Profesión

“Si la farmacia ofrece servicio donde Enfermería no llega, que lo haga”

El portavoz de Sanidad del Grupo Popular en la Asamblea de Extremadura, José María Saponi, hace balance de la gestión sanitaria del Gobierno de esta CCAA y entra al debate sobre temas de actualidad, como la Ley de Farmacia de Madrid.
José María Saponi, portavoz de Sanidad del PP en la Asamblea de Extremadura.

José María Saponi, portavoz de Sanidad del Grupo Popular en la Asamblea de Extremadura, atiende a Diariofarma para analizar la gestión del Gobierno regional en el campo de la salud. Observa que hay un problema principal, que tiene que ver con el déficit de personal. Echa de menos, también, una actuación más efectiva en materia de uso racional de los medicamentos, así como una mayor integración de las oficina de farmacia en el sistema sanitario. Para él, el conflicto competencial debe resolverse buscando en la escala de grises.

Pregunta. ¿Qué valoración hace de la gestión del Gobierno extremeño en materia de Sanidad?

Respuesta. La valoración no puede ser buena. Se puede calificar como un fraude, un engaño a los ciudadanos. Ha habido un incumplimiento sistemático de la famosa agenda del cambio, que se presentó ante notario. Ha habido un maltrato al motor del sistema sanitario, que son los profesionales, a los que no se les paran de pedir esfuerzos adicionales. Y también ha habido menosprecio al resto de agentes sociales, además de falta de transparencia de cara al resto de grupos parlamentarios. Tenemos al primer consejero reprobado de la sanidad española, que está mal valorado por los ciudadanos, que opinan bien la sanidad, pero a costa del esfuerzo de los profesionales.

P. ¿Cuáles diría que son los principales problemas que afectan al sistema de salud extremeño?

R. Fundamentalmente, hay que hablar de un déficit de personal e infraestructuras, también hay un problema con las  listas de espera quirúrgica… En lo que respecta a profesionales, ha habido una fuga reciente. Casi 23 facultativos se han marchado. Tienen todo el derecho, pero nos tendríamos que preguntar por qué se van a zonas limítrofes. No podemos entender que profesionales que llevan años en el SES, que hacen carrera, echan raíces, den carpetazo y se vayan. Eso es porque no se cuida a los profesionales. Con menos profesionales siempre vamos a tener más listas de espera, que es uno de los principales indicadores que valoran los ciudadanos.

P. Están escasos de personal, entonces...

R. En septiembre teníamos un déficit de 60 facultativos. En octubre, tras el concurso de traslados, perdimos a esos 23 de los que le hablaba. Se les maltrata con los horarios. El consejero les prometió que volverían a las 35 horas, pero la solución que ha planteado es la flexibilización horaria, con 35 horas presenciales y las otras 2,5 compensables mediante cursos. A los médicos de Atención Primaria se les obliga a pasar consulta hasta las 15.30, para permitir la atención continuada, y los sindicatos se han opuesto, porque entienden que hay 30 minutos de trabajo gratis.

P. Hablaba también de un déficit de infraestructuras. 

R. Está claro que es una necesidad. Estamos pendientes de apertura de nuevo Hospital de Cáceres, donde parece que se quieren separar a los médicos de los quirúrgicos, y no estamos de acuerdo. Necesitamos además una renovación importante. Se están parcheando situaciones en hospitales comarcales.

P. ¿Es consciente de que las mismas quejas que hace su partido en Extremadura, son las del resto de partidos en comunidades autónomas donde gobierna el Partido Popular?

R. Es que quizás estamos hablando de problemas comunes a la geografía nacional, que no tienen que ver tanto con el color político. Problemas con el personal, con la financiación, con las infraestructuras, con las listas de espera… Son problemas comunes que, para solucionarlos, eso sí, hay que tener en cuenta la indiosincrasia de cada comunidad autónoma.

P. ¿Y cómo se explica que los problemas sean tan comunes?

R. Pues porque estamos haciendo las cosas igual desde hace muchos años, porque no se ha planteado un análisis en profundidad de la gestión sanitaria. Desde que se realizaron las transferencias sanitarias se han repetido los problemas, hemos repetido errores y aciertos, porque hemos seguido aplicando las mismas soluciones. En 2018 los problemas son diferentes. Mientras se sigan haciendo las cosas de la misma manera...

P. ¿Qué soluciones plantea su Grupo a los problemas del SES en 2018?

R. Teniendo en cuenta las características de nuestra región, dispersa y envejecida, nos parece fundamental aplicar un nuevo modelo de gestión, que sea más participativo, más sostenible y más proactivo. Lo primero es implicar a los profesionales en la gestión sanitaria y a los ciudadanos en su autocuidado. El modelo asistencial debe estar más orientado a la cronicidad, ya que es ahí donde va el 80% de los recursos. Por su puesto, es fundamental ahondar en prevención y promoción de la salud, y potenciar la Atención Primaria, como puerta de entrada al sistema, y, en el caso de nuestra región, los hospitales comarcales, para evitar que se den inequidades en función del código postal. Otra cuestión es la que tiene que ver con las jubilaciones. Nosotros, en 2015, adoptamos un Plan de Ordenación de Recursos Humanos que fue modificado después por el actual Gobierno. Se eliminaron los mecanismos para prolongar la edad de jubilación. Vergeles reconoce que el SES tendrá problemas de reposición, por eso consideramos fundamental garantizar el derecho a la prolongación de la jubilación hasta los 70 años, como contempla el Estatuto. Ellos están jubilando a los 67, para dar paso a nuevos profesionales, pero la realidad es que no hay sustitutos. Por eso vamos a registrar una Propuesta de Impulso.

P. No me va a creer, pero, quitando esta última, las soluciones son las mismas, también, que las del resto de partidos en otras CCAA. Parece que todos comparten el diagnóstico, y también la solución. Pero entonces, ¿por qué no se aplica?

R. La aplicación de estas medidas exige un enfoque a largo plazo. Debemos entonar el mea culpa y dejar de hacer política con la sanidad y darnos cuenta de que no se puede utilizar como arma arrojadiza. Ése sería el primer paso. Pero nos falta madurez y solidaridad, para huir de medidas orientadas al corto plazo y aplicar la amplitud de miras. Quizás podríamos avanzar por ahí si saliera adelante ese Pacto por la Sanidad.

P. Están en plena negociación de los Presupuestos regionales, que ustedes no van a apoyar ¿Hay algún motivo relacionado con Sanidad?

R. Mi grupo no ha puesto líneas rojas en materia sanitaria. Son múltiples problemas los que observamos. El problema, a nivel sanitario, no es presupuesto en sí. Destinamos a Sanidad 1.586 millones de euros. La clave está en hacer un uso racional de los recursos. Hay que reconocer que la infrafinanciación es un problema estructural, pero cuanto más tengamos, menos esfuerzo dedicaremos a hacer un uso eficiente de los recursos. Primero hay que optimizar la planificación y la gestión.

P. ¿Tiene alguna idea?

R. Primero hay que quitar la grasa, y la grasa en la Sanidad son los cargos políticos. Cuando gobernamos en Extremadura redujimos el número de áreas sanitarias de ocho a cuatro, reduciendo así el número de cargos políticos. Hay que reducir los gastos en corbatas para tener más recursos para gastar en fonendos. También, dentro de las necesidades de hacer un uso más racional, hay que tener en cuenta los medicamentos. Pero lo que está claro es que hay que quitar grasa, y no tocar el músculo, que son los profesionales, las infraestructuras, etc.

P. Hablaba ahora mismo de hacer un uso racional de los medicamentos como fórmula para cuadrar las cuentas en Sanidad. ¿Está descontrolado el gasto en su comunidad?

R. El gasto en medicamentos, en Extremadura, representa en torno al 25% de esos más de 1.500 millones que conforman el gasto sanitario. Los datos de agosto de este año mostraban un aumento en el número de recetas facturadas, y del gasto a través de receta. Creo que la gestión que están haciendo de este problema parte de una visión simplista: creen que la solución está en la modificación de la prescripción por incentivación vinculada al gasto. Eso lo disfrazan como uso racional, pero no tiene nada que ver. Usted puede inducir incentivando, pero eso no quiere decir que se haga un uso racional del medicamento.

P. ¿Cómo creen que se puede conseguir eso?

R. Tratando de ejercer un mayor control sobre medicamentos de alto coste o con poca efectividad, extendiendo los contratos de gestión de Primaria a Especializada, potenciando los servicios de Farmacia Hospitalaria, contando con organismos que nos asesoren, optimizando las compras. Entendemos que el pacto individual para la mejora de la prestación ha sido un fracaso en términos de disminución del número de recetas, del gasto farmacéutico y del gasto medio por receta, según nos dicen los datos, y además no representa una mejora de la sanidad, no va a las causas reales. El uso racional no es incentivar por prescribir menos, sino prescribir lo que el paciente necesita y hacerlo de forma sostenible.

P. Una de las medidas por las que ha apostado el Gobierno es el impulso de los biosimilares, de la mano de los médicos. Los especialistas suelen quejarse de que estas medidas se toman a sus espaldas, por lo que parece que la estrategia se ajusta a lo que piden, ¿no cree?

R. Pensamos que la forma de impulsar estos medicamentos es mediante la adopción de un Plan Estratégico, que incluya a los biosimilares, pero también a los genéricos. Los biosimilares aportan accesibilidad y sostenibilidad, parámetros que se pueden ver afectados con el precio de muchos fármacos innovadores, que pueden generar un desequilibrio presupuestario. Ese Plan Estratégico debe garantizar, por un lado, seguridad jurídica para los profesionales. Por otro, la sostenibilidad del sistema. Además, debe contribuir a que no se ponga en duda la seguridad de estos medicamentos. No se debe intentar inducir a los profesionales, sino proporcionarles la formación adecuada. Y hay que evitar el cambio automático.

P. Hace unos días, Vergeles calculaba que devolver algunos DHDH a las farmacias podría repercutir en un gasto adicional de 4 millones. A la vez que se eleva el gasto, por los márgenes para farmacias y distribución, se acerca la medicación a los pacientes. ¿Qué opinan ustedes de este tipo de medidas?

R. Pensamos que la aplicación de determinados modelos de gestión, para que determinados pacientes puedan recoger sus medicamentos en las oficinas de farmacia, beneficiaría a muchos de ellos, sobre todo en una comunidad autónoma con dispersión como la nuestra. Vergeles reconoció que con el desplazamiento de estos medicamentos al hospital se descapitalizaba a la oficina de farmacia. Pero también hay que reconocer que 4 millones de euros supone una cifra importante. Seguramente con determinados fármacos merezca la pena. Si ponemos en una balanza el impacto en el paciente... Todo esto entraría dentro de un replanteamiento de la cartera de servicios y la integración de la farmacia en el SNS

P. Porque, según ustedes, ¿hay que integrarla más?

R. Las farmacias son establecimientos privados de interés público, un pilar fundamental para la sostenibilidad del SNS. Sentémonos a hablar con ellas. Yo creo que deben entrar de forma activa en la gestión del SNS. Deben integrarse de una manera reglada. A lo mejor, con unas negociaciones adecuadas, podemos ir a un pago por servicios. Quizás deberían tener unos servicios reconocidos por el SNS.

P. Decía el presidente del COF de Badajoz, Cecilio Venegas, que había cuestiones que se habían dejado fuera del nuevo concierto para evitar conflictos profesionales. ¿Cómo ven ustedes el que se ha generado en Madrid, a propósito del Proyecto de Ley de Farmacia? Los enfermeros dicen que se están intentando privatizar competencias que son suyas. 

R. Este tipo de conflictos siempre responden a la misma causa: la creencia de que uno debe hacer unas labores. A lo mejor nos falta madurez y solidaridad. Quizás se pueda dar un agravio por temas competenciales. Lo desconozco, pero de lo que se trata es de intentar conciliar los intereses de ambas partes. Entiendo lo que ha hecho el PP en Madrid. También a los que se ven vulnerados. Pero lo que hay que hacer es buscar en esa escala de grises. Si con la intervención de la farmacia ganamos accesibilidad y sostenibilidad, bienvenida sea. Parece que todos nos sentimos con la necesidad de proteger nuestras competencias, que no nos pisen nuestro terreno. Pasa lo mismo con la colaboración público-privada en la prestación de la asistencia sanitaria. Yo creo que las cosas las tiene que hacer quien mejor las haga. Si la oficina de farmacia ofrece un servicio donde la Enfermería no llega, perfecto, que lo haga. 

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