Política

Ex altos cargos de Sanidad dan recetas para afrontar los retos del SNS

Cuatro ex ministros y tres ex secretarios de Sanidad han participado en sendas mesas de debate para abordar cuestiones como la financiación de la Sanidad, las CAR-T, la coordinación en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Imagen de la mesa de ex secretarios de Sanidad organizada por la Fundación Bamberg en el Senado.

El Senado ha acogido el 'Encuentro con ex ministros y ex secretarios generales de Sanidad', una jornada organizada por la Fundación Bamberg, con el apoyo de Novartis, en la que varios ex altos cargos del Ministerio han hecho memoria de algunas de las medidas con más calado de sus diferentes etapas y han planteado algunas posibles soluciones para la situación que deberá enfrentar el Sistema Nacional de Salud (SNS) en los próximos años. Aspectos como la suficiencia financiera, la coordinación de las políticas para aumentar la cohesión o la visión política de la sanidad han sido algunas de las cuestiones sobre las que han discurrido las opiniones de los representantes de gobiernos socialistas y populares.

En la primera mesa, la de los ex ministros, se han sentado los socialistas Julián García Vargas y Bernat Soria, mientras que el bando conservador ha estado representado por Enrique Sánchez de León y Dolors Montserrat. Cabe destacar, de sus intervenciones, las discrepancias entre Soria y la ex ministra en lo que respecta a la cuestión financiera. El primero, ha defendido "los fondos finalistas" para Sanidad, la única manera, ha opinado, que poner fin al déficit presupuestario endémico que tienen que enfrentar cíclicamente las autonomías. A este respecto, ha recordado "las inyecciones constantes" que se les han ido aplicando al sistema, después de las cuales ha vuelto a aparecer esta situación. "Esta una cuestión estructural que hay que solucionar", ha apuntado, una idea con la que se ha mostrado en desacuerdo la última ministra de Rajoy.

Para Montserrat, la cuestión de la financiación autonómica es también vital, pero, a su juicio, la solución no está tanto en que los fondos sean o no finalistas "sino en que sean suficientes". A este respecto, señaló que esto se tiene que determinar en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS). "Ahí se debe decidir qué es lo que queremos incorporar y qué recursos vamos a destinar", dijo, y se quejó de haber intentado "por activa y por pasiva, con horas y horas de reunión", que las decisiones de este organismo fueran "vinculantes", sin suerte. "Lo intenté sabiendo que no teníamos mayoría en el CISNS, pero con la idea de que eso nos iba a ayudar a en la calidad, la cohesión y la sostenibilidad". Julián García Vargas, pese a ser de otro signo, se significó a favor de las declaraciones de la ex ministra.

Tanto Soria como Montserrat ahondaron un poco más en la cuestión de la financiación para hablar de las CAR-T. Al respecto de estas innovaciones, que plantean un cambio de paradigma en el abordaje de los tratamientos, ya que hacen obligatoria la convergencia entre las empresas proveedoras y el SNS, Soria defendió que se dé un enfoque más amplio a esta cuestión a la que abogó por convertir en una "cuestión de Estado", implicando a otros ministerios, como el de Industria, o a la mismísima Presidencia del Gobierno. En su opinión, "hay que mantener la innovación en España, pero hay que aprovechar también la oportunidad de ser pioneros en cuestiones como la manufactura". En este punto, reconoció que, aunque la investigación académica es actualmente "un motor continuo de conocimiento en las primeras etapas de la vida de algunos medicamentos, necesita del sector privado" para llegar hasta el mercado. "Esa inteligencia en procesos regulatorios y en llevar productos al mercado no está en la academia, está en la industria y la colaboración con ella es la única forma de que se beneficie el paciente", concluyó. Para Montserrat la cuestión de las terapias avanzadas tiene que discurrir también en el CISNS, "que es donde podemos hablar de cómo incorporarlas para que su acceso sea independiente a la CCAA de residencia". Para ella, la cohesión es el principio que debe primar. 

Coordinación que defendió, también, a la hora de abordar la cuestión de la cronicidad desde el espacio sociosanitario, aunque echó en falta, en este sentido, un organismo que, como el CISNS, ayudara a coordinar las políticas de las CCAA en el terreno de lo social. En este sentido, consideró una ventaja que el Ministerio aglutine ambos segmentos, y llamó a hacer lo mismo en las autonomías, llamando la atención sobre el hecho de que solo Extremadura, así como Ceuta y Melilla, gestionadas por Ingesa, cuente con una Consejería que integre a ambos mundos. "Animo a las CCAA a conseguir la unión de lo social y lo sanitario para evitar desequilibrios. Muchas veces, las distintas consejerías ni se miran ni se tocan ni se cogen de la mano", aseveró.

El turno de los ex secretarios de Sanidad

En la siguiente mesa, la de los ex secretarios generales de Sanidad, se sentaron Rubén Moreno, José Martínez Olmos y Javier Castrodeza. Moreno y Martínez Olmos mostraron sus opiniones opuestas en lo que respecta al llamamiento que se viene repitiendo en el último tiempo relacionado con la despolitización de la Sanidad. Para el ex responsable popular, la gestión política sanitaria "no puede ser dogmática", como, en su opinión, ha ocurrido en la Comunidad Valenciana con el proyecto Alzira. Y es precisamente esta discrepancia que aún se mantiene entre algunos sectores del PSOE (hay otros que ven con buenos ojos la gestión privada de los servicios públicos) con los responsables de Sanidad del PP la que le hace dudar de la conveniencia de un Pacto de Estado: "Me preocuparía que alcanzáramos un Pacto y luego no se cumpliera".

Al respecto de la despolitización, Martínez Olmos ha puesto de manifiesto que, a su juicio, "sería un error", y ha explicado esta afirmación con el hecho de que el actual sistema sanitario sea fruto de una decisión o una opción política. "Otra cosa diferente", ha apuntado, "es que se le exija coherencia a quienes hacen política sanitaria, y que no digan una cosa cuando están en la oposición y otra distinta cuando llegan al Gobierno". Asimismo, se refirió a la crítica que se hace habitualmente a la elección de cargos por parte del partido que gobierna, y se mostró de acuerdo en que sería positivo que se garantizara "que los cargos se eligen entre los mejores".

Al margen de esta cuestión, los distintos ex secretarios dieron algunas recetas para abordar los retos del SNS. Moreno, por su parte, hizo una larga enumeración de prioridades, entre las que situó la evaluación y actualización continua de la cartera de servicios, la medición de resultados en salud, la atención sanitaria a los inmigrantes en los mismos términos que se hace en Europa, la reducción de las listas de espera, el diseño de una Estrategia sociosanitaria, la incorporación "ágil y responsable" de la innovación, la coordinación de la red de agencias de tecnología sanitaria, la aplicación de la compra innovadora, la apertura a las nuevas tecnologías, así como la transparencia y la rendición de cuentas. También defendió "la compra agrupada, no por imposición, sino basada en la conciencia de que es útil para ahorrar", como herramienta de sostenibilidad, la integración de servicios, bajo la premisa de que no puede haber de todo en todos los hospitales, y la retribución idéntica a los profesionales de las distintas CCAA, incentivando a los que más trabajen.

Castrodeza no fue tan claro en lo que respecta al modelo de remuneración a profesionales que el defiende, aunque consideró que es prioritario "dar un empujoncito a un nuevo escenario normativo para adaptarlo a las nuevas situaciones profesionales". Asimismo, defendió que "la cultura de la evaluación tiene que estar presente" y, como Montserrat, defendió que sea el CISNS el que tome "las decisiones que nos afectan a todos". De hecho, reconoció que una de las espinas que tiene clavadas es la de no haber conseguido un reglamento para éste organismo. 

Finalmente, Martínez Olmos defendió el modelo plasmado en las conclusiones de la ponencia de genómica como un modelo que bien puede servir de guía para la gestión sanitaria del presente y del futuro, atendiendo así a los retos que plantean el envejecimiento de la población, la cronicidad y los nuevos desafíos tecnologicos. "Las conclusiones de la ponencia aportan visión estratégica, visión de Estado. Empezando por que parten de un acuerdo unánime en algo que beneficia y es de interés para todos los agentes. Es el esqueleto de lo que tiene que ser la sanidad del futuro, ya que incorpora aspectos como el Big data, la protección de la privacidad, la actualización continua de la cartera de servicios con base en la evidencia científica, a partir de un análisis de coste-efectividad y con precios no abusivos, etc. Todos estos elementos deberían ser ingredientes de esa política de Estado. Eso y evaluar y dar cuentas", subrayó. 

Junto a la defensa de estos principios que, según él, deberían guiar a los gestores, el senador socialista lanzó un mensaje a las empresas del sector sanitario, a las que recordó que las sociedades modernas tienen ante sí retos como el de pagar las pensiones. Por eso, aunque reconoció a la industria su derecho de "aprovecharse de la situación actual", opinó que "debería elevar el foco" y no matar a la gallina de los huevos de oro, un mensaje que parecía tener que ver con los precios que se piden por algunas innovaciones.

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