El nuevo Plan Profarma cambiará significativamente en cuanto a los criterios de valoración que otorgan puntuación, la cual sirve para clasificar a las diferentes compañías. Más allá de suponer un reconocimiento, permite una minoración en las aportaciones que la industria debe realizar como consecuencia de la aplicación de la disposición adicional sexta de la Ley de Garantías.
De este modo, a las valoraciones tradicionales de inversión y gasto en investigación, producción y empleo, para la próxima edición se sumarán aspectos relacionados con la autonomía estratégica, con el objetivo de dar respuesta “a los retos actuales”. Así lo expuso el director general de Estrategia Industrial y de la Pyme del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Jordi García Brustenga, durante su intervención en el XXIII Encuentro de la Industria Farmacéutica Española, celebrado en Santander en el marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
García Brustenga explicó que lo que se va a hacer es “revisar el equilibrio de porcentajes” de los diversos aspectos que valora Profarma para dar cabida a este nuevo criterio, pero eso no implica que se pierda importancia en aspectos como la investigación.
Esta modificación llegará en el nuevo modelo que se prevé aprobar y poner en marcha a partir del próximo 2025, por un periodo de cuatro años. En este sentido, el representante del Ministerio de Industria no quiso explicar qué pasará con los años 2023 y 2024, en los que no ha estado vigente ningún Plan Profarma. Ante las preguntas del subdirector general de Farmaindustria, Javier Urzay, en relación con la posible convocatoria ‘puente’ de un Profarma en 2024, García Brustenga aseguró no saber qué ocurrirá. “No puedo decir nada. Este parón está ligado a la estrategia de la industria farmacéutica y cuando se acabe se podrá contestar”, indicó. Pese a esta afirmación, también dejó claro que el Ministerio de Industria apostaría por esa posible convocatoria puente, que “sería interesante”.
El responsable del Ministerio de Industria explicó la importancia que desde España y Europa se le otorga a la autonomía estratégica, especialmente tras la covid-19 y de cara a estar preparados ante futuras crisis de diferentes tipos. Y por eso, se prevé la incentivación de avanzar en estas cuestiones con su introducción en el Profarma.
Además, García Brustenga detalló algunos aspectos clave de la futura Ley de Industria y Autonomía Estratégica, en la que trabaja el Ministerio de Industria, y que creará la Reserva Estratégica basada en las Capacidades Nacionales de Producción Industrial (Recapi). Una de las novedades que se introducirán será la figura de la certificación de corresponsabilidad con la autonomía estratégica, una certificación que servirá para confirmar que la autonomía estratégica “es un valor de la compañía que realiza planes de contribución” para situaciones de crisis. Por ello, este experto explicó que trabajarán para que las empresas “tengan una implicación en autonomía estratégica”. El objetivo sería “desarrollar una red de empresas estratégicas que puedan aportar ideas ante una circunstancia sobrevenida”.
La industria farmacéutica como sector estratégico
Ante esta situación, el representante de Industria valoró muy positivamente lo que el sector farmacéutico puede aportar. “Es de los sectores más completos por su impacto en otros ámbitos y por el propio producto que genera”, explicó.
Esta misma idea fue central en el discurso de apertura del encuentro, ofrecido por el presidente de Farmaindustria, Jesús Ponce, quien expuso las características y aportaciones que el sector realiza tanto en aspectos sanitarios como económicos y sociales, por lo que se mostró convencido de que es “un sector estratégico para nuestro país”.
Igualmente, Ponce señaló que el farmacéutico es un “sector con propósito y con compromiso. Comprometido en mejorar la sociedad en la que vivimos y fieles a nuestro propósito, que no es otro que innovar para las personas”. En este sentido, explicó que se trata de “un sector abierto a la escucha y al diálogo con la sociedad; comprometido con las buenas prácticas y la transparencia”. Un sector “volcado en la colaboración con los pacientes para conocer sus necesidades y tratar de responderlas, y con los profesionales sanitarios”. Y todo esto en “permanente diálogo con la Administración en la búsqueda de soluciones para mejorar el cuidado de la salud y para conciliar el acceso de los pacientes a la innovación y la sostenibilidad financiera del sistema sanitario”.
Más allá, Ponce realizó un repaso por las cifras del sector en aspectos como la instalación de plantas de producción, centros de I+D y la realización de ensayos clínicos, algo que permite trabajar en las tres prioridades que plantean: acceso, I+D y tejido productivo. Unas prioridades que suponen la base de la “relación de colaboración y confianza que tenemos con las administraciones públicas, tanto con el Gobierno central como con las comunidades autónomas”.