Opinión

El plan de ‘No es sano’ no es sano

Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma, sobre la propuesta de 'No es sano' de expedir una licencia obligatoria a remdesivir, lo que permitiría a España producir en medicamento como genérico.

Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.

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Estamos en medio de una pandemia de enormes proporciones cuyo impacto actual, y más según las previsiones de futuro, se asemeja ya al de algunas de las guerras más importantes que ha vivido la humanidad. Pese a ello, algunos no se olvidan de seguir haciendo política con la Sanidad.

La Plataforma ‘No es sano’ ha reclamado al Ministerio de Sanidad que “aplique la licencia obligatoria al fármaco remdesivir”. La petición de esta plataforma implica que “pueda suspenderse temporalmente la exclusividad del titular de la patente para que el fármaco se produzca como genérico, asegurando así su suministro”.

La cuestión es que no hay nada que pueda justificar una decisión de este calado que supondría unas consecuencias de enorme trascendencia para nuestro país, más allá de la Sanidad y más allá del tratamiento del covid-19.

‘No es sano’ tenía decidido pedir la licencia obligatoria de remdesivir antes de conocer el precio que el laboratorio iba a pedir en todo el mundo. Da la sensación de que la petición hubiera sido la misma si la compañía hubiera pedido 50.000 euros por tratamiento que si hubiera pedido 1.000. Estoy seguro. La realidad es que el precio planteado por Gilead para todo el mundo (unos 2.000 euros por paciente) es un precio bastante por debajo de los precios de los últimos medicamentos lanzados, aunque ‘No es sano’ lo considere “injusto y abusivo”.

Solo desde la peor política se entiende aplicar una medida tan desproporcionada, que no se justifica desde el punto de vista económico, en un momento en el que hay que impulsar todo lo que se pueda la innovación a la búsqueda de tratamientos más efectivos y vacunas que nos hagan olvidar para siempre el covid-19.

Inconsistencias

En cualquier caso, son de destacar las inconsistencias que presenta la petición de ‘No es Sano’. A lo largo de su nota de prensa, critican “lo limitado” de los resultados alcanzados hasta el momento por el fármaco. Además, insiste en criticar al fármaco por supuestas “objeciones metodológicas en los estudios y modestos resultados que ha recibido una autorización condicional”. Por ese motivo, se entiende menos que ante un medicamento con esos supuestos “modestos resultados”, esta entidad reclame una licencia obligatoria en vez de exigir que no se use. Sería mucho más honesto.

Además, ‘No es Sano’ pone como excusa para expedir la licencia obligatoria a remdesivir la necesidad de asegurar el suministro del medicamento, cuando es sabido que la compañía se ha comprometido a entregar todo el medicamento que sea necesario y, así lo han confirmado tanto las autoridades nacionales, en palabras de la directora de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), María Jesús Lamas, como la europeas.

La campaña también avisa que la petición para remdesivir solo es la primera ya que reconoce que “hay muchos otros tratamientos en fase de investigación clínica que pueden estar por llegar” y en vez de alegrarse por la posibilidad de avanzar en la curación y que la competencia haga su labor, como ocurrió con la hepatitis C y permita un abaratamiento aún mayor de los precios, pide al Gobierno de España que “se prepare para afrontar otros casos de precios abusivos y posibles dificultades en la cadena de distribución con las salvaguardas legales que existen para ello”.

Por ello, parece claro que la plataforma quiere utilizar la fijación de precios de remdesivir y otros fármacos para el covid-19 como trampolín para relanzar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que ha promovido para cambiar la forma en que se deciden los precios de los medicamentos en España y que, de aprobarse, sería muy lesiva para los intereses económicos de nuestro país y, por supuesto, también, para la sanidad.

Tirar de licencias obligatorias nunca es una buena idea. Puede entenderse en países en desarrollo con nula defensa de la propiedad intelectual. Pero, para ellos, Gilead ha permitido la fabricación de genéricos de remdesivir con el objetivo de que nadie se quede sin el tratamiento. No obstante, en un país que quiere transformar su economía hacia una del conocimiento y la innovación no es una buena señal. Esta petición es, claramente, desincentivadora de la innovación y su aplicación indiscriminada y sin ninguna justificación transmitiría un mensaje de la falta de seguridad jurídica en nuestro país. Si hay riesgo de expropiación ante el desarrollo de un medicamento valioso, ¿Quién se va a arriesgar?

‘Medicamentos a un precio justo’ pide acabar con la evaluación económica y fijar los precios según el coste directo

La plataforma pone como una de las excusas para querer aplicar la licencia obligatoria a remdesivir la existencia de un estudio que calcula el coste de su producción en 5 euros. No obstante, el coste de producción y desarrollo de un medicamento no puede ser elemento para establecer su precio. Remdesivir fue desarrollado y testado para otra enfermedad, el ébola, ante la que fracasó y, por tanto, no recibió ningún ingreso por él. Este y otros fracasos de desarrollo que haya tenido la compañía tienen que ser compensados por los ingresos que generan los medicamentos que sí llegan a ser comercializados.

Remdesivir, ¿un tratamiento eficiente?

Además, al precio fijado por Gilead es muy probable que remdesivir sea coste-efectivo e incluso ahorre costes a los sistemas sanitarios tan solo con la reducción del número de días en UCI ahorra fácilmente costes superiores al de adquisición del medicamento.

Es cierto que aún no hay estudios que presenten la efectividad del medicamento en la reducción directa de la mortalidad, por lo que puede haber dudas sobre la efectividad de remdesivir y, por eso, tiene una autorización condicional que estará en revisión continua durante bastante tiempo. Pero lo que está claro es que, si este medicamento, como ya se ha demostrado, reduce las estancias en UCI de los pacientes más graves y el principal riesgo de este virus es el colapso del sistema sanitario y, en especial, las UCI, indirectamente sí que salva vidas al ofrecer a alguien la oportunidad de acceder a una de ellas al reducirse el tiempo necesario de estancia hasta curación.

Por último, me gustaría trasladar una reflexión muy simple para todos los que consideran que la industria farmacéutica especula con los medicamentos, que su desarrollo no es tan costoso y arriesgado como la industria asegura y que sería fácil desarrollar medicamentos mucho menos lucrativos: que monten un laboratorio y aporten medicamentos desarrollados por ellos mismos al precio justo que reclaman. Seguro que así impulsarán una mayor competencia con la industria, el desarrollo de más medicamentos y a un mejor precio gracias a esa competencia.

Por todo esto, creo que iniciativas, propuestas y políticas como las de ‘No es sano’, no son sanas para el desarrollo e innovación sanitaria y farmacéutica. La mejor iniciativa para incrementar la innovación y, al tiempo, reducir los precios es la competencia. No hay otra receta, cualquier otra alternativa artificial será efectiva a corto plazo, pero letal a medio y largo plazo. No sería sano.


José María López Alemany es director de Diariofarma.

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