La necesidad de “prescribir más asociacionismo” para abordar enfermedades cada día más prevalentes y la reivindicación la figura del farmacéutico como un profesional sanitario que “debe estar integrado dentro del equipo asistencial” son dos de las conclusiones con los que se ha cerrado la IV edición de, DermoCOFM, las jornadas de dermofarmacia que organiza el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y que reunió en la capital a más de 500 farmacéuticos durante dos días.
El presidente del COFM, Manuel Martínez del Peral, instó a dar un paso adelante para escuchar a los pacientes y ampliar conocimientos para mejorar su salud. “Hay que conocer mejor a los pacientes y sus necesidades a través también de sus asociaciones para reforzar las líneas de colaboración y la utilidad del farmacéutico, conciliando el mejor consejo profesional con algo tan importante como es la humanización del trato”, recalcó en su presentación de la mesa redonda Intervención farmacéutica en patologías dermatológicas crónicas.
Jaime Llaneza, presidente de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), resaltó el valor del consejo dermofarmacéutico para mejorar la calidad de vida de los pacientes y de la farmacia como “punto de encuentro para ganar la confianza de los pacientes y recuperarlos para el sistema de salud”.
Entre las necesidades apuntadas por este colectivo, señaló la importancia de contar con un diagnóstico precoz, el acceso a medicamentos eficaces y seguros, la igualdad en el acceso de los pacientes, la farmacovigilancia, el acceso a información basada en la evidencia científica para tomar decisiones y empoderar al paciente, sin olvidar de “animar al paciente a que se deje ayudar; cada caso debe ser individualizado para tratar al paciente en sus necesidades físicas y emocionales”, destacó.
En la mesa redonda también participó Montserrat Ginés, vicepresidenta de Acción Psoriasis, quien explicó su experiencia como paciente de artritis psoriásica y apuntó que “estar al lado de los pacientes exige colaborar con la farmacia comunitaria, la farmacia hospitalaria, con los dermatólogos, con la Administración, con todos los agentes del sector”.
Ginés subrayó el componente emocional de una enfermedad como la psoriasis. “Hay que recuperar a los pacientes para el sistema, porque hoy en día sí hay remedio”, aseguró. Por ello, se dirigió a los farmacéuticos como “el profesional sanitario que más ven los pacientes moderados graves de psoriasis” para pedirles lo siguiente: “Desde la farmacia comunitaria tenéis que recetar la Asociación, es importante que podáis detectar las necesidades y el estado de salud del paciente, empatizar y generar un vínculo de confianza en un espacio de seguridad para hablar con el paciente y ofrecerle soluciones de derivación hacia un especialista”.
Clara Ochoa, presidenta de AMELyA Lupus Madrid, recalcó la necesidad de escuchar a los pacientes y normalizar la enfermedad, así como de estrechar la comunicación entre asociaciones y profesionales sanitarios. “Las asociaciones tienen un papel fundamental en la información y formación del paciente, pero es esencial que exista una colaboración con los profesionales sanitarios porque buscamos un mismo objetivo”.
Cercanía, formación en el uso de los medicamentos, adherencia, consejo dermocosmético, información de calidad para evitar que los pacientes caigan en bulos y en la desinformación fueron algunos de los aspectos destacados por esta portavoz sobre el papel sanitario y social de los farmacéuticos comunitarios.
Abordaje multidisciplinar
Junto a los representantes de los pacientes, intervinieron Pablo de la Cueva, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Infanta Leonor, de Madrid, y la vocal de Dermofarmacia y Productos Sanitarios del COFM, Raquel Aguado, como moderadora de la mesa redonda.
De la Cueva subrayó la importancia de la atención farmacéutica y el consejo dermocosmético especializado y adaptado a las necesidades de los pacientes. Abogó así por el “abordaje multidisciplinar de estos pacientes, donde también interviene el farmacéutico”, y la necesidad de un profundo conocimiento del tratamiento farmacológico que permita detectar problemas relacionados con la medicación, mejorar la adherencia a los tratamientos o potenciar la farmacovigilancia. “La comunicación entre médicos, pacientes y farmacéuticos resulta esencial para conseguir los objetivos terapéuticos”, afirmó.
Remarcó que “la cercanía de la dermatología y la farmacia, como primer escalón sanitario de los pacientes en la mayor parte de los casos, hace que sea importante integrar en todos los proyectos y procesos de labor asistencial a los farmacéuticos”. “En los casos leves -señaló- es donde el farmacéutico tiene que incidir con consejos, informando sobre los fármacos y con una comunicación entre médicos y farmacéuticos que es fundamental”.
Raquel Aguado ofreció su visión desde la farmacia y la responsabilidad que el farmacéutico comunitario tiene en su labor asistencial al detectar necesidades, hacer derivaciones tempranas al dermatólogo y ofrecer un consejo profesional para mejorar la salud y el aspecto de la piel como medio de mejorar la autoestima y la calidad de vida del paciente dermatológico. “Nuestro motor profesional es mejorar la calidad de vida de los pacientes”, concluyó.
Acompañamiento
DermoCOFM cerró su programa científico con la mesa redonda Acompañamiento del paciente oncológico desde la farmacia comunitaria. Moderada por Raquel Aguado, participaron Ana González, responsable del Área de Programas y Servicio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), y Marcos Martínez, gerente del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), junto a los farmacéuticos Ishoo Budhrani y David Garduño, expertos en el manejo dermatológico del paciente oncológico, y la dermatóloga María Cristina Ciudad.
Marcos Martínez reivindicó el acceso equitativo a los tratamientos, sobre todo oncológicos, ya que se tarda 617 días de media desde que se aprueba el tratamiento en Europa hasta que está disponible en España, afirmó.
Subrayó la “importante relación” con la farmacia comunitaria, como “uno de los sitios que más visitamos y con el que podemos colaborar para consolidar el Sistema Nacional de Salud”. “Las farmacias tienen tiempo para tratar al paciente, y eso es una parte importante porque es humanizar la sanidad”, aseguró.
Ana González incidió en la necesidad de “involucrar a todos los sectores de la sociedad” para abordar el reto del cáncer, ya que las cifras de esta enfermedad “son apabullantes”, advirtió. Según la portavoz de la AECC, la farmacia comunitaria “tiene un papel importante en la prevención a la hora de prescribir salud, involucrar a la sociedad en los factores de riesgo, animar y adherir a la población para prevenir el cáncer”. Reclamó, por ello, nuevas vías de comunicación con las asociaciones y añadió que “los pacientes oncológicos tienen necesidades sanitarias, pero también emocionales y sociales muy importantes, al tratar su piel a través de fármacos, cremas y servicios profesionales”.
Más comunicación entre médicos y farmacéuticos
En el turno de los profesionales sanitarios, Cristina Ciudad resaltó el valor de la atención farmacéutica y el consejo dermocosmético especializado y adaptado para mejorar la calidad de vida del paciente a lo largo de todo el proceso. “Sois una herramienta fundamental en la atención del paciente”, señaló en referencia a los farmacéuticos, especialmente en la detección y reconocimiento de los efectos secundarios de los nuevos tratamientos, como las inmunoterapias, y los criterios de derivación al médico especialista que requieren un conocimiento del tratamiento farmacológico íntegro que permita detectar los problemas relacionados con la medicación, mejorar la adherencia y la farmacovigilancia.
Igualmente, apuntó que “la falta de comunicación entre profesionales sanitarios da lugar a muchos errores de interpretación”, por lo que instó a facilitar las vías de comunicación entre hospitales y farmacias, así como a trabajar en la interacción con el médico de Atención Primaria y los farmacéuticos comunitarios.
El farmacéutico David Garduño incidió en dos aspectos: disponer de una “visión multidisciplinar sin cerrarse en burbujas” y tener más formación para ofrecer mejor atención. “Lo que causa más incertidumbre es no conocer la enfermedad”, una patología donde cada año se diagnostican 300.000 nuevos casos. “La farmacia puede hacer muchísimo por el paciente oncológico, pero para eso necesitamos formarnos sobre las patologías y las terapias, sobre sus efectos secundarios, sus necesidades emocionales y saber derivar al especialista”.
Ishoo Budhrani reivindicó el rol del cuidador del paciente oncológico, una vez que los dos millones de personas que pasan al día por la farmacia “seguro que tienen relación con el cáncer o con un paciente oncológico”. “Hay que saber tratarlos y atenderlos”, porque, como farmacéuticos,admitió, “no sabemos cómo tratar a un paciente oncológico”.
Escucha activa, comprensión y formación para estar preparados fueron sus recomendaciones para lanzar, finalmente, un guante a favor de la labor de las asociaciones. “Hay que tener el teléfono de las asociaciones para ayudar a los pacientes desde la farmacia”, reclamó.