Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
El Ministerio de Sanidad ha publicado esta semana la Estadística de Gasto Público Sanitario correspondiente a 2015. Una de las principales conclusiones que se puede sacar es que, para el total de España, se ha regresado a niveles de gasto pre-crisis. Otra gran conclusión es el impulso a los gastos en servicios hospitalarios y especializados en detrimento de la Atención Primaria, Salud Pública y Farmacia. Y una tercera, no menos importante, es la gran diferencia existente en la distribución de las distintas partidas de gasto en las distintas autonomías y el diferente comportamiento que ha habido en solo siete ejercicios.
Si se observa la variación de los gastos totales sanitarios de cada región entre 2008 y 2015 se observan importantes diferencias que van desde la reducción de los mismos en Andalucía en una cuantía del 11,2%, hasta el crecimiento del 9,9% en Baleares. Una variación que no tiene justificación en variaciones de población ya que el gasto per cápita mantiene las diferencias en rangos similares. Por tanto, podríamos decir que aunque para toda España se ha vuelto a niveles pre-crisis, la situación es muy diversa y hay regiones.
No obstante, ese análisis, que ya de por sí resulta interesante, tiene otras muchas aristas cuando se revisa lo que ha sucedido en las distintas comunidades autónomas en relación a las principales áreas de gasto sanitario.
Analizando las grandes cifras nacionales se observa que la Atención Primaria, cuyo impulso ha sido una constante en las declaraciones políticas en los últimos años, no ha visto reflejado en su gasto esa apuesta. Es más, la reducción registrada (7,7%) es superior a la reducción de los salarios que se aplicó en 2010, por lo que ha habido medidas que han ido más allá en este ámbito. Esta caída en los gastos vinculados a la Atención Primaria pone en tela de juicio tanto esa apuesta política como, especialmente, la necesidad de que este ámbito asistencial tome la batuta en la atención al envejecimiento y la cronicidad.
El impacto sobre el gasto en Farmacia es algo de lo que ya hemos hablado en numerosas ocasiones. De este modo, el gasto total en recetas se sitúa ya de forma muy consolidada por debajo del 20% del gasto sanitario total.
Otro aspecto clave es la reducción de la inversión en Salud Pública, algo que dice muy poco de las políticas preventivas que deberían ser pilar imprescindible de cualquier ámbito sanitario.
Pero más allá de todo esto, me parece que el diferente comportamiento de las regiones en sus gastos en las distintas partidas sanitarias reflejan diferencias que no estoy seguro de que obedezcan a las pequeñas diferencias demográficas que existan en las distintas regiones. Parece más bien que los modelos sanitarios y las organizaciones se aproximan a modelos distintos de asistencia.
En este sentido cabe preguntarse si niveles de gasto que van del 56,1% al 70,9% en hospitales, del 11,3% al 17,5% en primaria o del 13,2% al 19,8% en farmacia y del 2,5% al 0,2% en Salud Pública, son diferencias lógicas en lo que se supone que es un único sistema sanitario que debe ofrecer una única cartera de servicios.
A lo largo de estos años hay regiones como Andalucía, Baleares o Cataluña en las que el gasto de primaria se ha reducido de forma muy importante (superior al 12%), mientras que en otras como Murcia o Castilla-La Mancha, el gasto en primaria creció en cifras similares. Lo mismo se puede decir de las variaciones del gasto en farmacia. Regiones como Comunidad Valenciana o Cantabria han experimentado reducciones de gasto del 27%, mientras que otras como Extremadura, La Rioja o Andalucía se han situado en reducciones de entre el 3 y el 7%.
En Salud Pública también hay unas grandes diferencias entre el gasto de 2008 y 2015. Unas variaciones tan importantes que hace incluso dudar de la fiabilidad de los datos. En Andalucía, Asturias o Madrid se ha reducido el gasto en salud pública en más del 50%, mientras que en regiones como Cataluña ha crecido casi un 60%.
Los gastos de farmacia también varían de forma importante según la región en la que nos fijemos. Situación que deja a algunas regiones destinando el 13,2% de su gasto a farmacia, como Baleares y otras, como Galicia, con el 19,8%.
Todas estas diferencias, con las variaciones observadas en los últimos siete años y la estructura de gasto actual, ponen de manifiesto lo diferente que es la Sanidad en las diferentes comunidades autónomas y el distinto foco que se pone en cada una de ellas en las distintas partidas de gasto. Algo que nos debe hacer reflexionar sobre la equidad en el acceso a las distintas prestaciones de la cartera básica así como el enfoque hacia un futuro de envejecimiento y cronicidad.