Política

La transición constará de cuatro etapas quincenales cuya evolución se evaluará de forma provincial

La transición hacia lo que el Gobierno se ha esforzado en llamar ‘nueva normalidad’ que ha sido coordinado con las comunidades autónomas y constará de cuatro etapas de dos semanas cada una por las que se irá avanzando de forma gradual y asimétrica, según los parámetros que se vayan viendo en cada provincia.

La transición hacia lo que el Gobierno se ha esforzado en llamar ‘nueva normalidad’ que ha sido coordinado con las comunidades autónomas y constará de cuatro etapas de dos semanas cada una por las que se irá avanzando de forma gradual y asimétrica, según los parámetros que se vayan viendo en cada provincia. Así lo ha explicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia que ha tenido lugar tras el Consejo de Ministros que ha aprobado el plan, que establece “los principales parámetros e instrumentos para la adaptación del conjunto de la sociedad a la nueva normalidad, con las máximas garantías de seguridad”.

La primera fase, la 0 entrará en funcionamiento el próximo 4 de mayo para todas las provincias e islas excepto para las islas Formentera, La Gomera, El Hierro y La Graciosa, que en esa fecha entrarían directamente en la fase I.

El Gobierno establecerá un panel de indicadores que, según dice estará “basado en sistemas de información fiables, que permita conocer y entender el estado de la situación en cada momento, monitorizando cuatro ámbitos fundamentales para la toma de decisiones: salud pública, movilidad, dimensión social y situación económica”. Estos indicadores serán públicos y permitirán evaluar la información a nivel provincial y regirán el paso por cada una de las fases, que tendrán autorizadas actividades cada vez menos restrictivas.

Monitorización en Salud Pública

En lo que se refiere a la salud pública, el documento explica que “es clave disponer de un sistema de detección precoz ante cualquier rebrote de la covid-19 y de una capacidad de respuesta rápida ajustada a las características y dimensiones del mismo”.

Esta capacidad de respuesta rápida debe asegurarse al menos en cuatro aspectos: una asistencia sanitaria reforzada; un modelo eficaz y seguro de alerta y vigilancia epidemiológica; una rápida identificación y contención de las fuentes de contagio y el reforzamiento de las medidas de protección colectiva.

Con respecto a la primera, se debe asegurar “la suficiencia de la capacidad asistencial, tanto en asistencia primaria como en los hospitales y UCIs, es fundamental para la gestión de la pandemia, así como para poder reanudar la asistencia habitual de pacientes con patologías distintas a covid-19”.

Por su parte, la vigilancia epidemiológica, para evitar los retrasos de dos semanas en la notificación a causa del ciclo del virus, se propone “configurar un sistema de información epidemiológica basado en series de datos de máxima fiabilidad, elaboradas con criterios homogéneos para todo el territorio nacional, con un nivel de desagregación por área de salud (para permitir unos niveles de granularidad territorial más avanzados), con responsables identificados y actualización diaria”. De este modo, la información epidemiológica incorporará los casos posibles, así como confirmados, además de su distribución entre los estamentos sanitarios; el número de fallecidos y el lugar; así como el seguimiento a los profesionales infectados en centros sanitarios y sociosanitarios.

Detección temprana de casos

Además, se incorporarán otros indicadores para evaluar la detección temprana de los casos evaluando los tiempos entre el inicio de los síntomas, la fecha de consulta y la de diagnóstico o hasta el aislamiento. También se realizará un seguimiento sobre los casos que no son contactos de casos confirmados conocidos. También se evaluará el control que se realiza sobre los casos confirmados.

La rápida identificación y contención de fuentes de contagio es, según el informe “otra condición indispensable para levantar el confinamiento”. Para conseguirlo se establecen cuatro aspectos: “a) Diagnóstico de sintomáticos en estadios iniciales de la enfermedad (lo que requiere aumentar la capacidad de diagnóstico en atención primaria); b) Aislamiento de casos (habilitando hoteles u otras instalaciones de uso voluntario, cuando el aislamiento efectivo de los casos leves no puede realizarse en su propio domicilio); c) Trazado y cuarentena de contactos siempre garantizando el anonimato y la privacidad de la información y d) La identificación proactiva de asintomáticos en colectivos de interés (por ejemplo, en residencias geriátricas o en lugares especialmente afectados)”. Es decir, que se utilizará el posicionamiento de los dispositivos electrónicos para identificar los casos.

El cuarto aspecto a asegurar es el reforzamiento de las medidas de protección colectiva. En este asunto se sigue sin obligar al uso de mascarillas, aunque se señala que “la disponibilidad y uso de material de protección entre la población general, así como la difusión e implementación de prácticas higiénicas y de distanciamiento social, es una capacidad estratégica que ya se encuentra en avanzado estado de desarrollo”.

Los otros parámetros que se deben monitorizar, según el Gobierno serán la movilidad (tanto dentro del país – entre municipios/entre provincias – como internacional), muy vinculada a un posible aumento del riesgo de contagio; la dimensión social (impacto de la enfermedad, el confinamiento y la desescalada en los colectivos sociales más vulnerables, en particular los mayores) y la actividad económica (evaluación de la situación por sectores, en especial aquellos con más capacidad de arrastre y los más duramente afectados por la crisis).

Actividades permitidas en cada fase

El gobierno ha elaborado un cuadro orientativo de las actividades que en diferentes ámbitos se pueden realizar en función de la fase en la que se encuentre cada provincia.

La base de cada una de las fases es el distanciamiento, por lo que se actúa de forma generalizada sobre los aforos y se van abriendo actividades que permiten un control de los mismos.

En el ámbito de la ciencia y la investigación cabe señalar que hasta la fase I no se produciría la reapertura de las “instalaciones científico-técnicas que quedaron cerradas en la primera fase de la pandemia por no considerarse esenciales a corto plazo”. Además, en esta fase se podrán celebrar seminarios y congresos científicos o innovadores, respetando distancia social de más de dos metros y de menos de 30 asistentes. En la segunda fase, se permitirá la “apertura de las residencias para investigadores supeditada a las condiciones establecidas para los establecimientos hoteleros” y la organización de seminarios científicos o innovadores, respetando distancia social de más de dos metros y de menos de 50 participantes, garantizando el cumplimiento de protocolos de seguridad.

Por último, será en la fase III cuando se permitan actividades de divulgación científico-técnica, talleres informativos, “con las restricciones necesarias”. En este sentido, también se podrán organizar seminarios, congresos y ferias científicas o de innovación, respetando distancia social de más de 2 metros y menos de 80 personas, garantizando el cumplimiento de protocolos de seguridad. 

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