Terapéutica

Los fármacos para la EM funcionan mejor en el uso diario que en ensayos

El 18% de coste de la Esclerosis Múltiple corresponde al tratamiento farmacológico.

Expertos reunidos en la LXVII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que ha contado con el apoyo de TEVA, han defendido el coste-beneficio de los medicamentos para tratar la Esclerosis Múltiple (EM).

Siendo una de las enfermedades más costosas, entre otros motivos por el impacto de la discapacidad sobre la actividad laboral de los enfermos, que la padecen durante una media de 40 años, el coste de los medicamentos sólo supone el 18% del coste total de la patología, según el Dr. Guillermo Izquierdo, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Neurología, Neurocirugía y Neurofisiología del Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla.

Este especialista destaca el coste-beneficio de estos fármacos: “Las repercusiones que el efecto de los tratamientos tienen sobre el aumento de la discapacidad de los pacientes, e incluso en prevenir muertes prematuras, justifica la utilización de los medicamentos modificadores de la enfermedad. Además, es recomendable su utilización lo antes posible, porque el efecto de la enfermedad durante el tiempo en que no es tratada no se recupera”, indica.

El coste-beneficio de estos fármacos aumenta en la práctica clínica diaria, tal como subraya el Dr. Óscar Fernández, investigador senior del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga. “La eficacia de los medicamentos en Esclerosis Múltiple es siempre mayor en la práctica habitual que en los ensayos clínicos. Esto se debe a que los pacientes que se tratan en la vida diaria no son tan seleccionados y, por otra parte, al no existir un grupo de pacientes tratado con placebo, se añade al efecto terapéutico del fármaco”, afirma.

Por el mismo motivo, sólo el tratamiento real a largo plazo ofrece un perfil real de la seguridad en este tipo de fármacos. Los efectos secundarios no siempre aparecen en los ensayos, ya que, “por desgracia, surgen de forma inesperada cuando se llevan muchos pacientes tratados durante mucho tiempo”, apunta el Dr. Bonaventura Casanova, responsable de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital La Fe de Valencia y profesor asociado de la Universidad de Valencia.

En esta misma línea ha insistido el Dr. Fernández, porque “en los ensayos clínicos se trata a un número reducido de pacientes (unos cientos como máximo) en periodos de tiempo limitados (2-3 años como máximo). Por ello es preciso esperar a que haya una experiencia amplia de miles de pacientes tratados desde durante varios años a una década, para conocer el perfil de seguridad real de los fármacos”.

Estas particularidades hacen que la experiencia propia que adquiere cada neurólogo sea un factor determinante a la hora de elegir un fármaco, según el Dr. Alfredo Rodríguez-Antigüedad, jefe de Servicio de Neurología del Hospital de Basurto de Bilbao, En este sentido, la seguridad de haber tratado durante mucho tiempo a pacientes con un medicamento, sin problemas de efectos secundarios, es un factor que influye en la prescripción.

“En este momento tenemos fármacos orales que tienen una serie de ventajas, como la comodidad en su administración, pero también tienen unos efectos secundarios que no los tenemos con fármacos de inyección subcutánea con los que ya estamos trabajando desde hace muchos años”, ha afirmado el Dr. José María Prieto, neurólogo del Hospital Clínico de Santiago. Este experto recomienda mantener el tratamiento con un fármaco si en la práctica habitual demuestra que funciona.

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