Terapéutica

La falta de financiación pública lastra la innovación oncológica de origen académico, según Aseica y SEOM

La Asociación Española de Investigación sobre Cáncer (Aseica) y la SEOM han alertado de los problemas a los que se enfrentan oncólogos e investigadores para hacer llegar la innovación en cáncer a la sociedad, por la falta de financiación pública.
Imagen del encuentro se Aseica y SEOM sobre innovación en cáncer.

La Asociación Española de Investigación sobre Cáncer (Aseica) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) han celebrado un encuentro, con motivo del Día de la Innovación en Cáncer, en el que ambas entidades han alertado de los problemas a los que se enfrentan oncólogos e investigadores para hacer llegar la innovación en cáncer a la sociedad, facilitado las últimas cifras sobre el estado de la investigación oncológica en España, el número de ensayos clínicos y la situación frente a otros países europeos.

En el encuentro han participado el presidente de Aseica, Xosé Bustelo, y la presidenta de SEOM, Ruth Vera, quienes han coincidido en señalar la necesidad de impulsar la innovación y mejorar las condiciones de la investigación en cáncer para acelerar aún más la traslación de los avances científicos a los pacientes. Bustelo ha dicho, en este sentido, que "la escasa financiación en investigación en cáncer, junto con ciertas trabas burocráticas, limitan la transferencia de los hallazgos en investigación oncológica al ámbito clínico, lo que repercute negativamente en los tratamientos y seguimiento en pacientes". "Los científicos patentarían más si hubiese una financiación pública adecuada en I+D+i, menos burocracia y mayor colaboración entre investigadores básicos y clínicos”, ha explicado. 

También ha afirmado que "hay tiempos que difícilmente se podrán acortar, como son los relacionados con el testado en pacientes para comprobar si funcionan y si son seguros". Sin embargo, ha señalado que "hay otras etapas que sí se podrían abreviar a través de más investigación e innovación". En este punto, se ha referido al desarrollo del Big Data, que permitirá "identificar más rápidamente qué dianas o combinaciones de dianas terapéuticas podrían ser las más interesantes, así como la de predecir qué fenómenos de resistencia serían los más probables en respuesta a dichos tratamientos". "También se pueden acortar los tiempos de dedicados al rastreo de nuevos fármacos, su optimización química posterior y en la determinación de las vías de administración más adecuadas”, ha añadido. , aludiendo también al margen de mejora existente en relación con el diseño y tipo de información que se podría obtener de los propios ensayos clínicos para identificar los mejores protocolos clínicos de tratamiento y los grupos de pacientes que responden a los mismos.

Vera, por su parte, ha asegurado que "en los últimos años hemos tenido grandes avances en la investigación en cáncer con un gran impacto en el tratamiento de muchos tumores", aunque ha reconocido que, en este ámbito, quedan preguntas por contestar. "Hay que ser cautos porque a veces hay unas expectativas que no se cumplen”, ha señalado.

En relación con la investigación en cáncer, ha señalado que es de gran importancia, en aras de "definir nuevas estrategias de prevención y de diagnóstico, y poder desarrollar nuevos tratamientos". Y, en este sentido, ha opinado que "participar en los ensayos clínicos es un beneficio para los pacientes”. “El progreso en cáncer, en gran medida, viene por la realización de ensayos clínicos. El tratamiento estándar que podemos utilizar hoy en un paciente fue el ensayo clínico en el que otros pacientes participaron en el pasado y gracias a ellos se produce un avance. Actualmente en España hay más de 800 ensayos clínicos con reclutamiento activo, lo que indica una alta implicación de nuestros investigadores. Como aspecto más negativo, la gran mayoría de los estudios han sido financiados por la industria. Esto implica una fuerte inversión en nuevos fármacos que es importante, pero debería estar más balanceado con estudios académicos que respondan a preguntas necesarias y fundamentales para los pacientes", ha planteado.

La posición de España dentro de la UE

Durante el encuentro, se han identificado diferencias en el nivel de emergencia de startups biomédicas en los distintos países de la UE, diferencias que vienen determinadas, en parte, por el presupuesto público destinado a investigación y desarrollo. Según datos de la Comisión Europea, países como Suecia, Austria o Dinamarca invierten alrededor del 3,3% de su PIB, mientras que España se sitúa a la cola del gasto público en investigación con un 1,2% del PIB, junto con países como Polonia o Portugal.

“Lamentablemente, España no ocupa buenas posiciones ni en financiación de la innovación, ni en la actividad en patentes de biomedicina ni en el número de startups”, ha indicado el presidente de Aseica, que ha citado un trabajo recientemente publicado en Nature Biotechnology, que reflejaría la falta de financiación en I+D+i de nuestro país, como principal causa que lastra el progreso en esta materia, como afecta, también, la falta de empresas de capital riesgo dedicadas específicamente al ámbito biomédico en nuestro país.

Junto a esto, han subrayado la atomización institucional, que provoca la dispersión de los fondos que europeos. "El sistema se encuentra con muchos problemas para innovar y trasladar los resultados a la sociedad. Es importante establecer instrumentos de financiación de ensayos clínicos promovidos por actores locales, apoyando oficinas, iniciativas y redes de colaboración público-privada en el ecosistema", según Bustelo.

Otro problema, ha señalado, es que la gran mayoría de ensayos clínicos se realizan en asociación con empresas biofarmacéuticas. “Esto no pasa en otros países, donde existen muchos más ensayos iniciados directamente por los investigadores. Esta situación se asocia, nuevamente, con la falta de financiación pública. Por poner un ejemplo, mientras que Francia ha dedicado 120 millones de euros durante el periodo 2012-2017 a la promoción de ensayos clínicos independientes, sustentados con programas de obtención de financiación pública de concurrencia competitiva, España ha invertido durante este mismo periodo 43 veces menos (300.000 euros)”, ha lamentado Bustelo.

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