Terapéutica

“Si estamos yendo a otro modelo de precios, sería conveniente definirlo”

Juan José Polledo, director de Corporate Affairs & Market Access de Celgene, habla, en esta entrevista con Diariofarma, de la política actual de fijación de precios y financiación de los medicamentos en España.
Juan José Polledo, director de Corporate Affairs & Market Access en Celgene.

Juan José Polledo, director de Corporate Affairs & Market Access de Celgene, habla, en esta entrevista con Diariofarma, de la política actual de fijación de precios y financiación de los medicamentos en España. Hace un repaso por algunas de las creencias habituales en torno a ella, analiza algunas de las últimas medidas adoptadas y propone algunas ideas que, opina, podrían ayudar a crear un modelo que satisfaga a todas las partes.

Pregunta. Antes de llegar a Celgene, pasó por una big pharma como Pfizer. ¿Ha encontrado diferencias en las negociaciones con el Ministerio cuando ha ido en representación de una compañía o de otra?

Respuesta. En esas reuniones con el Ministerio, el otro te ve, por una parte, a ti, y también ve a quién representas. Y es cierto que cada compañía tiene sus características. Pero, al final, tu imagen a lo que queda asociada es a lo que les pones encima de la mesa. Eso a veces les gusta mucho, y hace que te miren de una manera, y otras veces les gusta menos, y hace que te vean de otra forma. El Ministerio es bastante más objetivo de lo que parece.

P. ¿Tienen en la actualidad expedientes en la Comisión de Precios? Si es así, cuénteme cuáles y cómo está siendo el proceso.

R. En estos momentos no tenemos nada pendiente, pero pronto vamos a solicitar aprobación de precio y financiación para nuevas indicaciones de productos existentes y después vendrá una cadencia de nuevos productos, aunque para entonces ya formaremos parte, muy probablemente, de una nueva compañía.

P. ¿Cómo calificaría el procedimiento actual para obtener precio y financiación de medicamentos en España?

R. Se puede decir que el procedimiento se está complicando. Se están tomando pequeñas medidas con diferentes influencias en el proceso, las cuales se van acumulando. Lo último ha sido crear el Comité Asesor para la financiación de la prestación farmacéutica. También se modificó, y se oye que se quiere modificar otra vez, la participación de las comunidades autónomas en la Comisión Interministerial de Precios. Todas estas medidas aisladas van incrementando paulatinamente la complejidad de las negociaciones, aunque esto no es muy distinto de lo que pasa en otros países. Es la respuesta a una angustia, que no se sabe si está justificada, por si la innovación puede poner en jaque la sostenibilidad.

P. ¿Y usted cree que la va a poner?

R. Yo lo que creo es que se ha convertido en una especie de certeza que todos damos por sentada y, salvando las distancias, me recuerda a lo que conocimos como el Efecto 2000, que hizo que los gobiernos invirtieran muchos esfuerzos y mucho dinero para prevenir una situación que luego... Existe una especie de consenso alrededor de la idea de que la innovación va a poner en peligro al SNS y parece que el sistema se está defendiendo de esa situación. Es evidente que muchas de las medidas que se adoptan son una respuesta a ese peligro que nadie demuestra fehacientemente. Se considera la innovación en función de lo que va a suponer de incremento de gasto, sin analizar los ahorros que se van a producir, a partir de la entrada de los genéricos y biosimilares, por un lado, y por la evitación de costes que generan las propias innovaciones. Un ejemplo de esto lo encontramos con la hepatitis C. Todos sabemos lo que costó, pero, ¿sabemos algo de lo que se ha ahorrado el sistema?

P. Es decir, que no ve la innovación como una amenaza para la sostenibilidad...

R. Creo que la innovación bien gestionada puede ser parte de la solución, y no del problema. Para eso hay que definirla, preverla, medirla bien y después gestionarla, es decir, utilizarla para que te proporcione ahorros. La clave está en encontrar las maneras de que te cueste menos, pero sin ahogarla. En lo que respecta

P. ¿Percibe alguna amenaza para esa sostenibilidad?

R. En sanidad tenemos que tener siempre presente una cosa: que la demanda es infinita. Y éste es un reto que hay que asumir. Las personas siembre van a querer estar más sanas, vivir más años… Y ése es uno de los puntos de conflicto. Los pagadores, por su parte, tienen tendencia a pensar que el valor incremental no merecen la pena, y creo que ahí no coinciden con los ciudadanos.

P. Volvamos a la política de fijación de precios y financiación de los medicamentos. ¿Cree que se ha visto alterada por la inestabilidad política en los últimos tiempos?

R. Ha habido una cadencia de comisiones de precio y reembolso, que se han seguido produciendo periódicamente. Los mecanismos se han mantenido. Por encima de la inestabilidad creo que ha actuado el acuerdo firmado, para el periodo 2016-2018, entre el Gobierno y Farmaindustria, vinculando el crecimiento del gasto al del PIB. Durante estos últimos años, las partes han trabajado con una red, para amortiguar el golpe ante potenciales accidentes. Por un lado, se han dado garantías a Bruselas y, por otro, se ha podido planificar sobre la base de ese escenario de estabilidad. Creo que éste es uno de los factores que han hecho que la inestabilidad política no haya tenido una repercusión extraordinaria. No obstante, en los últimos tiempos se han adoptado una serie de medidas que nos hacen pensar que estamos entrando en un nuevo escenario.

P. Hablaba antes de creencias, realidades que se dan por asumidas sin que se pueda hablar de una certeza absoluta en torno a ellas. Hablaba, concretamente, de la creencia de que la innovación es una amenaza para la sostenibilidad. Otra es que los tiempos para conseguir el acceso son largos en España. ¿Qué opina sobre esto?

R. Hay veces en las cuales los plazos son razonables, y otras en las que a lo mejor son menos asumibles. Yo creo que no es tan significativo lo que se tarda en la Comisión de Precios, pero sí la situación que provoca el sistema de capas de cebolla, que hace que, una vez conseguida la aprobación del precio en realidad no tengas nada, ya que tienes que ir a negociar con la CCAA. Y cuando consigues su visto bueno, tampoco tienes nada, porque tienes que ir a negociar al hospital. Eso produce unos alargamientos que ni siquiera están en las normas. Para hablar de los retrasos, yo diría que la Comisión de Precios no es la única instancia, ni la más importante. Hay que analizar la secuencia completa.

P. Sin embargo, hay casos recientes, como el ocurrido con el CAR-T, que demuestran que la aprobación ágil también es posible, por una mezcla, dicen desde la compañía comercializadora, de previsión y flexibilidad en la negociación. ¿Cree que la industria también puede hacer algo más para acortar plazos?

R. En cualquier proceso de negociación, si el resultado final no es el que se buscaba es porque las dos partes han fallado haciendo su trabajo. Es difícil que los intereses de ambos estén perfectamente alineados. La clave está en llegar con una solución para lo que el otro considera un problema.

P. Se habla muchas veces, de cara a conocer qué tipo de soluciones espera el SNS, de la necesidad de que existan unos criterios mejor definidos. ¿Cree que realmente es cuestión de falta de criterios claros?

R. Se puede decir que existen unas tendencias, pero son muy ambiguas. Creo que sí, que con criterios más claros sería más fácil llegar a soluciones satisfactorias, aunque eso también puede derivar en que algunas soluciones queden excluidas. Puede haber soluciones muy particulares que, ante unos criterios más generales, no quepan. Fijar criterios para la compra de medicamentos en función de sus resultados, no es lo mismo que fijarlos para comprar coches. No es tan fácil establecer esos criterios cuando hablamos de la salud. A la vez, esa falta de criterios cerrados deja más espacio a la negociación, teniendo en cuenta que esta responde a una curva de dinero tiempo: o cedes dinero, o cedes tiempo. Si tú vas con una propuesta de dinero más rígida, la negociación se va a prolongar, pero si consigues aplicar una óptica más flexible, y la otra parte también adopta esa postura, los tiempos se pueden acortar. El desafío auténtico de una negociación es que el resultado final satisfaga a ambas partes. Que la compañía encuentre la recompensa que merece y que la Administración encuentre un precio razonable para lo que quiere comprar.

Juan José Polledo, director de Corporate Affairs & Market Access de Celgene.

P. Hablaba de establecer criterios para el pago por resultados. ¿Está la industria preparada para hacer la transición definitiva a estos modelos? ¿Lo está Celgene?

R. Nuestra compañía está preparada y muchas otras también. Pero la ausencia de registros, la falta de sistemas de información adecuados... Eso nos hace dudar de si la otra parte está preparada. Para eso y para otras cuestiones, como el pago por indicación, los pagos diferidos, etc. Si estas fórmulas pueden conducir a un resultado más satisfactorio, hay que apostar por ellas. Nosotros estamos preparados.

P. Le voy a preguntar por otra creencia muy extendida en este sector, basada en que España cuenta con los precios más bajos, o de los más bajos, dentro de la UE

R. Eso es cierto, es una verdad demostrable. Al menos del grupo de la UE-5. Aunque hay que decir que hay países con los que es difícil compararse. En el sistema inglés, por ejemplo, no hay un precio exacto, ya que las compañías devuelven después un dinero… Pero creo que el tópico de que es uno de los más bajos se puede considerar correcto.

P. Otra creencia, ésta más popular, no tan del sector, es que el precio de los medicamentos es, en general, alto y opaco. ¿Está de acuerdo?

R. Lo primero que hay que decir aquí es que el precio es el que decide el Ministerio.

P. Pero a partir de una propuesta del laboratorio, ¿no? Parece que las duda se plantean, sobre todo, en relación con los fundamentos de esa propuesta que hace el laboratorio.  

R. Bueno, el laboratorio lo que hace es anunciar cuál es su aspiración, pero el precio final lo aprueba el Ministerio. No obstante, esa cuestión tiene otra encerrada: ¿cuál es la aportación del medicamento en términos globales? ¿Cuánto cuesta el transplante que ahorras con un medicamento para la hepatitis? ¿Cuánto ganas en productividad laboral con la aplicación de un tratamiento para la artritis reumatoide? Sin medir el resultado, hablar de caro o barato es una cuestión más visceral que otra cosa.

P. ¿Y cómo se resuelve esto, teniendo en cuenta que los datos con los que cuenta el Ministerio al inicio son los de los ensayos clínicos, que tienen que confirmarse después en la práctica clínica?

R. El sistema alemán, consistente en un precio libre inicial, y una regulación del mismo a partir de los datos de práctica clínica, puede ayudar. Sin eso, el debate de caro o barato no tiene mucho sentido. Es importante saber lo que la compañía me está ofreciendo con lo que me vende. Decir, sin más, que los medicamentos son caros me parece una crítica poco sofisticada. Seguro que habrá aprobados medicamentos que son carísimos, y otros que son baratísimos.

P. O sea que la crítica no le parece muy justa...

R. Yo creo que, en muchos de los casos, no va a existir una medida con mayor impacto para el bienestar de la población que la decisión de incorporar un medicamento a la prestación. En cambio, no hemos visto a muchos políticos sacando pecho por la aprobación de un medicamento. Los CAR-T son una excepción. Pero, ¿y antes de eso? ¿Cuándo han sacado pecho por aprobar una nueva vacuna, como hacen cuando suben las pensiones? No se hace. Y demuestra que no se valoro suficientemente el valor que aportamos.

P. Vayamos a algunas decisiones concretas que se han tomado en el último tiempo. ¿Qué le parece la creación del Comité Asesor y su composición?

R. Hay personas muy meritorias en ese Comité, pero tendremos que esperar a que se pongan en marcha para valorar. 

P. ¿Le parece positivo, no obstante, que se quiera avanzar en el establecimiento de criterios para la evaluación económica?

R. Puede ser positivo. Pero vuelvo a lo que decía antes. Estamos acumulando pequeñas medidas que, tomadas individualmente, pueden ser buenas o malas, depende de cómo se apliquen. Pero si estamos yendo a otro modelo, sería conveniente definirlo, no crearlo por desplazamiento del anterior. ¿Que el sistema se ha quedado obsoleto? Definamos uno nuevo. ¿Que opinan que el sistema anterior da demasiado poder a las compañía y hay que cambiarlo? Perfecto. Lo que no parece adecuado es cambiar el modelo por pequeñas puntadas. ¿Qué la situación política no ha permitido hacerlo de otra manera? Puede. Pero de esta manera, pierde legitimidad.

P. O sea que no está muy satisfecho con la deriva de la política farmacéutica...

R. Puede que cada pieza, de forma aislada, tenga sentido, pero nosotros necesitamos que se nos cuente la película entera, y que se nos permita mostrar nuestro parecer, con intención constructiva, no para tumbar nada. Las multinacionales hacen negocio en varios países y están capacitadas para adaptarse a distintos entornos, pero necesitan unas normas claras.

P. Ese marco podría haber quedado definido con ese Real Decreto de Precios y Financiación que no llegó a aprobarse, ¿no?

R. Sería el instrumento para hacer todo esto. Supongo que esto sí se ha visto afectado por la situación política tan líquida que hemos tenido. Se anunció, pero no se ha hecho, y a cambio se han puesto en marcha una serie de medidas que, independientemente de que puedan tener sentido, carecen de una base de acuerdo. La consecuencia es que cuando uno tiene que explicar a su matriz las perspectivas de precio, cuesta trabajo. Y no quiero con esto culpar a nadie. Sabemos que esta tarea es difícil.

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