El Parlamento Europeo ha aprobado este jueves por abrumadora mayoría la Estrategia Farmacéutica para Europa, lo que supone un hito para la política sanitaria de la Unión Europea que ha estado liderado por la portavoz del Partido Popular en esta Cámara, Dolors Montserrat.
Ha sido tras votarse el informe en el Pleno del Parlamento Europeo, obteniendo el voto positivo de la gran mayoría de los eurodiputados, con más de un 75% de votos a favor, lo que demuestra el gran esfuerzo de diálogo durante la elaboración de la estrategia. En concreto 527 votos a favor, 70 abstenciones y 92 votos en contra.
“La aprobación de esta importante estrategia es el resultado de una intensa búsqueda del acuerdo con los diferentes grupos parlamentarios, con el objetivo de encontrar el consenso necesario para que las políticas farmacéuticas que se proponen puedan hacerse realidad en todos los Estados miembro”, ha declarado Montserrat.
La exministra de Sanidad ha celebrado la aprobación de esta estrategia de la que ha sido ponente, ya que “su puesta en marcha repercutirá en la mejora de la atención sanitaria y, por ende, de la calidad de vida, de todos los europeos, vivan donde vivan”.
La portavoz popular ha recordado que “es uno de los pilares de la Unión Europea para la Salud que estamos construyendo e inaugura la década europea de la salud, la innovación y la investigación, con una dimensión más social de la Unión Europea”.
En cuanto a los objetivos principales que fija el documento para las políticas farmacéuticas de la UE, giran en torno a estos ejes: poner al paciente en el centro con un acceso igual a medicamentos y a precios asequibles en todos los países miembros; fomentar la investigación e innovación, especialmente para necesidades no cubiertas; avanzar hacia sistemas sanitarios nacionales sostenibles; y liderar la innovación sanitaria y farmacéutica mundial, con una apuesta por la innovación ‘made in Europe’.
Así, la estrategia pone el acento en la necesidad de conseguir medicamentos asequibles e innovadores en el menor tiempo posible, pues es inadmisible que los medicamentos aprobados por la EMA tengan una disponibilidad que oscila entre el 7% y el 90% según el país. También que el 95% de las 7000 enfermedades raras todavía no tienen ninguna opción de tratamiento.
Para conseguirlo, establece la necesidad de fortalecer la colaboración público-privada con la industria farmacéutica, con un sistema de incentivos eficaz y una regulación armonizada centrada en la seguridad. En este punto, la estrategia hace hincapié en la importancia de un sólido marco de protección de los derechos de propiedad intelectual.
Así, la estrategia tiene como objetivo liderar en el mundo la innovación sanitaria y farmacéutica, para lo que propone apoyar a la industria farmacéutica con un marco normativo estable, flexible y ágil, para lo que hay reducir la burocracia y alinear los tiempos de los procedimientos entre la Agencia Europea del Medicamento y las agencias nacionales.
En este sentido, la estrategia pide apostar por la innovación made in Europe, ya que la pandemia nos ha mostrado la creciente amenaza de escasez de medicamentos esenciales, que por lo general no se producen en Europa debido a su bajo precio. Esto provoca falta de acceso y tensiones en los sistemas nacionales de salud que pueden evitarse estimulando la producción europea.
Además, la estrategia busca promover una mayor contratación pública europea conjunta, como se ha hecho para las vacunas contra la covid-19, y procedimientos de contratación innovadores que atiendan a criterios como la entrega a tiempo o la seguridad en el suministro.
Asimismo, el informe propone medidas para apoyar una mayor presencia de medicamentos genéricos y biosimilares en el mercado, ya que también contribuyen a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. También reforzar el vínculo con la estrategia industrial de la UE, la estrategia para las PyME y el Espacio Europeo de Datos sobre la Salud.
Otro de los retos que aborda el informe es la lucha contra las resistencias a los antibióticos, que causa la muerte de 33.000 personas en Europa cada año. Para ello, el informe considera imperativo una guía terapéutica común para los antimicrobianos y también campañas de comunicación coordinadas a través de un calendario único, ya que las resistencias a los antibióticos suponen una de las principales amenazas de salud pública a la que nos enfrentamos.