Proponer aspectos de mejora de los procesos de evaluación, teniendo en cuenta de dónde partimos y hacia dónde nos dirigimos, ha sido el objetivo de la mesa ‘Evaluación de medicamentos: ¿quo vadis?’ celebrada en el 67 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), que tuvo lugar en Barcelona el pasado sábado.
La mesa, moderada por el director del Área de Innovación y Partenariado del Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC), Antoni Gilabert; ha contado con la participación de Ana Clopés, directora de Farmacia y Política del Medicamento del Instituto de Oncología de Cataluña (ICO); José María Guiu, director del Área de Farmacia y Medicamento del CSC; y Carlos Martín Saborido, vocal Asesor de la Dirección General de Cartera Común de Servicios del SNS y Farmacia del Ministerio de Sanidad.
Durante la misma se ha planteado la evaluación con el objetivo de hacer posible conciliar acceso, innovación y sostenibilidad y se ha destacado el papel que al respecto tiene el grupo Genesis de la SEFH que, desde su creación en 2005 ha trabajado en esta materia. Clopés, miembro fundador del mismo ha explicado la trayectoria de este grupo que ya en 2012 se volcó en el reto de la selección de medicamentos. Más próximo, ha valorado el trabajo realizado con los informes de posicionamiento terapéutico (IPT), de los que ha destacado la “metodología consolidada y su gobernanza desde 2020”. Todo ello, ha contribuido a que la financiación selectiva “se haya consolidado”, señaló la farmacéutica del ICO.
En cuanto al futuro de la evaluación, Clopés reclamó, entre otras cuestiones, “más método, más transparencia, incluyendo al pacientes y ciudadanía, más colaboración, más datos inteligentes para hacer un modelo dinámico adaptado a las necesidades”. Igualmente, Clopés consideró necesaria una mayor “coordinación entre el regulador y el sistema sanitario”.
Por su parte, Guiu planteó el reto de la evaluación de los medicamentos en situaciones especiales, así como avanzar en los sistemas de información para desarrollar herramientas que mejoren la prestación gracias a la medición de resultados.
Martín Saborido reconoció un pasado con poca transparencia, aunque señaló que poco a poco se avanza en esta materia. También se está corrigiendo, según dijo, el “diálogo con pacientes e industria, que era muy limitado”, al igual que se amplía la participación a la hora de elaborar los IPT. En cualquier caso, el vocal asesor señaló que en el debe está no solo “hacer muchas cosas” sino “hacerlas antes” y, a este respecto indicó que el “early dialog está pasado de moda y ahora hay que ir a un very early dialog” ya que, de este modo, también se podrá establecer un diálogo con los reguladores para “dar orientación a los desarrollos”. En cuanto a digitalización, señaló que se está trabajando para que “facilite la toma de decisiones”.
Fortalezas, debilidades y mejoras
Además, los ponentes reflexionaron acerca de las fortalezas y debilidades del sistema de evaluación. La mayor fortaleza se centró en los profesionales del SNS que, según Clopés, “son magníficos”, por lo que no hay que permitir que “esa fuerza se pierda”. Además, desde la mesa se señaló la necesidad de mejorar aspectos como las repeticiones de evaluaciones; la lentitud de las mismas; la falta de comunicación o la falta de retroalimentación top-down.
Los ponentes también abordaron la adaptación que las evaluaciones sufren para ajustarse a las características de las innovaciones que llegan. Martín Saborido destacó que ya en el pasado próximo las evaluaciones han cambiado, como ha pasado con los CAR-T y la terapia génica y que han hecho necesario “adaptar las herramientas a los problemas existentes”. Además, este experto dejó claro que para evaluar medicamentos de alto impacto “no se pueden realizar con herramientas antiguas”.
Por su parte, Guiu aseguró que uno de los cambios más relevantes a realizar es reevaluar ya que es necesario “ajustar las decisiones” a la vista de la información recopilada para afrontar la incertidumbre. A este respecto, Clopés recordó que el Comité Asesor de la Financiación de la Prestación Farmacéutica (CAPF) ha propuesto que se explicite la incertidumbre existente en las resoluciones de precio.
Con respecto de la evaluación dinámica, Martín Saborido explicó que desde el Ministerio de Sanidad se está trabajando en un plan que permita manejar la incertidumbre “de manera dinámica”. No obstante, acerca de esta cuestión, Gilabert planteó los problemas que pueden suponer “tomar una decisión y luego revertirla”.
La independencia de las evaluaciones fue otro de los asuntos evaluados. A este respecto, Martín Saborido señaló que “lo ideal” sería una agencia totalmente independiente, pero reconoció que no sería fácil dar el paso, algo que no sería posible hacer directamente, sino que requeriría de una transición, así como cambios legales y una dotación de recursos adecuada. Profundizando en estos aspectos, Clopés apostó por dotar a los mecanismos de evaluación de más “potencia y transparencia” y explicó que el “mejor modelo” es tener personal formado y con recursos suficientes. Respecto de la transparencia, consideró que es algo irrenunciable ya que “hay que explicar el uso de recursos públicos” y rendir cuentas.
Vinculado con este asunto de la transparencia, se abordó la visión que tiene la industria farmacéutica en relación con los precios. Desde el público, el presidente del CAPF y catedrático emérito de Economía, Félix Lobo, explicó que la confidencialidad de precios que pide la industria busca ofrecer precios distintos en cada mercado. Esta situación, es defendida por las administraciones ya que, según Lobo, “saben que perderían descuentos” en la adquisición de medicamentos. No obstante, a este respecto Guiu señaló que “no siempre es verdad que los países del sur compren mejor” y explicó que a nivel de la central de compras europea en la que participa el CSC se ven esas diferencias.