La medicina personalizada de precisión (MPP) tienen un grado de implementación “desigual y heterogéneo entre los diferentes países”, si bien, aquellos Estados que presentan una adopción de la MPP más desarrollada en sus sistemas sanitarios, son aquellos que han desarrollarlo una estrategia propia, ya sea en forma de un plan nacional especifico o como parte de los planes nacionales de salud en línea.
Así lo asegura un reciente informe publicado por el Ministerio de Sanidad, ‘Estrategias de implementación de la medicina personalizada de precisión en otros sistemas sanitarios públicos internacionales. Estado del arte’, en el que se recoge la experiencia de 30 países y cuyo objetivo es “informar al Ministerio de Sanidad del estado de la adopción de la MPP en la asistencia sanitaria pública de otros entornos internacionales y, además de llevar a cabo un análisis de situación, propiciar la generación de un marco de implementación en España”.
El trabajo, realizado entre enero de 2016 a febrero de 2022, por Patricia García Sanz (evaluador); Lorena Aguilera Cobos (evaluador), María Piedad Rosario Lozano (documentalista) y Juan Antonio Blasco Amaro (Coordinador), parte de considera la MPP “un cambio de paradigma tanto conceptual como metodológico en la asistencia sanitaria al incorporar estrategias de diagnóstico y tratamiento más eficaces y seguras”.
Igualmente condicionan en el desarrollo de esta práctica a la generación, en primer lugar, “de un movimiento estratégico destinado a demostrar el valor del enfoque de la MPP” y para ello, aseguran, “son necesarios marcos de evaluación”. En segundo lugar, “es necesario generar y recoger datos genómicos y otros datos moleculares más amplios en la atención sanitaria rutinaria para utilizarlos en la investigación”.
Igualmente es preciso, en tercer lugar, que los conocimientos generados del análisis de estos datos se incorporen “a directrices, protocolos adaptados y sistemas de apoyo a la toma de decisiones en la práctica clínica. Para ello, es fundamental que los profesionales sanitarios estén formados, motivados y que comprendan el valor que puede alcanzar la MPP”, afirman.
Por último, destaca que “para que se aceleren los descubrimientos en MPP y se adopten los servicios basados en ella, es necesario que participen los ciudadanos, no sólo los pacientes”.
En este contexto, los autores consideran que las ciencias ómicas “desempeñan un papel crucial”, a pesar que según los datos del estudio “la práctica clínica de estas tecnologías es aún bajo en relación con su gran potencial, con la excepción de la genómica”.
Características de una estrategia en MPP
Según los datos del estudio, los países analizados que presentan una adopción de la MPP más desarrollada en sus sistemas sanitarios, “tienen una serie de características en común”. Entre ellas destacan además de una estrategia de MPP, otras como una normativa de protección de datos (similares a la promulgada por de la UE) junto con otras leyes específicas implementadas para regular el uso de los nuevos datos generados.
Igualmente cuentan con un ecosistema de investigación, desarrollo e innovación para apoyar la transferencia de conocimientos sobre la MPP, tanto al sistema de salud y también a universidades y las empresas. Por otro lado, presentan iniciativa para aumentar el acceso de estos nuevos servicios asociados a la MPP como la cartera de servicios genómicos dentro de la asistencia sanitaria, así como una mejora en los aspectos organizacionales de la implementación de la MPP, como la centralización de la cartera de servicios genómicos incluyendo un directorio de pruebas genéticas.
Por otro lado, es preciso contar con una infraestructura informática y de gestión de datos (plataformas adecuadas tanto de almacenaje como de análisis) para un enfoque personal, basado en datos individuales de salud, comportamiento, genética u otros datos ómicos y otros en la prevención y el tratamiento de enfermedades.
También consideran necesario desarrollar normas acordadas a nivel nacional para mejorar la calidad de los datos y la interoperabilidad, así como la integración y uso de BigData en las ciencias ómicas y el uso de la inteligencia artificial y los algoritmos de aprendizaje.
Plantean además la necesidad de reforzar los procesos para identificar, promover, supervisar e informar sobre las mejores prácticas en MPP, para adoptar procedimientos específicos en la práctica clínica, así como fomentar la formación del personal sanitario especializado y de atención primaria. Otro campo fundamental es, según los autores, reforzar la educación y aceptación social, fomentando la confianza del público en los sistemas y mecanismos de datos, así como su participación.
Junto a todo ello, indican también que todo ello solo será posible mediante una financiación adecuada sostenible y estratégica, una gobernanza sólida y una gestión eficaz de los riesgos.
Situación internacional
La situación en los países analizados, 31 estados de 6 áreas geográficas (Europa central, Europa meridional, países de origen anglosajón, países nórdicos, países asiáticos y otros países) y en 26 iniciativas internacionales, arrojan una situación heterogénea.
Este análisis muestra un grado de implementación desigual y heterogéneo entre los diferentes países. Cabe destacar que las estrategias de implementación de MPP más desarrolladas, dentro de un sistema público de salud, “son las de Australia y Reino Unido, siendo las que presentan una cartera de servicios genómicos con un mayor grado de integración en sus sistemas sanitarios”.
La implementación de la MPP en los sistemas sanitarios “se encuentra aún en una fase inicial, con muchas barreras aún por superar”, aseguran, ya que si bien la MPP es una “evolución natural de la medicina, en la práctica puede representar una importante alteración de los sistemas sanitarios, lo que implica un cambio de los conceptos tradicionales de salud pública”.
A pesar de ello, el estudio indica que “muchos países han empezado a adoptar este nuevo enfoque de medicina”. De hecho, “es ya el eje central de los esfuerzos de cambio en los sistemas sanitarios de Reino Unido, Estados Unidos y muchos miembros de la Unión Europea”.
A pesar de ello, en las estrategias nacionales de MPP se contemplan, “importantes áreas de mejora como son: aspectos normativos o legislativos específicos para la MPP, metodologías de incorporación de las perspectivas de los pacientes, reconocer el valor de las ciencias ómicas en la asistencia sanitaria, construcción de nuevas infraestructuras y procesos de gestión de la información y remodelación de la prestación de asistencia sanitaria para garantizar el acceso a las tecnologías y servicios de MPP”.
Los autores del estudio indican que “para superar los retos en estas áreas se necesitan estrategias a corto plazo para poner en marcha programas que sean concretos, asumibles y que puedan aportar soluciones claras”.