La Comisión Europea (CE), en colaboración con la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y los responsables de las agencias de medicamentos de los Estados miembros, han hecho pública la primera versión de la lista de medicamentos críticos de la Unión Europea. En total se han identificado 268 fármacos sobre los que “hay que destacar que más del 40% de los principios activos utilizados en su elaboración se han desarrollado gracias a la biotecnología, como es el caso de las insulinas y las vacunas”, asegura la Asociación Española de Bioempresas (Asebio).
Según indica la entidad, desde la aprobación de la primera insulina humana recombinante en 1982, la biotecnología “ha transformado de forma radical el descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos”. A lo largo de las cuatro últimas décadas la industria biotecnológica ha marcado el pulso de la medicina con más de 300 medicamentos biotecnológicos aprobados para alrededor de 250 indicaciones diferentes. Cabe señalar que el 69% de los fármacos en desarrollo son fruto del avance de la biotecnología.
Además, actualmente hay un millar de moléculas en distintas fases de investigación en todo el mundo sobre las que se está investigando con el objetivo de encontrar nuevos principios activos terapéuticos o hallar nuevas aplicaciones para los existentes.
Sin duda, “la salud se erige como el campo de aplicación que más ha impulsado el desarrollo de la biotecnología a través de soluciones innovadoras. El último ejemplo lo hemos vivido con la pandemia provocada por la Covid-19 y el desarrollo de vacunas seguras y eficaces gracias a la tecnología de ARNm”.
El pasado mes de octubre la Comisión Europea inició un proceso de revisión para identificar el riesgo de dependencia existente en cuatro áreas que ha calificado como “trascendentales”, entre las que se encuentra la biotecnología (junto con la inteligencia artificial, los semiconductores y la tecnología cuántica). Unas tecnologías que han sido seleccionadas por los riesgos de dependencias y amenazas, pero también por su naturaleza transformadora y potencial a la hora de impulsar cambios radicales.
En este sentido, cabe señalar que además la Comisión Europea ha destacado la biotecnología en su Programa de Trabajo para el 2024 debido a su “alto potencial de crecimiento y productividad laboral”.
Con el objetivo de seguir la senda marcada por Bruselas, dado el elevado potencial científico y tecnológico con el que cuenta España, desde la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) se ha puesto en marcha la campaña 'Vida a la biotecnología'.
Una iniciativa que nace para poner en valor y dar visibilidad a la biotecnología como industria altamente innovadora en nuestro país, a través de un Compromiso fundamentado en reconocer su papel como clave para la autonomía estratégica de España y la Unión Europea, conseguir el establecimiento de un fondo para tecnologías estratégicas profundas, acelerar la llegada al mercado de las innovaciones biotecnológicas, impulsar el talento, fomentar la I+D biotecnológica y el fortalecimiento del papel de la Administración Pública como motor tractor de la innovación.
La campaña es la piedra angular sobre la que se sustenta la petición que desde AseBio, junto con la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (AESEMI), Fundación Cotec y Secpho, clúster de innovación tecnológica, han solicitado al Gobierno para crear un Alto Comisionado para Tecnologías Estratégicas Profundas y consolidar así la apuesta de España por estas tecnologías en un momento crítico para el futuro de Europa.
La biotecnología es un actor clave en la consecución de lo que desde la CE se ha denominado como Unión Europea de la Salud y garantizar el acceso de los pacientes a los medicamentos. La inclusión de los fármacos en esta primera lista de medicamentos esenciales no significa que sea probable que estos experimenten en un futuro próximo escasez, sino que se trata de prevenir su posible carencia para evitar importantes perjuicios a los pacientes y plantear importantes desafíos a los sistemas sanitarios europeos.