Los medicamentos, como la energía, las materias primas o las cadenas globales de suministro forman parte de la seguridad de un país, así se ha puesto de relieve en el I Congreso sobre Globalización y Seguridad Nacional, celebrado en Granada.
La pandemia ha mostrado, entre otras enseñanzas, que los medicamentos son un bien estratégico para los gobiernos. España cuenta con 160 plantas de producción cuya actividad industrial está directamente ligada al sector farmacéutico, que dan empleo a cerca de 26.000 personas y mueven una facturación de 15.000 millones de euros al año. De ellas, más de la mitad (82) se encargan de la fabricación de medicamentos de uso humano, una presencia que se ha revelado capital en la crisis por el coronavirus. Esto ha permitido que no se haya producido desabastecimiento de medicamentos ni en hospitales ni en oficinas de farmacia desde que se desatara la crisis en nuestro país y que los 25 millones de españoles que consumen al menos un medicamento al día dispusieran de sus tratamientos.
Como recordó el director del Departamento Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve, “cuando se declaró la emergencia sanitaria, desde la industria farmacéutica se pusieron en marcha planes de contingencia y se trabajó en estrecha cooperación con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para compartir información y articular las medidas oportunas para garantizar la atención a los pacientes”.
Las compañías farmacéuticas tuvieron que trabajar intensamente para que la fabricación, la distribución y la comercialización de medicamentos (también la investigación clínica, que se hace en los hospitales) siguieran funcionando, “algo que se logró con ingenio y pasión, y, por supuesto, en colaboración con todos los agentes implicados”, afirmó.
En esos duros meses de 2020 se consiguió, por tanto, evitar el desastre que hubiera supuesto para los pacientes españoles afectados por Covid-19 no tener medicamentos necesarios en las UCI, cuya demanda se disparó. Pero también “se evitó el desastre para todos aquellos que necesitaban el tratamiento para su diabetes, su asma o su afección coronaria”, recordó el director técnico de Farmaindustria.
Esto fue posible gracias a las actuales capacidades de producción de medicamentos que existen en España, con las 82 plantas de fabricación tanto de materias primas como de tratamientos terminados, y que colocan a nuestro país como uno de los referentes en la Unión Europea. “La existencia de plantas de producción que ya tenemos son una verdadera garantía; sin embargo, la competencia internacional es grande y es mucho más caro producir en Europa que fuera, por lo que tenemos que proteger este tejido industrial”, reclamó.
En este contexto, Esteve recordó que Farmaindustria ha presentado al Gobierno el proyecto Medicamentos Esenciales y Capacidades Industriales Estratégicas para la cadena de valor de la Industria Farmacéutica Innovadora en España (MedEst), que ha logrado implicar a 40 compañías tractoras fabricantes de medicamentos y materias primas farmacéuticas para, por un lado, aumentar las capacidades estratégicas de fabricación y así disponer de mayores garantías en el abastecimiento de medicamentos estratégicos para nuestro país y, por otro, mejorar la competitividad productiva de la industria farmacéutica en España a través de su capacitación en conocimiento, tecnología y digitalización.
Precisamente, la semana pasada en la presentación del Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte) Salud de vanguardia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó que este plan busca, entre otras cuestiones, reforzar la producción de medicamentos, en línea con los planteamientos de la industria farmacéutica.
Esta política coincide, asimismo, con lo planteado en la futura Estrategia Farmacéutica Europea, que, indicó Esteve, tiene entre sus pilares mejorar la preparación y respuesta ante la crisis y abordar la seguridad del suministro, “porque el medicamento es tan esencial que realmente requerimos una protección estratégica”.
Por este motivo, es igualmente necesario, como prevén tanto las autoridades nacionales como europeas, elaborar una lista de medicamentos críticos, eso sí, adaptada a las necesidades de cada país, precisó Esteve.