bayona incidió en la evaluación. “Se debe medir y cambiar el modelo de gestión y de medición de resultados. No podemos seguir midiendo actividad y estructura, sino que tenemos que medir si lo que realmente estamos haciendo los profesionales está impactando en la mejora de la calidad de vida de los pacientes”. Por ello, señaló que todo esto pasa por tener indicadores de resultados en salud, sentenció este experto.
Y, por último, Cuenca recordó la importancia de no olvidar a los familiares y cuidadores de estos pacientes, siendo esta última figura un factor importante. Además, añadió la conveniencia de ir hacia una medicina preventiva. Para esta experta, es esencial contar con todos ellos en el diseño, y que, “una vez conozcamos la idea de lo que queremos incorporar y desarrollar, ellos deben participar y debe tenerse en cuenta su punto de vista, de forma que se evitarán muchos rechazos”.
Desarrollo una vez superada la pandemia
Los ponentes abordaron su visión sobre el desarrollo de la telemedicina en la gestión de la diabetes una vez superada la pandemia. A este respecto, Brito aseguró que en este momento únicamente cuentan con financiación para la utilización de determinadas tecnologías los pacientes diabéticos tipo 1. No obstante, para este experto, la financiación destinada a los diabéticos tipo 2 se aprobará y, “aunque en este momento es un plus, llegará a ser estándar”. Por su parte, el presidente de la SED señaló que “sería un error no aprovechar esta situación que ha permitido avanzar”.
Además, Pérez explicó que “usar la tecnología requiere más tiempo que una visita”. Por ello, según él, es clave que no se dedique más tiempo por el profesional a registrar que a tomar decisiones, por lo que debe contarse con un sistema que recoja las variables de una forma eficiente a la historia clínica, en un formato que posibilite que “el profesional no tenga que estar registrando, sino que pueda tomar decisiones”.
Por su parte, Garmendia apuntó que es necesario poder medir y precisar si la utilización de estos sistemas implica una mejora en los resultados que estamos obteniendo, al igual que se hace con los medicamentos.
Por último, los ponentes destacaron las barreras que deben superarse en el futuro para una mejor utilización de la telemedicina. Entre otras cuestiones, señalaron el tiempo invertido, ya que las visitas no presenciales deben ser agendadas y dar valor al paciente y al profesional; los problemas normativos y jurídicos, teniendo en cuenta la Ley de Protección de datos; o la importancia del entorno en el momento de las consultas telemáticas y la dificultad de escalar la sostenibilidad de este tipo de soluciones.
Los ponentes también coincidieron en la necesidad de una transformación del sistema con la incorporación de la telemedicina en el ámbito de la diabetes, siendo un elemento esencial para la sostenibilidad del sistema. En este sentido, Bayona resaltó que “lo importante es saber lo que queremos y planificar”. Siendo esencial “aunar las aportaciones de todos los actores que van a intervenir”, para conseguir una transformación del sistema de una manera eficiente y que permanezca en el tiempo.