Invertir más recursos en la partida sanitaria, mejorar el acceso a los nuevos medicamentos y medir los resultados en salud deberían ser prioridades en el proceso transformador del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así lo manifestó José Ramón Luis-Yagüe, director del Departamento de Relaciones con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, este jueves en el VI Congreso de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), celebrado en Madrid.
Lo hizo en un coloquio entre médicos, farmacéuticos, enfermeros, pacientes e industria en el que se intentaba dar respuesta al gran desafío que significa pasar de un sistema sanitario concebido para el tratamiento de pacientes agudos a uno marcado por la cronicidad, la dependencia o la digitalización, y ello en pleno debate sobre la necesidad de transformar el SNS tras la gran prueba de estrés que ha supuesto la pandemia y que ha hecho aflorar sus fortalezas, pero también sus debilidades.
A propósito de los recursos, recordó que, aunque en los dos últimos años se ha hecho un esfuerzo presupuestario para dar respuesta a las urgencias provocadas por la crisis del coronavirus, no es suficiente: “Para fortalecer el SNS es preciso mayor inversión. Si miramos a los países de nuestro entorno, con los que solemos compararnos, la realidad es que España está 1,5 puntos por debajo de lo que invierten en Sanidad en relación a su PIB”.
En cuanto al acceso a la innovación, subrayó que es una de las debilidades de España: “Los indicadores de acceso de los pacientes a los nuevos medicamentos no son buenos en nuestro país, a pesar de que somos líderes en investigación clínica (primeros de Europa por número de ensayos clínicos para coronavirus y segundos en estudios de medicamentos contra el cáncer). De nada sirve este liderazgo si no incorporamos esos tratamientos al SNS. Y lo mismo en el caso de la innovación incremental, es decir, la que aporta desarrollos y mejoras sobre medicamentos existentes, tan demandada por algunos colectivos de pacientes, y que hay que proteger. Para ello, desde Farmaindustria venimos realizando propuestas al Ministerio de Sanidad que permitirían mejorar nuestras cifras de acceso”.
“El medicamento es para el paciente”, añadió. Es él quien mejor puede ayudar a definir qué necesidades tiene, a qué debe responder el tratamiento que se va a investigar, cuáles han de ser los criterios para su evaluación y cómo se puede asegurar su uso adecuado con el fin de obtener los mejores resultados en salud y, por lo tanto, en eficiencia, explicó. En este sentido, recordó que en los dos últimos años han visto la luz dos guías orientadas a reforzar la participación de pacientes –adultos y pediátricos– en los procesos de I+D de nuevos medicamentos, ambas impulsadas por Farmaindustria y realizadas con representantes de clínicos, investigadores y, por supuesto, pacientes.
“Tenemos que ser capaces de medir lo que hacemos -dijo para concluir-. Medir los resultados en salud es conocer si se cubren las expectativas de los pacientes a los que van dirigidas las nuevas terapias y prestaciones”. Por este motivo, abogó por introducir la voz de los pacientes, a través de las organizaciones que los representan, en el análisis y puesta en marcha de las medidas que se tomen para introducir mejoras en el sistema sanitario.