La visión de Vox acerca del sistema sanitario plantea importantes diferencias respecto del modelo actual así como de la visión que tienen la gran mayoría de partidos del arco parlamentario. Sus ejes serían, tal y como ha explicado en una entrevista con Diariofarma su portavoz en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, Juan Luis Steegmann, la recentralización de competencias, empezando por una mayor coordinación, la colaboración público-privada, la medición de resultados y la capacidad de un paciente informado de elegir la mejor opción para su tratamiento, más allá de la cercanía.
Pregunta. Cuando Vox se presenta a las elecciones no plantea un programa electoral al uso, con 300 propuestas donde se exponen cuestiones concretas a realizar… Respuesta. Es decir que no presentamos un programa que podamos traicionar… P. Puede ser…. En cualquier caso, la falta de esas medidas hace que muchas veces no se conozca la visión de Vox sobre aspectos concretos como la sanidad. ¿Cuáles son las tres, cuatro claves esenciales de su partido en este ámbito?
R. Nosotros pivotamos en torno a la idea central de que la transferencia de Sanidad y Educación a las comunidades autónomas fue un error político de dimensiones colosales. Y como tal error, hay que corregirlo. Hay que corregir lo que Julián García Vargas llama sistema interautonómico de salud, nosotros queremos un Sistema Nacional de Salud. Hay que acabar con la descoordinación existente, por lo que se necesita de una cierta recentralización paulatina. Lo segundo a decir es que Vox no es un partido estatalista, creemos que debe haber un papel importante de la iniciativa privada. El objetivo es que los españoles tengan capacidad de elección, como sucede en la educación. Que el Sifco [Sistema de información del Fondo de cohesión sanitaria] desaparezca y que cualquier español pueda estar atendido en cualquier punto del SNS a petición propia. En estos momentos, las autonomías secuestran a los pacientes y, en algunos casos, ni siquiera los envían a otras comunidades a realizar ensayos clínicos. Eso es escandaloso. Hay por delante una tarea hercúlea.
P. Pero eso es un programa de máximos…
R. No lo es…
P. Lo que propone no se puede poner en marcha mañana…
R. Tiene que ser puesto en marcha mañana, no pasado mañana… Esta es una situación extremadamente injusta para los pacientes. Nuestro deber con todos los españoles es que esto sea así en los gobiernos a los que nosotros pertenezcamos. Esto es revolucionario, pero es que la verdad a veces es revolucionaria. Eso sí, sé que hay muchos obstáculos.
P. A lo mejor no es un programa de máximos, pero sí a medio o largo plazo. A corto plazo, ¿qué proponen?
R. ¿Cuánto es corto? P. Uno, dos años, una legislatura… R. ¿Es consciente de lo que ha pasado en España desde 2017, con el golpe de Estado? España está en un momento de emergencia. Me sorprendo de cómo algunos de mis colegas, que hablan de cosas importantes para la medicina, como los CART y otros y, al tiempo, no se fijan en que el barco, España, está profundamente averiado. Es cierto que hay que atender a las necesidades de los pacientes que están en el barco, pero es que estamos haciendo aguas y muchos actúan como si no estuviera pasando nada. Como se hace con la pandemia, que se ha decidido que ya ha pasado. Si hacemos abstracción de esto, podríamos señalar que los españoles tienen derecho a ser tratados de forma igual en todos los sitios. Y deben ser diagnosticados de forma igual y recibir el mismo tratamiento, de forma igual. ¿Pero igual en qué? Igual en la excelencia. No se trata de que un paciente extremeño o madrileño tengan acceso al tratamiento, lo que perseguimos es que sea tratado de forma excelente y que el paciente tenga el conocimiento suficiente para poder elegir el centro. Esa es la igualdad que nosotros buscamos, no que tenga un acceso cercano al domicilio, sino que el acceso sea al mejor. Las personas deben tener el poder y el derecho a elegir lo mejor, lo excelente. Ese es el quid de la cuestión.
P. Tomando el primero de los elementos clave a cambiar, las transferencias. ¿Cuándo deja de ser buena la descentralización para pasar a ser inadecuada?
R. ¿Cuál es el objetivo de la descentralización? ¿El principio de subsidiariedad? ¿La cercanía? Estamos hablando en la época de Internet, del conocimiento donde se puede estar hablando con alguien de Australia y estamos pensando en una medicina del siglo XIX porque creemos que conocemos mejor las necesidades del vecino… ¿Estamos hablando de trajes regionales? En estos momentos, aunque es cierto que hay diferencia entre el medio rural y urbano, y digan lo que digan los separatistas, España es más homogénea que nunca. Y Europa es más homogénea que nunca. Ese principio de subsidiariedad no tiene mucho sentido. ¿Por qué no vamos a tener una estructura más centralizada y que los hospitales o la atención primaria no sea atendida por cooperativas de médicos?
P. En este caso habría autonomía de gestión, descentralización…
R. Exactamente, pero esa autonomía debe estar coordinada. El Estado debe exigir a todos los proveedores, sean público o privados, resultados. Y ese es el quid fundamental al que queremos ir, a la excelencia de resultados, que requiere medirlos. La patronal privada está dispuesta a analizar sus resultados, ¿está dispuesto el sector público a hacerlo? ¿Está esto en nuestro programa, como preguntaba Ud.? No, en nuestro programa está la música que es la igualdad en la excelencia, la coordinación, la recentralización, la colaboración público-privada. Esta colaboración no se debe basar en encuestas de satisfacción, en parámetros cuantitativos, sino en variables cualitativas. Ni siquiera en la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que es la joya de la corona, tenemos los resultados de todos los trasplantes por centros, provincias o autonomías, pese a que los españoles tienen derecho a saber qué resultados hay en el centro x o y. Eso tiene que extenderse a todos los procesos. Se dice que el tratamiento es igual en todas partes porque está protocolizado, pero hay algo muy importante, como la experiencia y la investigación que impactan en el resultado. Por eso hay que hacer una cuantificación de los resultados. Lo del mantra del paciente en el centro del sistema me da risa. Hay que abandonar esa visión paternalista del sistema. El único paciente que está verdaderamente en el centro del sistema es el que tiene capacidad de elección informada. Este debe ser el horizonte que nosotros como partido debemos buscar.
P. Ha planteado como elemento principal de la política sanitaria de Vox la recentralización, pero esto en sí sería un medio y posteriormente ya sí que habla de lo que serían fines…
R. La recentralización la vemos en sentido de coordinación. Si tú le das poder al paciente, el estado va a tener que hacer una labor de pagador, controlador e inspector de resultados. Si se hace así, el sistema autonómico caerá por su propio peso.
P. Pero poner un medio como objetivo principal es como cuando desde la izquierda habla de que la sanidad deber pública exclusivamente…El foco se pone en el medio, no en el objetivo.
R. No sé si le molesta a alguien que el fin sea que los pacientes tengan derecho a ser tratados de forma igual y excelente en todas partes. Ese es un objetivo, y además el objetivo más loable.
P. Entonces, ¿el principal problema de la sanidad es que no se miden los resultados y que no hay transparencia?
R. El principal problema de la sanidad en España en estos momentos es que no tenemos la capacidad ni la posibilidad de elegir lo mejor. El requisito fundamental del buen funcionamiento de cualquier proceso de asignación de precio según los valores es tener una información adecuada. Y los españoles tienen derecho a eso. ¿Es revolucionario? Sin duda. ¿Pisa muchos intereses creados? Sin duda. Se han creado en torno al estado autonómico una auténtica red de intereses que no solo son políticos.
P. Pasemos a analizar la pandemia. Con lo vivido hasta ahora, ¿qué balance realiza de cómo se ha afrontado en España?
R. Hay al menos 140.000 razones para investigar en profundidad al Gobierno. Mi tristeza como médico es infinita. Mi sensación de haber podido contribuir, como le dije al ministro Illa y que no nos hubieron hecho caso en tantas cosas, me produce un sentimiento de amargura. Estoy seguro de que, si me hubiera hecho caso, hubiésemos salvado muchas vidas, muchas más de las que he salvado en mi vida profesional. El señor Illa estuvo muy mal aconsejado por todo su equipo y esa historia negra habrá que investigarla, diga lo que diga el fiscal Navajas. También creo que ha habido una traición de médicos y científicos de izquierdas que han venido blanqueando al Gobierno desde el principio. Ese blanqueamiento de la izquierda de todo lo que hace el gobierno contrasta con las manifestaciones terribles que hicieron por el sacrificio del perro Excalibur. Esto, yo personalmente, no lo perdonaré. Que una persona lo sepa y que al mismo tiempo diga cosas distintas a lo que piensa, es decir, que mienta, es un pecado que muchos médicos y científicos tendrán en su conciencia mucho tiempo.
P. ¿Y se ha hecho algo bien en la pandemia?
R. En una pandemia, a no ser que quieras matar a tu población, el conocimiento científico se va imponiendo y tienes que ser un desalmado para no aplicar las medidas. El problema es que hemos ido tarde siempre y en una epidemia eso son vidas.
P. Con todo lo que comenta, ¿cree que el partidismo político impregna de tal modo a la sanidad que se dejan de tomar decisiones por la evidencia?
R. Sí, pero curiosamente siempre es por el mismo lado. Cuando se equivoca la derecha, y yo no soy defensor del PP, lo de Excalibur; y cuando hay 140.000 muertos, es que era inevitable. ¿No se podía saber viendo lo que sucedía ya en Italia, en Lombardía? Una cosa que se me quedaba en el tintero. ¿Se da cuenta de que blanqueó y se sigue blanqueando a la República Popular de China? No se habla nada de que las vacunas que han puesto no son buenas. Yo espero que haya justicia.
P. Mejor que se aprenda para futuras pandemias…
R. Pero no vale con aprender. Debe haber justicia.
P. Pero solo con justicia no se aprende para otra pandemia
R. Es que yo dudo que se haya aprendido algo. Han rechazado la propuesta de Vox de seguir monitorizando la pandemia en código abierto, como reclaman muchos científicos y como hemos reclamado en mociones, y han decidido ponerse la venda en los ojos. No es cuestión de alarmar, pero sí monitorizar. ¿Qué es esto de que solo se va a vigilar a los de más de 60 años? A los más vulnerables hay que protegerlos; pero vigilar, hay que vigilar a todos ya que un jovencito puede contagiar a su abuelo. ¿Hemos aprendido? Yo creo que no. La gripalización de la covid por decreto no es de recibo. La cuarta epidemia de gripe de 1918 fue peor que la primera y la tercera ola. El gobierno se debe basar en la ciencia y la razón, no en la política. Yo soy un político ya, pero no he abjurado de defender la ciencia y la razón, siempre voy a dar la batalla por la ciencia, como he hecho con los antivacunas y los problemas que me han dado.
P. ¿Cuál es su visión sobre los farmacéuticos comunitarios y su papel durante la pandemia?
R. A mí, los farmacéuticos me tienen fascinado. Se han comportado de una forma excelente. Yo conocía más a los farmacéuticos hospitalarios, pero he de decir que los comunitarios han actuado estupendamente. Nosotros hemos hecho iniciativas desde el principio para protegerles.
P. ¿Y qué visión tiene sobre la farmacia en el sistema sanitario?
R. Creo que el farmacéutico debe tener un mayor papel en aspectos como la farmacovigilancia, una mayor dispensación de medicamentos hospitalarios, se debe integrar en el servicio de salud y tener más protagonismo. Yo soy médico y creo que el médico es el que tiene el papel central, pero los farmacéuticos tienen que estar al lado, colaborando y trabajar conjuntamente de forma más coordinada que la actual.
P. Como le planteaba al inicio, no se sabe mucho sobre la visión que tiene Vox acerca de diversos aspectos concretos de la política sanitaria y farmacéutica. ¿Cómo valoran el modelo mediterráneo de farmacia?
R. Desde luego no hay que tocarlo. Es un modelo que ojalá tuvieran otros países. Necesita alguna mejora, como una mayor integración, pero poco más.
P. Pasando a otro actor, también clave en la pandemia, como es la industria farmacéutica, ¿Cómo valora su papel?
R. Sin la industria farmacéutica estaríamos muertos. Diga lo que diga la siniestra, que la tiene tomada con la industria farmacéutica. Mis simpatías y las de Vox. Cuando Podemos ha propuesto quitar patentes nosotros nos hemos opuesto frontalmente. La industria farmacéutica debe ser protegida e incentivada. La tenemos que traer a España y fomentar que haya una industria española basada también en la excelencia de la investigación y la fabricación, no queremos una industria envasadora, tiene que ser innovadora. Haremos todo lo posible para que sea una realidad. Gracias a la invención de las vacunas y los medicamentos que han sido desarrollados gracias al capitalismo es por lo que estamos vivos. Basta ya de talibanismo en la aprobación de medicamentos con unos criterios oscuros de farmacoeconomía que nos hacen ser uno de los países más retrasados en cuanto a la introducción de medicamentos innovadores.
P. Ha comentado el tema de las patentes y ahora está en negociación en el seno de la Organización Mundial del Comercio reducir el nivel de protección de vacunas y medicamentos. ¿Cree que el desarrollo de vacunas de covid habría sido igual sin patentes?
R. Eso es lo que hemos dicho y escrito en Vox. El monopolio de consumo creemos que es un error y que las patentes deben ser protegidas. Otra cosa es llegar a acuerdos para que la industria conceda licencias, incluso en situaciones de emergencia, licencias obligatorias. Pero el problema que no ve la izquierda es que si no se protegen las patentes nadie inventará. Cada uno de nosotros enriquece a los demás porque en la búsqueda de nuestro propio beneficio, benefician a ese tercero. Esa es la base del mejor sistema que hay en el mundo. Si no hay protección de patentes, ¿va a venir Novavax a Porriño? El bloque comunista solo inventó un fármaco para el cáncer, la bendamustina; el bloque capitalista, centenas.
P. Pero ¿y cuándo la investigación básica parte del ámbito público?
R. Toda relación entre ámbito público y privado debe ser transparente y toda transferencia de conocimiento debería redundar en el erario.
P. ¿Cómo valora la situación de la introducción de las innovaciones en el SNS?
R. Es un desastre. Tenemos que inventar otro sistema y para ello hay que evaluar los medicamentos de forma más transparente y no tan condicionada por lo económico. Lo que es una vergüenza es que tengamos tanta mano ancha, y a veces larga, en cosas que a los españoles no les importan y que, en cambio, seamos tan cicateros en sanidad. Tiene que haber transparencia y dar a conocer los informes que sustentan las decisiones de no financiación de medicamentos y menos talibanismo.
P. Al final, la sostenibilidad del sistema es también necesaria… ¿Qué medidas plantearía Vox en este ámbito?
R. La colaboración público-privada y el análisis de resultados son fundamentales para disminuir los gastos. Los gestores deben involucrarse en el control de los resultados, deben preguntar y debe haber un benchmarking que permita compararse. Otra cuestión importante es que los españoles deben elegir entre un Ministerio de Igualdad, con una señora inventándose cosas, o una Sanidad potente. El Estado tiene que adelgazar y no tiene por qué ser un proveedor de servicios directos en todo.