El Servicio de Farmacia del Hospital Clínico San Carlos destaca por su actividad en diversas áreas. Una de ellas tiene que ver con la investigación. Actualmente, hay en marcha en este centro un total de 338 ensayos clínicos, de los cuales, entre el 40 y el 50% pertenecen a Oncología. También son bastante activos en formulación magistral (van a un ritmo de 10.000 cápsulas/mes), con las que, por un lado, minimizan la incidencia de los desabastecimientos, un fenómeno al alza, y, por otro, ahondan en la individualización de la terapia. Cabe subrayar, también, la ingente actividad que realizan en la preparación de tratamientos previa a su administración, especialmente de citostáticos, donde, apoyados en la última tecnología, que garantiza unas condiciones de seguridad a los encargados de dicha preparación, realizan unas 60-120 intervenciones al día. A estas labores habría que sumar las tareas propias de los servicios de Farmacia, como son la validación de los tratamientos prescritos, la gestión de existencias, la participación en unidades multidisciplinares, la atención al paciente...
Todo ello se hace con un equipo compuesto por 16 farmacéuticos especialistas y cuatro residentes, ocho enfermeros, seis técnicos y 16 auxiliares, un equipo que está capitaneado por José Manuel Martínez Sesmero, quien, en esta entrevista con Diariofarma, hace un repaso de su primer año en el cargo y de algunas cuestiones relacionadas con la actualidad del sector de la farmacia hospitalaria.
Pregunta. ¿Qué balance hace de este primer año como jefe del Servicio de Farmacia del Clínico San Carlos?
Respuesta. El balance es positivo, tanto en lo profesional como en lo personal. En este año he aprendido que los equipos los componen personas y que, para que éstas den lo máximo, tienes que encargarte de crear un clima propicio. Quizás ése haya sido el principal reto este primer año: integrarme en un equipo y tratar de dirigirlo hacia una misión y una visión compartidas por todos. Yo traje un plan, pero he tenido que dedicar buena parte del tiempo a conocer a los compañeros, de Farmacia y de otros ámbitos… A partir de ahí ya se pueden comenzar a hacer propuestas para, desde la revisión de procesos, poder maximizar nuestro rendimiento. También ha sido un año de aprender a gestionar emocionalmente las expectativas que se generan en la gente cuando llegas a un sitio y se ha creado una imagen previa sobre ti.
P. Se ve que ha trabajado mucho la gestión del equipo. ¿Se puede decir que ya está todo hecho, y que ya sólo hay que ponerse a trabajar?
R. Queda mucho por trabajar en lo que respecta a la gestión de las personas. Un año es insuficiente. Y, además, tengo que hacer algo de autocrítica. En muchas ocasiones, lo urgente me ha hecho perder de vista lo importante. Reconozco que he incurrido en hacer de apagafuegos, en atender a lo que otros me planteaban como urgente. Ése también ha sido un buen aprendizaje.
P. Hablaba antes de que llegó al Clínico con un plan. ¿En qué se basa? ¿Cuáles son sus líneas principales?
R. La primera de ellas tiene que ver con visibilizar el valor de la farmacia hospitalaria y eso pasa por posicionar al FH como referente en la cadena de valor del medicamento con el foco puesto en los resultados en salud. Ése es el hilo argumental, y, a partir de él, hemos iniciado proyectos de colaboración con otros servicios, como los de Oncología, Neurología y Reumatología, entre otros. Nos hemos acercado a ellos con argumentos, poniendo por delante nuestra competencia. De lo que se trata es de pelear por trabajar en equipo en los órganos de decisión. La clave es estar cerca de los compañeros médicos, colaborando con los profesionales de Enfermería, y a partir de ahí implicarnos y corresponsabilizarnos de las decisiones.
P. ¿Algún aspecto más?
R. Otro aspecto relevante es que el paciente sepa que hay un farmacéutico que está detrás de algunas decisiones, que sepan no sólo que existimos, sino que ejercemos de garantes del uso correcto de la farmacoterapia, garantes de la efectividad, la seguridad y, teniendo en cuenta que estamos en un sistema público que se financia con los impuestos de todos, de la eficiencia. También creo en la necesidad de una evaluación constante y en promover un papel proactivo del FH, en vez de reactivo, de modo que nos adelantemos a las necesidades y las expectativas.
P. En lo que respecta a la colaboración con otros profesionales, ¿cómo ha sido el proceso? ¿Se está encontrando reticencias?
R. No ha habido reticencias. Ha habido grandes cotas de entendimiento, de flexilidad. Creo que el resto ha percibido el valor del farmacéutico y nos ven como aliados. Este hospital tiene un tinte academicista y, pese a ello, ha habido sintonía, lo que puede tener que ver con el cambio generacional, y también con el organizacional que se está viendo en la sanidad. El trabajo multidisciplinar empieza a verse como clave por todos. El cliché de que el FH es un inspector yo aquí no me lo he encontrado. No obstante, en lo que respecta a la colaboración, queda mucho por delante. Se puede decir que hemos empezado por lo fácil.
P. ¿Quiere decir con eso que puede haber especialidades menos proclives a la colaboración con el FH?
R. Bueno... la realidad es que en las áreas mencionadas hay tradición de colaboración. En los últimos 10-15 años se ha generado una relación casi obligada y es indiscutible que eso ayuda. Pero hay otras áreas en las que se podría esperar que, al ser las primeras experiencias, como ocurre con Urgencias, exista extrañeza, y en cambio aquí eso no me ha pasado. Por poner otro ejemplo, se ha creado un área nueva en el hospital, de asma agudo, donde han aparecido nuevos medicamentos, y somos parte de ella desde el principio.
P. Donde trabajan también codo con codo con otros profesionales es en la Comisión de Farmacia. ¿Cómo funciona la del Clínico?
R. Cabe decir, a este respecto, que la inversión en medicamentos es uno de los capítulos más importantes y que, como órgano asesor, se considera a la Comisión de Farmacia como un órgano clave. En ella participan profesionales de distintas especialidades: médicos, enfermeros, la dirección del centro, Farmacia... y yo veo en el futuro a los pacientes también participando en ella. Creo que esa labor conjunta le da legitimidad en la toma de decisiones. Pero siendo un poco críticos, en relación a la transparencia interna, creo que cuando un médico pide un medicamento y la Comisión de Farmacia decide, tenemos que hacer el esfuerzo de explicarlo. Y también creo que se puede ser más transparente hacia fuera. La sociedad tiene el derecho a conocer las razones de las decisiones.
P. Y entonces, qué mensaje transmitiría a los que cuestionan la labor de estas comisiones, por dificultar, supuestamente, el acceso a determinados tratamientos.
R. Me da pena que, cuando hablamos de accesibilidad, se enfoque hacia si el medicamento se incluye o no en una guía, en vez de enfocarnos en los resultados en salud. La falta de equidad a veces se explica en relación con la efectividad demostrada por los tratamientos. La labor de las comisiones de Farmacia debe ser la de garantizar que los medicamentos se usan en función de la evidencia, y en función de la disponibilidad a pagar. Lo importante no es sólo tener acceso, es también hacer un buen uso, entre otras variables.
P. Parece que todo nos lleva siempre a la necesidad de medir resultados...
R. Existe la necesidad de mejorar nuestros sistemas de información, registrar todo bien, y de ese modo facilitar el trabajo a los médicos y poder facilitar, también, que los pacientes sean copartícipes.
P. Cuando se habla de accesibilidad hay quienes recuerdan también el problema que supone el precio de algunos medicamentos. ¿Es de los que creen que los precios son excesivos?
R. No puedo incurrir en una generalización, sería irresponsable. Hay casos en los que hay un déficit en el binomio precio-valor. Pero, ¿cuál es el problema? Que no estamos midiendo bien el valor. Sin eso, es difícil determinar la disponibilidad a pagar, teniendo en cuenta además que la disponibilidad presupuestaria varía. Por eso, lo primero es medir bien y actuar con base en los resultados obtenidos y, llegado el momento, dejar de financiar lo que no aporta valor.
P. En un acto reciente, en el que participaron el oncólogo médico Josep Tabernero y la economista Beatriz López, el primero defendía la necesidad de ese pago por valor, mientras que la segunda abogaba más por la agregación de la demanda para hacer frente al poder del monopolista, en este caso, el laboratorio con una molécula sin competidor. ¿Dónde se posiciona?
R. Pues yo diría, basándome en apreciaciones de la propia Beatriz López, a la que he tenido el honor de tener como profesora, que no hay fórmula única, que para cada problema puede existir una solución adecuada. Cuando hay monopolio, quizás lo mejor sea aglutinar, pero donde hay competencia, a lo mejor no tanto. Al final, lo que digo siempre es que aquí nos pasamos el tiempo diciendo lo que hay que hacer, pero no hacemos nada. En otros países, en cambio, hacen, miden y, si hace falta, cambian la manera de hacer. Yo apuesto por eso.
P. Siguiendo con las compras y los precios, no puedo dejar de preguntarle por cómo lo están haciendo ustedes con los biosimilares.
R. La apuesta por el biosimilar es clara. El farmacéutico hospitalario tiene claro el beneficio. La SEFH ya se ha posicionado, y la EAHP también. Pero el establecimiento de las políticas depende de cada país. Yo abogo por ver lo que hacen en otros países y aprender de ellos. En países escandinavos, la apuesta por los biosimilares es una política de Estado. Lo que tengo claro es que hay que buscar nuevas fórmulas. Nuestro modelo está agotado.
P. Pero ustedes, en el hospital, a nivel micro... ¿cuál es la política?
R. En todos los tratamientos nuevos usamos biosimilar. Luego, cuando se trata de un switch o un intercambio nos movemos en el territorio del acuerdo y el diálogo. Hacemos reuniones con jefes clínicos, médicos, en comités multidisciplinares, y pactamos las reglas del juego. Está funcionando bien, pero son procesos que van lentos. Hay que tener en cuenta que se han generado muchos clichés, mucha infoxicación en torno a los biosimilares… Todo esto se rompe paso a paso. Pero insisto: hacen falta una regulación y una estrategia nacionales.
P. Dejemos ya la gestión y prestemos atención al paciente. Hablaba de la necesidad de que éstos conozcan al FH. ¿Puede ahondar en eso? Y, ¿cómo cree que se puede mejorar la atención farmacéutica?
R. Creo que tenemos que seguir mejorando nuestras maneras de trabajar, sobre todo con pacientes externos. Ellos saben que hay un FH, pero ese modelo ha tocado techo. La emergencia de las TIC nos brinda nuevas formas de aportarle valor. Tenemos que cambiarlo y pasar de las consultas como modelo único a un verdadero seguimiento farmacoterapéutico. Ya hay modelos de éxito. También creo que hay que desarrollar nuevos modelos de entrega. La tecnología nos va a marcar el camino. Pero es importante que, conocidas las posibilidades, seamos nosotros los que lideremos el proceso, y que no sean las empresas que están introduciéndose en este mercado. Tenemos la obligación de idear el farmacéutico 3.0. Otro reto que tenemos es el de la atención al paciente ingresado, generalmente agudo. Ahí nos queda mucho por hacer. Hay muchos pacientes ingresados en un hospital, que reciben sus tratamientos y que no saben que hay un FH detrás. Una forma de romper eso es comenzar a visitar al paciente en su cama. Ahora que vivimos en una etapa donde la humanización es importante, nos tienen que ver la cara.
P. ¿Qué tiene de real y qué tiene de eslogan la apuesta por la humanización de la atención sanitaria y farmacéutica?
R. La humanización es inherente a la relación entre el profesional sanitario y el paciente. Con la tecnologización se ha podido incurrir en una despersonalización y viene bien, como contrapunto a la evolución técnica, recordarnos que tenemos que cuidar. Es verdad que es fácil incurrir en el eslogan, que en ocasiones se puede estar vendiendo humo, pero en farmacia hospitalaria, a nivel SEFH, existe un plan estratégico, donde no se trata de humanizar por humanizar, se trata de apostar por un FH que está para cuidar del paciente como parte del equipo asistencial.
P. ¿Para unos servicios de Farmacia más humanizados, haría falta más capital humano en los servicios de Farmacia?
R. Está claro que, para humanizar, el capital humano es importante. La humanización es una cuestión de calidad y cantidad. La calidad es la clave, pero la cantidad es importante. Si en Pacientes Externos mis compañeros ven 60-70 pacientes, la posibilidad de humanizar es menor.