La resistencia a antibióticos provoca 25.000 muertes en Europa cada año y tiene un impacto económico anual de 1.500 millones de euros, según el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) y la Agencia Europea de Medicamentos. Si no se actúa, en el año 2050 se prevé que 390.000 personas en Europa pueden morir a consecuencia directa de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos.
Estos datos se han dado a conocer durante la Jornada celebrada hoy por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios con motivo del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos.
El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha remarcado las graves consecuencias de las resistencias a estos medicamentos para la salud y la economía, así como la necesidad de trabajar coordinada e internacionalmente para frenar esta situación y para desarrollar nuevos antibióticos. En su opinión, “hay que desterrar falsos mitos entre la población, como que los antibióticos curan el resfriado o la gripe”. También ha destacado el desarrollo del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), liderado por el Ministerio, en el que participan 190 profesionales.
Tal como se ha puesto de manifiesto durante la jornada, tras el auge del descubrimiento de antibióticos en los años 60 y 70, ante la amplia disponibilidad de estos fármacos, la industria farmacéutico fue disminuyendo la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, de modo que, en los últimos años, no ha sido autorizada ninguna nueva molécula.
Esto unido a la pérdida de eficacia de las existentes, debido sobre todo al uso excesivo (España es el quino país en cuanto a su consumo) o incorrecto de los mismos, ha comportado que la resistencia a los antibióticos se haya convertido en “el mayor problema médico en la actualidad”, según ha expresado el Dr. Julio Mayol, profesor titular de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid y Director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos.
Los distintos expertos han coincidido en señalar que una de las principales vías para hacer frente a esta problemática es una coordinación a nivel global, que reúna las estrategias en el ámbito internacional y desde una perspectiva que integre los distintos ámbitos de actuación: la salud humana, la animal, el medio ambiente y la alimentación, tal como ha apuntado el Dr. Bruno González Born, de la Universidad Complutense de Madrid. Con él han coincidido otros ponentes en que es fundamental una implicación a nivel político y una concienciación de la sociedad.
Esto último lo ponen de manifiesto los resultados de una encuesta realizada por la OMS a 10.000 personas, de la que se desprende que el 64% de la población cree que los antibióticos pueden usarse para curar la gripe; un tercio deja de tomarlos cuando se siente mejor; y el 75% piensa que las resistencias se producen, no por las bacterias, sino porque el cuerpo se vuelve resistente.
La industria farmacéutica también está muy implicada en la búsqueda de soluciones, con la investigación de nuevos antibióticos. En este sentido, el Dr. Carlos Segovia, del Instituto de Salud Carlos III, ha reclamado más incentivos para las compañías en esta actividad. Uno de los problemas que encuentra este experto en este ámbito es la fragmentación en la investigación, lo que va en detrimento de la eficacia de la misma. Con el objetivo de coordinar una estrategia global, se creó la JPI AMR, Joint Programming Iniciative on Antimicrobial Resistance, que reúne a 22 países, no todos de la Unión Europea, a través de la que se ha definido una agenda científica estratégica. Su objetivo pasa por promover el desarrollo de nuevos antibióticos, mejorar los métodos de diagnóstico, trabajar en la vigilancia epidemiológica, estudiar el papel del medio ambiente en la transmisión de infecciones y el diseño de intervenciones.
Otra iniciativa relevante es el acuerdo alcanzado por los ministros de Sanidad del G7 el pasado mes de octubre, que persigue potenciar la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos en el ámbito internacional. También destaca el Grupo de Trabajo Transatlántico sobre Resistencia a los Antibióticos (Tatfar), de Estados Unidos y la Comisión Europea. En el ámbito europeo, otro de los proyectos relevantes en marcha es la Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), con la colaboración de la industria, para el desarrollo de nuevos antibióticos.
En cuanto al Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), se estructura en seis líneas estratégicas: la vigilancia, el control, la prevención, la investigación, la formación y la comunicación, tal como ha expuesto durante su intervención Belén Crespo, la directora de la AEMPS. En torno a estas líneas han sido diseñadas 24 medidas y 84 acciones, desde una perspectiva integral para posibilitar un abordaje global del problema.