El valor estratégico del sector para Europa atraviesa un momento “preocupante e incierto”. Así lo asegura la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia), que ve en la propuesta actual de la reforma de la legislación farmacéutica de la Comisión Europea, un factor “que pone en riesgo el futuro de la industria farmacéutica y supone una barrera más para el acceso de los pacientes a los tratamientos innovadores”.
Para contrastar con datos su postura, la federación ha preparado un informe en el que defiende su papel como creador de valor y en el que destaca la aportación del sector en investigación, economía y empleo, entre otros.
“La industria farmacéutica innovadora invierte en Europa 41.500 millones de euros para la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, emplea a 840.000 personas —de los cuales 125.000 desarrollan su labor en los departamentos de I+D de las compañías— y produce por valor de 300.000 millones de euros. Su cifra de exportaciones ya alcanza los 565.000 millones y aporta 175.000 millones de euros a la balanza comercial de la UE de los 27”.
Éstas son las principales cifras que arroja el informe The Pharmaceutical Industry in Figures 2022, con datos relativos a 2021, publicado por la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia).
El documento, “confirma que, además de impulsar el progreso médico a través de la investigación, desarrollar y poner a disposición nuevos medicamentos que mejoran la salud y calidad de vida de los pacientes de todo el mundo, la industria farmacéutica innovadora es un activo clave de la economía europea, porque es uno de los sectores de alta tecnología con mayor rendimiento en el continente”, se indica desde la española Farmaindustria.
La Efpia mantiene que la propuesta de la Comisión “contiene mejoras” en el marco regulatorio e impulsa la investigación de nuevos tratamientos para la lucha contra las resistencias antimicrobianas. Sin embargo también alberga medidas que “debilitan el sistema de incentivos a la innovación biomédica, en lugar de fortalecerlos”. Una clara referencia a la reducción de 8 a 6 años de la protección de los datos regulatorios (PDR), que en palabras de Farmaindustria “tendrá el efecto de reducir la competitividad de Europa en materia de inversión en I+D de nuevos medicamentos frente al empuje de otras regiones”.
Efpia afirmó prácticamente nada más conocerse el planteamiento de la CE que la actual reforma “supondrá una disminución del 25% en la I+D biomédica y la caída de la participación global de Europa del 25% al 19% en ensayos clínicos”. De hecho, las cifras que maneja la Federación muestran que “el crecimiento de la inversión en I+D en China fue más del triple que en Europa entre 2018 y 2022”.
“Además de los obstáculos normativos y la escalada de costes de la I+D, la industria farmacéutica ha sido duramente golpeada por el impacto de las medidas fiscales introducidas por la mayor parte de Estados miembros desde 2010”, reza el informe de Efpia.
Crecimiento regional
Frente a esta realidad, se está produciendo un rápido crecimiento del mercado innovador en países como Brasil, China e India, lo que está empujando la migración de esta actividad desde Europa a estos nuevos mercados en franca expansión. En concreto, estos países vieron crecer la I+D biomédica un 11,7%, un 6,7% y un 11,8%, respectivamente, en el periodo 2016-2021. Mientras, el crecimiento medio de esta actividad en los 5 primeros países de la UE fue del 5,8% y del 5,6% para Estados Unidos.
Esta deriva para la Efpia “tiene su consecuencia directa en la marcha del mercado del medicamento”. En 2021 América del Norte acaparó el 49% de las ventas farmacéuticas mundiales en comparación con el 23,4% de Europa. Asimismo, el 64,4% de las ventas de los nuevos medicamentos lanzados en el último lustro se produjo en Estados Unidos y sólo el 16,8% en los 5 principales mercados de Europa. Esto tiene un impacto directo en los pacientes, en los sistemas sanitarios y en la industria de la UE.
Y, por tanto, también impacta en la economía y el empleo. La industria farmacéutica innovadora es una de las que genera más empleos indirectos: tres por cada trabajador contratado por las compañías. Además, una buena parte de ellos son empleos de alta cualificación, muchos relacionados con el mundo académico y científico, lo que contribuye a prevenir una fuga de cerebros europea, dice el informe.
Europa “es un centro neurálgico de la ciencia y la innovación, pero esa innovación no se está traduciendo hoy en patentes y productos con la eficacia que debería”, asegura el informe. El desafío para las próximas décadas no es si la innovación biomédica ocurrirá, “sino dónde ocurrirá y cómo los pacientes en Europa pueden beneficiarse de este enorme potencial”, concluye.