En los últimos días ha ganado protagonismo la cuestión del precio de las que podrían convertirse en las primeras vacunas comercializadas para prevenir la Covid-19. Como es sabido, los proyectos de Moderna (que ha anunciado el inicio de un ensayo de fase III), BioNTech-Pfizer (recién comenzado también un ensayo de fase II/III) y AstraZeneca-Universidad de Oxford (para la que también se han comenzado ya los ensayos de fase III) parecen, a día de hoy, los más avanzados.
Con respecto al precio de la primera de estas vacunas, mRNA-1273, cabe destacar las recientes declaraciones del CEO de Moderna, Stéphane Bancel, quien anunciaba su intención de "obtener beneficios" por el que para ellos sería el primer producto comercializado y en el que habrían invertido, aseguró, unos "2.000 millones de dólares".
Cabe destacar, no obstante, que la compañía ha recibido ya casi 1.000 millones de dólares del Biomedical Advanced Research and Development Authority (Barda), dependiente del Departamento de Salud de Estados Unidos para el desarrollo de las diferentes fases de investigación clínica.
Pese a mostrar su intención de obtener beneficios con la comercialización de la vacuna, Bancel aseguró ser consciente de la situación excepcional que constituye esta pandemia, y aseguró que el precio se mantendrá "dentro del rango de precios para las demás vacunas aprobadas". No obstante, Finantial Times publica una información, en la que no se cita la fuente, que le atribuye un coste de 25-30 dólares por dosis (seguramente harán falta dos) a la vacuna de la compañía con sede en Cambridge (Massachusetts).
De confirmarse, la afirmación del CEO de Moderna estaría lejos de ser verdad. Eso, si se tiene en cuenta la información disponible con respecto al precio de las vacunas de BioNTech-Pfizer y AstraZeneca-Universidad de Oxford. Ambas han recibido fondos del Barda para su desarrollo (AstraZeneca ha confirmado la recepción de otros 1.000 millones, concretamente). La segunda, además, ha contado con una inyección de 84 millones de libras del Gobierno británico, que se habría asegurado de ese modo que los británicos sean los primeros en acceder a la vacuna, si finalmente concluye con éxito la fase de ensayos.
En el caso de la primera de estas vacunas, BNT162, Pfizer confirmó recientemente un acuerdo con el Gobierno estadounidense, para suministrarle 100 millones de dosis en el momento en el que la vacuna sea autorizada para uso de emergencia por la Agencia Americana de Medicamentos (FDA). El coste de adquisición sería de 1.950 millones de dólares, es decir, 19,5 dólares por dosis, una cifra inferior a la que, de confirmarse la información del Finantial Times, se tendría que pagar la de Moderna.
Por su parte, AstraZeneca ha hecho público su compromiso de poner su vacuna a disposición de todos los países del mundo sin ánimo de lucro durante la pandemia. La compañía aclaró que los costes iban a ser asumidos por los distintos gobiernos, por lo que no contaba con que el desarrollo de esta vacuna fuera a suponer ningún impacto en términos de gasto para sus cuentas de 2020.
En una información recientemente publicada por Reuters, donde se citaba al primer ministro de Salud italiano (cabe recordar que, en este caso, ha habido una alianza de cinco país: Francia, Italia, Alemania y Holanda, que se apresuraron a liderar una alianza para garantizarse su adquisición), se hablaba de un coste de 2,5 euros por dosis.