Política

Jon Darpón pone cuatro condiciones para apoyar el Pacto por la Sanidad

El defenso de las competencias de las comunidades autónomas, junto a la defensa de la universalidad de la sanidad, la financiación suficiente por impuestos y la descentralización son “los cuatro principios básicos de mínimos” que Jon Darpón reclama para apoyar el Pacto por la Sanidad.
Jon Darpon, consejero de Sanidad del País Vasco junto a Mario Mingo, ex portavoz de Sanidad del PP en el Congreso

El Pacto por la Sanidad es uno de los proyectos estrella de la legislatura. Junto a la fallida candidatura para albergar la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), ha sido una de las grandes preocupaciones de la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat y, aunque no se ven avances públicos, en el ámbito político y de las comunidades autónomas, también se muestra interés al respecto.

El último en pronunciarse ha sido el consejero de Sanidad del País Vasco, Jon Darpón, en una conferencia sobre este asunto organizada por la Asociación de Derecho Farmacéutico (Asedef), en el marco del ciclo “Nuestra contribución al Pacto de Estado por la Sanidad”, que está organizando a este respecto y que contó con la moderación de Mario Mingo, ex portavoz de Sanidad del PP en el Congreso de los Diputados y la asistencia de la directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, Encarnación Cruz, entre otros.

Darpón aseguró que el Pacto por la Sanidad “puede ser beneficioso”. Es más, ofreció su colaboración “si se respetan las competencias” de las comunidades autónomas. Este respeto a las competencias sanitarias de las comunidades autónomas, junto a la defensa de la universalidad de la sanidad, la financiación suficiente del sistema por impuestos y la descentralización son “los cuatro principios básicos de mínimos” que Darpón reclama si se quiere contar con su participación.

Estos cuatro principios, según explicó el consejero vasco, se encuentran en la Ley General de Sanidad de 1986 y fueron puestos en cuestión a partir del Real Decreto-ley 16/2012, regulación criticada por ser aprobada sin consenso ni debate. “¿Alguien entiende que es normal aprobar estas medidas sin debate parlamentario, con un real decreto-ley?”, preguntó Darpón. Por ese motivo, para el consejero, este texto “es el principal escollo para el Pacto”. Según dijo, el 16/2012 “no surgió de la preocupación por la sostenibilidad sino por la necesaria reducción del objetivo de déficit. Y pese a ser manifiesta su escasa o nula contribución para la sostenibilidad no ha sido derogado. Además, consideró que “rompe el principio de universalidad, al hablar de asegurados”.

Voluntad política

Con respecto a la financiación, el consejero vasco reclamó que el sistema tenga resupuesto propio y suficiente para el Fondo de Cohesión y el Fondo de Garantía Asistencia (FOGA). “Es fundamental para la sostenibilidad que los sistemas tengan una asignación suficiente”, reconoció, pero no quitó tampoco responsabilidad a los gestores autonómicos ya que consideró que “más allá de las posibilidades financieras generales, depende de la voluntad política de los gobiernos”. Según dijo, en el País Vasco, uno de cada tres euros de gasto público se destina a salud. Por ese motivo, no se mostró partidario de una financiación finalista, sino de que esta sea “suficiente”.

También quiso salir al paso de quienes plantean las diferencias de financiación per cápita de País Vasco y Navarra, en función de sus respectivos cupo, en relación a comunidades como Andalucía. Según Darpón, la mayor financiación es algo común a otras regiones del norte de España y consideró que las diferencias existentes entre comunidades, excluyendo a País Vasco y Navarra son mayores que las que tienen estas dos regiones con respecto a la media nacional, minimizando, de este modo, la diferencia.

La sostenibilidad del sistema también se ve afectada por el desarrollo tecnológico. Según Darpón, “condiciona hasta el 50% del incremento anual”, por lo que la búsqueda de fórmulas para su abordaje “es una de las claves para la sostenibilidad del SNS”. En este sentido reclamó más evaluación y trabajo en red al estilo NICE, así como “una mayor corresponsabilización de la industria farmacéutica”, mejores acuerdos de financiación y precio para “asegurar que lo que invertimos aporta valor al paciente”.

A este respecto, ha sido uno de los pocos responsables autonómicos que no sea del PP que ha alabado el Plan Estratégico de la Hepatitis C y quiso “felicitar al Ministerio porque ha sido una estrategia francamente exitosa”.

Reglamento del CISNS

Con respecto a las competencias autonómicas y su respeto por parte de la Administración Central, Darpón se centró en el ámbito del Consejo Interterritorial del SNS y el actual conflicto por la modificación del reglamento del CISNS.

“Nos preocupa el nuevo reglamento; entendemos quiere convertir al CISNS en un aparato de ratificación de hechos consumados en función de la mayoría del momento obviando las competencias de las comunidades autónomas y buscando una recentralización que nos preocupa mucho”. A pesar de esta visión, consideró “esencial” el papel coordinador de este Consejo, siempre que haga del Consejo Interterritorial un órgano “vertebrador y con respeto a las competencias del Estatuto de Gernika, una ley orgánica”. Eso sí, a través de consensos y no de imposiciones. “Decisiones vinculantes, menos de los dedos de una mano; por consenso, todas”, sentenció.

En relación al funcionamiento normal del CISNS, Darpón también fue muy crítico con PP y PSOE. “En los últimos años el Consejo Interterritorial ha perdido su idea original para ser un sitio de enfrentamiento político de los grandes partidos estatales”. Y aprovechó para reclamar estabilidad y continuidad en las políticas, hecho que ejemplificó en que en 30 años el País Vasco ha tenido ocho consejeros mientras que 21 ministros han pasado por el Ministerio de Sanidad.

La última de las cuestiones básicas para el Pacto, la descentralización, fue también defendida con entusiasmo por Darpón ya que, según él, “ha sido una de las grandes ventajas del sistema sanitario”, aseguró. Según él, la descentralización “ha supuesto un motor para los servicios de salud tanto en calidad como en eficiencia” ya que un modelo descentralizado es un “revulsivo” para una gestión “más eficaz y eficiente” y es “necesario” para atender las necesidades de las personas.

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