La sesión presidencial del Congreso SEOM2021 virtual ha abordado este martes la evolución de la medicina de precisión y los avances de la evaluación económica de los tratamientos en nuestro país. Fernando Ignacio Sánchez Martínez, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, pone de relevancia la importancia de la Farmacoeconomía e indica que “los oncólogos debamos formarnos en toxicidades, en biomarcadores y estudios de la vida real”
En la sesión, en la que ha participado también Francisco Ayala de la Peña, jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Morales Meseguer de Murcia, así como Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de SEOM, como moderador y por Enriqueta Felip, que asumirá la presidencia durante la asamblea general de socios de SEOM que se celebrará el próximo jueves.
Según explica Sánchez Martínez, desde el punto de vista metodológico, “en los últimos años se han intentado abordar problemas que nos encontramos al aplicar las técnicas de evaluación económica en el ámbito de la Oncología: principalmente, que los pacientes oncológicos tienen, en muchos casos, una reducida expectativa de vida y una baja calidad de vida”. Y, por otro lado y en general, “los tratamientos suelen tener una efectividad limitada, tanto en términos de supervivencia como de calidad de vida y están sujetos a una gran incertidumbre”,.
Estas circunstancias hacen que, cuando se aplican las técnicas de evaluación económica estándar, es difícil que un nuevo tratamiento contra el cáncer resulte ser coste-efectivo, asegura el profesor.
“Se han introducido argumentos de equidad que hacen que se valoren más los beneficios de salud que perciben este tipo de pacientes o que se consiguen con este tipo de tratamientos. Ya desde años, el NICE viene incorporando unos criterios ‘end of life’ para pacientes con poca expectativa de vida a los que se prima a la hora de calcular sus ganancias de salud. Últimamente se está considerando, tanto por NICE como por otras agencias de evaluación, la incorporación de modificadores que tengan en cuenta la gravedad de los pacientes y la situación en términos de calidad de vida. El objetivo es dar una consideración especial a la salud que se gana con estos tratamientos”, describe el profesor Sánchez Martínez.
Respecto a la toma de decisiones, numerosos países evalúan los tratamientos médicos en general –y los oncológicos en particular– con arreglo a los criterios de evaluación económica del coste-efectividad.
“Se observan grandes diferencias entre países a la hora de incorporarlo a la toma de decisiones, aunque los sistemas de evaluación tienen metodologías similares: hay diferencias de la interpretación de la evidencia y en los umbrales que se consideran aceptables o no para financiar tratamientos, entre otros aspectos”, enumera.
En el caso de España, el experto considera que los avances han sido “muy tímidos, tanto en el uso de la evaluación económica en la toma de decisiones, con carácter general, como en el ámbito de la evaluación económica de terapias oncológicas, en particular. Aunque el marco legal aboga por su uso de manera rutinaria, en realidad, en los informes de posicionamiento terapéutico (IPT), que son el principal elemento que informa de la toma de decisiones, la evaluación económica ha estado ausente hasta hace muy poco y su incorporación se ha hecho de una manera poco consistente: las condiciones materiales son insuficientes, porque los tiempos son muy limitados, se ha optado por una metodología concreta (obviando otras) y no se hace referencia a la existencia del umbral que nos diga cómo tenemos que tomar la decisión(esto es, cuándo una nueva terapia es coste-efectiva y cuándo no). De hecho, solo hay un IPT que haya incorporado la evaluación económica hasta la fecha”.
Por otro lado, Francisco Ayala de la Peña ha dado una visión crítica del progreso de la Oncología en general y de la Oncología de precisión en particular en su ponencia, titulada Oncología de imprecisión, subrayará la importancia del desarrollo de la medicina de precisión.
Ayala de la Peña asegura que “hemos vivido grandes avances en muchos tumores, con cambios espectaculares en la eficacia de alguno de los tratamientos, más dirigidos y con un punto de vista más molecular de la enfermedad. Pero, sin negar todo esto, hay que poner de manifiesto que es una visión que tiene limitaciones importantes hoy en día. Y tampoco es aplicable a muchos pacientes oncológicos que se siguen tratando con las técnicas y métodos que venimos usando, como quimioterapia, tratamiento hormonal…”, advierte.
“Además, debe subrayarse que, en ese desarrollo tan rápido, ha habido algunos problemas metodológicos que hacen que estemos valorando igual estrategias de tratamiento que han sido muy buenas y han tenido excelentes resultados con otras que no son tan provechosas. Y que, con el rótulo de medicina de precisión, pasan por buenas sin serlo”, explica.