Terapéutica

El trasplante de médula ósea y la CAR-T “son y serán” complementarios frente al cáncer hematológico

El Congreso Nacional de Hematología, Hemoterapia, Trombosis y Hemostasia pone de relevancia que el malestar de los pacientes que reciben terapias CAR-T en altas dosis está causado por un aumento dramático de las citoquinas, particularmente de la interleucina 6 (IL-6), y ya hay formas de bloquearlo
En la imagen, de izquierda a derecha, Sergio A. Giralt y Ramón García Sanz, presidente de la SEHH

El  trasplante  de  progenitores  hematopoyéticos (TPH), denominado genéricamente como trasplante de médula ósea, y la inmunoterapia CAR-T  “son  y  serán  tratamientos complementarios”  frente  al  cáncer  hematológico, según  ha  apuntado  Sergio  A.  Giralt,  del  Memorial  Sloan  Kettering  Cancer  Center,  de Nueva  York  (Estados  Unidos),  durante  su  intervención  en  la  III  Conferencia  ‘Ciril Rozman’, celebrada en el marco del Congreso Nacional de Hematología, Hemoterapia,  Trombosis y Hemostasia.

“Los pacientes con linfoma pueden recibir terapia CAR-T antes de someterse a un TPH autólogo (o autotrasplante); no obstante, usar una terapia  más  general,  como  el  TPH,  y  otra  más  específica,  como  los  anticuerpos monoclonales, puede dar resultados mucho mejores en determinados pacientes seleccionados”, explica.

 El experto ha expuesto las líneas de investigación que está desarrollando  con ambas terapias para mejorar sus resultados en los próximos cinco años. Por un lado, “hemos avanzado en la implementación de los trasplantes personalizados, precisos y predecibles, con muy buenos resultados preliminares”, afirma el experto.

“Hoy  sabemos  que  el  malestar  de  los  pacientes  que  reciben  terapias  CAR-T  en  altas dosis está causado por un aumento dramático de las citoquinas, particularmente de la interleucina  6  (IL-6),  y ya tenemos formas de bloquearlo”, explica. También “estamos trabajando para conseguir que una mayor cantidad de pacientes se beneficie de estas terapias  en  Estados  Unidos  y  para  mejorar  la  prevención  de  las  recaídas  posttrasplante”.

A tenor de la evidencia científica actualmente disponible, Mi Kwon, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, considera que  “el paciente con comorbilidades  no  debe  ser necesariamente  excluido  de  la  terapia  CAR-T”.  Según recomienda, “se debe hacer una valoración individualizada, tomando en cuenta también otros factores (enfermedad de base, estado funcional, etc.), y su manejo y seguimiento tienen que  llevarse  a  cabo  de forma  multidisciplinar  y  estrecha,  principalmente  en  los días de mayor riesgo”, aconseja.

 Sin anticuerpos COVID

Con respecto a la pandemia, los hematólogos españoles “tenemos por delante un gran desafío,  ya  que  se  estima que  cerca  de  25.000  pacientes  con  cáncer  hematológico  y receptores  de  TPH  o  CAR-T  no  tienen  anticuerpos  detectables  después  de  recibir  la pauta  completa  de  vacunación  anti-COVID”, señala Julio García Suárez, del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares (Madrid).

La existencia de este grupo de población de no respondedores “representa un importante problema de salud pública y nuestros pacientes nos necesitan ahora más que nunca”, añade. Aunque no hay unas pautas ampliamente consensuadas, la SEHH  recomienda una tercera dosis de la vacuna en estos pacientes y en receptores de TPH previamente vacunados que no hayan presentado seroconversión.

 Para  José  Luis  Piñana,  del  Hospital  Clínico  Universitario  de  Valencia,  “la  falta  de ensayos clínicos de vacunas frente a la COVID-19 en el paciente hematológico supone una importante limitación”. A pesar de ello y del innegable impacto negativo que ha tenido la pandemia en todo el mundo, la hematología ha sabido afrontar el enorme reto planteado,  no  sin  dudas,  controversias  y  vaivenes.  Según  reconoce  este  experto,  la pandemia  ha  sido  una complicación grave  en  los  pacientes  hematológicos;  a  su  vez, “hemos  observado  que  las  infecciones  y  complicaciones  derivadas  de  otros  virus respiratorios se han reducido de manera drástica”.

De la experiencia acumulada se concluye que la pandemia ha supuesto un cambio en el manejo de los pacientes.

En relación al abordaje de las enfermedades hematológicas en general, se ha abordado el impacto del diagnóstico molecular, con especial atención en el cáncer hematológico.  Según  Bárbara  Tazón,  del  Hospital  Universitario  Vall  d’Hebron,  de Barcelona, “en el laboratorio molecular de Hematología nos encontramos con muchos desafíos  derivados  de  la  implementación  de  la  secuenciación  masiva”.  Para  esta experta, “cada día es mayor la repercusión que los avances en el conocimiento de la biología  de  la  célula  tumoral  tienen  directamente  en  el  paciente,  en  sus  opciones  de tratamiento y en la mejora de la supervivencia y de la calidad de vida”, explica.

Lección Conmemorativa “Antonio Raichs”

Uno de los cánceres hematológicos cuyo abordaje más ha avanzado en las últimas dos décadas es el mieloma múltiple, una enfermedad de la que cada año se diagnostican 3.000  nuevos  casos,  convirtiéndose  en  el  tercer  cáncer  hematológico  más  frecuente, por detrás de los linfomas, con 10.000, y las leucemias, con 6.000.

Las aportaciones del Grupo  Español  de  Mieloma,  del  Programa  Español  de  Tratamientos  en  Hematología (GEM-PETHEMA), tienen reconocimiento internacional y así lo ha puesto de manifiesto Juan José Lahuerta, coordinador del GEM-PETHEMA, en el marco de la XXXIII Lección Conmemorativa “Antonio Raichs”. Este grupo cooperativo de la SEHH “ha trabajado para establecer la relación entre la reducción tumoral y el pronóstico”. GEM-PETHEMA es “actor principal en la transición hacia parámetros más sensibles, como la enfermedad mínima residual, hoy fundamental en la evaluación de los resultados del tratamiento”.

En último término, “el acceso a los cuidados paliativos de los  pacientes  con  cáncer hematológico es más tardío y se produce con menos frecuencia que en los pacientes  con tumores sólidos”, afirma Eduardo Bruera, del MD Anderson Cancer Center, de Houston (Estados Unidos). Esta situación se ha visto especialmente agravada durante la  pandemia, dándose “grandes problemas de acceso a los recursos de los cuidados paliativos  en  general”,  añade.  En  el  futuro,  “se debe apostar por una perfecta combinación del tratamiento oncohematológico y de los cuidados paliativos, en beneficio de  los  pacientes,  sus  familias  y  los  médicos”. 

Sobre  este  asunto,  10  sociedades científicas (entre ellas la SEHH) han pedido recientemente la creación de un Área de Capacitación Específica en Medicina Paliativa.

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