“El coste-oportunidad existe” en el ámbito sanitario, dado que hay dos asunciones en que se cumplen en economía de la salud: “Los recursos son limitados y las necesidades superan a los recursos”. De este modo explicó la jefe del Área de Farmacia del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), Carmen Encinas, la necesidad de realizar evaluación económica de tecnologías sanitarias para priorizar la asignación de recursos.
Lo hizo a lo largo de una ponencia que ofreció durante la I Jornada de Evaluación Económica de Medicamentos y Tecnologías Sanitarias, organizada en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo en colaboración con Boehringer Ingelheim, Encinas aseguró que “el criterio coste tiene que incorporarse a las decisiones. Lo dicen tanto el código de deontología médica como el código ético farmacéutico”. No obstante, consideró que “existen barreras” para su utilización, así como “problemas éticos” al estar frente a un paciente concreto y ante la necesidad de tomar una decisión que tenga en cuenta el bien común.
A pesar de ello, explicó que hay "grandes oportunidades de mejora” ya que hay sobreutilización de medicamentos y diferencias de coste promedio por paciente entre centros que justifican la necesidad de actuar. Además, alertó del impacto que puede tener la innovación sobre la sostenibilidad del sistema: “Es una ola que nos puede arrollar” aseguró en dos ocasiones. Por ese motivo, justificó que las Comisiones de Farmacia y Terapéutica (CFT) evalúen los nuevos medicamentos.
Posteriormente a la ponencia de la responsable autonómica de Farmacia, hubo una mesa de debate en la que participaron farmacéuticos y economistas de la salud. La Coordinadora del Grupo Génesis de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Dolores Fraga, aseguró que “la mayoría de los medicamentos que acceden al mercado tienen poca innovación y hay que determinar el coste-oportunidad”. En este sentido, explicó que todavía no tiene “claro” qué es innovación, por lo que reclamó definirlo claramente.
Acerca de los motivos por los que se realizan informes Génesis, Fraga explicó que las comunidades pueden racionalizar el uso de los fármacos y, por ello, se seleccionan y posicionan en las CFT. En este sentido, explicó que la nueva guía de evaluación económica e impacto presupuestario en los informes de evaluación de medicamentos elaborada por el grupo de la SEFH incorpora claves para determinar “variables económicas, el coste-oportunidad y el precio que haría aceptable el medicamento”.
Modelos de evaluación
En relación a la elaboración de estudios y modelos que incorporen datos de la vida real, la economista de la Universidad Internacional de Cataluña y de la Pompeu Frabra, Marta Trapero, explicó que lo importante no es tanto que existan “como poder tener acceso a los mismos” ya que ese es uno de los principales inconvenientes a los que se enfrentan los investigadores en economía de la salud a la hora de utilizar datos de vida real.
A pesar de esa dificultad, Trapero vio múltiples ventajas a la utilización de estos datos reales: Pueden ayudar a validar modelos teóricos al comprobar si lo que se predijo se ha cumplido; pueden facilitar el cálculo de la carga económica de la enfermedad; permiten evaluar dinámicamente la evidencia de las tecnologías; y ayuda a estimar un umbral empírico en evaluación económica.
Por su parte, la directora de Farmacia y Política del Medicamento del Instituto Catalán de Oncología, Ana Clopés, aseguró que hay herramientas suficientes para ser utilizadas, aunque no siempre en nuestro país se ha hecho. En cualquier caso, consideró que “la gran incertidumbre es el impacto presupuestario”.
Según explicó Clopés, a lo largo de los últimos años, los resultados de las evaluaciones económicas de medicamentos han resultado “inflacionistas”, con resultados de coste-efectividad incrementales crecientes en el tiempo. Esta es una de las razones por las que el NICE inglés ha añadido el impacto presupuestario al criterio de coste-efectividad incremental, para incorporar la pregunta “¿podemos pagarlo?". En este sentido, tal y como explicó esta experta, el NICE incluye para medicamentos con un coste-efectividad incremental de entre 20.000 y 30.000 libras/AVAC, un techo de gasto de 20 millones de libras
Por ello, para Clopes, el futuro de la política de medicamento debe ser “basada en evidencia, eficiencia y evaluación de resultados y con corresponsabilización de la industria en los resultados y la sostenibilidad”.
La mesa se cerró con el profesor de Fundamentos de Análisis Económicos de la Universidad de Castilla-La Mancha, Álvaro Hidalgo, que fue muy crítico con la evaluación económica que se ha hecho hasta ahora en nuestro país. Según destacó, durante los últimos años se han tomado múltiples medidas que influyen sobre el gasto, pero no son evaluación económica ya que “no miden resultados, solo bajan el precio”.
Hidalgo explicó que en los años noventa España estaba en línea con los demás pioneros en evaluación económica, pero con el paso de los años nos hemos quedado estancados por “barreras administrativas, como los silos presupuestarios, metodológicas y de aplicación práctica”. Además, este economista recordó que durante tiempo se tuvo como más importante “la contención de costes que el coste-efectividad”.
La visión de los pacientes
A lo largo del debate posterior, moderado por Ana Rosa Rubio y José Manuel Martínez Sesmero, farmacéuticos del Complejo Hospitalario de Toledo y coordinadores del evento, los expertos analizaron también las preferencias que pueden tener los pacientes. En este sentido, Hidalgo esbozó un sistema que hay en países como Holanda o Reino Unido en el que el paciente cuenta con una bolsa presupuestaria para elegir de entre varios servicios los que mejor considere. Con estos presupuestos personalizados, “el paciente está más satisfecho; los resultados en salud son mejores y la eficiencia es mayor”, aseguró.
En este sentido, Trapero consideró que hay “prejuicios” sobre los pacientes. Se considera que “no están preparados y no entienden”, por lo que hay que trabajar para cambiar eso. De acuerdo con ella, Fraga aseguró que “si se explican a los pacientes los temas los entienden y pueden tener una interesante opinión”. Clopés por su parte, consideró necesario avanzar en registros directos sobre las preferencias de los pacientes.
Por todo ello, la coordinadora de Génesis consideró necesario abordar los problemas con el paciente ya que la disponibilidad a pagar por una tecnología varía mucho según el estado de salud del paciente. “Es un puzzle y hay que montarlo con las opiniones de diversas personas”, indicó.