En el marco de la jornada organizado por IDIS, bajo el título 'Acceso a la innovación farmacéutica y sostenibilidad futura del sistema sanitario', ha tenido lugar una segunda mesa (ver información de la primera) en la que varios agentes del sector sanitario privado han incidido en el impacto que tienen los costes en farmacia para los centros privados y las aseguradoras. De hecho, representantes de uno y otro sector han aprovechado el encuentro, al que ha asistido un buen número de miembros de la industria farmacéutica, para pedir a los laboratorios una política de precios más amigable.
Las intervenciones más inicisivas vinieron del sector de los hospitales privados. Cristóbal Belda, director de I+D+i y Posgrado de HM Hospitales, hizo referencia a los precios con los que se están aprobando las CAR-T en Estados Unidos, con cantidades que rondan los 400.000 dólares por paciente. Calculó que en España podría haber unos 30.000 candidatos a recibir estos tratamientos, lo que implicaría, dijo, "consumir más del PIB del país" en el pago de los mismos. En su opinión, esto podría hacer "que las conocidas como CAR-T académicas", es decir, las que están emergiendo de la investigación pública, "se terminen imponiendo en el mercado a las comerciales", en referencia a las que han sido desarrolladas hasta el momento por Novartis o Gilead. Un escenario que, reconoció, no sería de su agrado.
Nerea Moyano, coordinadora territorial de Proyectos de Quirónsalud, tampoco se mordió la lengua, y reconoció que la irrupción de nuevos tratamientos, sobre todo en el campo de la Onco-hematología, que se lleva el 70% de su gasto en farmacia, está siéndoles difícil de manejar. En esta área, afirmó que se están encontrando con "moléculas innovadoras que no nos aportan mejoras de resultados, aunque mejoren la calidad de vida", cuyo uso está comenzando a ser reducido por su elevado coste. "Y es que, nuestros pacientes se merecen lo mejor, pero tenemos que ver a qué coste", subrayó.
Otra parte importante, aunque menor, del gasto farmacéutico, es la que dirigen al pago de los tratamientos para pacientes externos, que, dijo, "se ha triplicado últimos años". En este caso, se encuentran con el hecho de que los mutualistas recogen la medicación en sus hospitales, sin que estas empresas obtengan "beneficio ni rendimiento". "Lo único que podemos hacer ahí es gestionar de la mejor manera y llegar a acuerdos con la industria", prosiguió. Desde el público, una representante del Grupo Vithas aprovechó su pregunta para afirmar que los proveedores de sanidad privada "son empresas, no entidades de caridad", y por eso reclamó a la industria una especial consideración "para que puedan seguir dando esos medicamentos innovadores".
Entre los ponentes se encontraba José Ramón Luis Yagüe, director de Relaciones con las CCAA de Farmaindustria, que aguantó el temporal como pudo y mostró la disposición del sector al que representa para abordar con los agentes privados este tipo de asuntos. No obstante, puso en cuestión la carestía de los medicamentos si se atiende a los ahorros que se generan con su aplicación, al evitarse otras intervenciones. Puso como ejemplo a los antidiabéticos, que evitan amputaciones, ingresos, etc. O los medicamentos que curan la hepatitis C, y que generan ahorros muy significativos en transplantes, por ejemplo. También hizo referencia al efecto de la competencia, precisamente en estas dos áreas terapéuticas, donde la aparición de otros fármacos también innovadores para tratar las mismas enfermedades hace que el precio baje al poco tiempo de lanzarse el first in class.
Medición de resultados y nuevos esquemas
Como ya había ocurrido en la primera sesión, también hubo una alusión, por parte del propio Luis Yagüe, a la oportunidad que ofrece la medición de resultados de cara a la aplicación de nuevos esquemas de pago, de los que, dijo, "se contabilizan más de 50 diferentes". Esquemas que, en su opinión, son más aplicables en el sector privado, por su mayor flexibilidad, al no estar tan sujetos a las limitaciones presupuestarias de las administraciones. Este argumento no fue aceptado por la representante de Quirónsalud, quien aclaró que las entidades sanitarias privadas también operan con arreglo a presupuestos y a la necesidad de cerrar en positivo sus cuentas de resultados anuales.
El moderador, Cristóbal Belda, también lanzó la pregunta de si la solución no podría pasar por la elevación de las primas por parte de las aseguradoras, cuestión a la que contestó Gema Cancela, subdirectora médica de Asisa, otra de las ponentes de la mesa. Ésta opinó que ha calado en la población española la creencia de que "la sanidad es gratuita", lo que hace complicado convencer a la gente de que tiene que pagar más de 50 euros por una póliza. "Palabras como copago, o pago por franquicia, etc., no están adscritas en el ADN de la población, y eso hay que tenerlo en cuenta", señaló.
A su juicio, y en relación con la prestación farmacéutica, aseguró que "ha llegado el momento de plantearnos la sostenibilidad y la viabilidad del sistema actual", que, dijo, "en estos momentos comienza a no ser viable". La solución, apuntó, pasa "por buscar coaliciones para que lo sea". En un sentido similar se expresó Moyano, quien afirmó que la incorporación de la innovación "implica gestión", por parte de los proveedores privados, pero también "colaboración-diálogo entre las partes".
La representante de Quirónsalud reconoció, a este respecto, que los hospitales privados no cuentan actualmente con las "herramientas para negociar con la farma" y que eso les está haciendo llegar a su límite. "No sé cuánto más podremos mantener nuestra sostenibilidad", se preguntó, y pidió colaboración a las aseguradoras y la industria, para, entre todos, "buscar fórmulas innovadoras" y evitar los "precios abusivos". Éste término no fue bien recibido por Luis Yagüe, que justificó las cantidades que se piden por algunos nuevos fármacos con el incremento de los costes de desarrollo, al ser éstos más precisos y estas dirigidos a grupos de población más pequños.